—¡Wow, Emilio tiene un carro! —Su padre abrió su boca sorprendido, y dejó el periódico aparte para acercarse a la ventana y verlo.
—Sip, se lo dieron ayer porque ya sacó su licencia de conducir, llevaron el trámite desde el año pasado, su mamá decía que ya era tiempo de que consiguiera uno, le compraron una chatarra. —Alberto se quitó los lentes mientras veía el carro, su supuesta chatarra.
—¿Vas a algún lado? —Preguntó su madre mientras acariciaba los hombros de su esposo, que su mano fue hasta la contraria, la sujetó, y la besó. Su madre notó su ropa negra y el leggings de cuerina. —¿Vas al cine con Emilio?
Un rostro pícaro por el leggings, pero notó su vestuario negro.
—Mamá, por Dios, vamos a un funeral, el tío de Emi falleció. —Elena se persignó, y alzó sus manos al cielo. Los tres en la sala hicieron lo mismo mientras repetían:
"Dios lo tenga en su santa gloria."
Y Joaquín entrecerró sus ojos al haber notado que su madre notó su leggings, el ir al cine, y sabía el significado de eso. Se despidió de un beso en la mejilla, y salió, saludando a su mejor amigo, y entre comillas, amante. Había salido de su casa con el corazón en la boca.
—Buenas tardes. —La mirada de el mayor desde los pies hasta su cabeza, y sonrió. —Te ves bellísimo, Joaco.
—No creo que vayan al funeral, yo digo que van a una cita. —La pelinegra frunció su ceño mientras abría sus persianas, y su esposo a su lado también las abría a su altura.
—Emilio ama tanto a Joaquín, ¿Crees que su nuevo amigo le haya dado celos? Porque hoy comió furioso, amor. —Alzó su ceja, viendo a su hijo besar en la mejilla a el castaño, y abrió sus ojos.
—Cierto, estaba diciendo que Mario hizo algo, ¿Quién es Mario, y por qué le preocupa tanto a Joaco? —Elena se alejó de la ventana, y caminó a la cocina, siendo seguida por su esposo, ambos con una expresión teatral.
—¡¿Quién es Mario?! —Ambos dijeron al mismo tiempo, viéndose alterados.
—Amor, espera, un adolescente nos está haciendo preocuparnos por algo que no nos incumbe. —Alberto razona, pero su esposa finge llanto, viéndolo a los ojos.
—Lo sé, mi bombón de fresa, pero me encanta hacer estas actividades de teatro contigo. —Y ambos rieron, acercándose para besarse. —Pero me preocupa saber quién es Mario.
—Y a mi también. —Dijo serio. —Espero que Emilio le diga a Joaco que le gusta, que le encanta, que le vuelve loco, sólo espero eso. —La mujer junta sus manos con las de su esposo, y lo besa, para decir al mismo tiempo. —Amén.
—Emilio, me pica el oído. —El menor se quejó mientras tocaba su oído, y su amigo también se quejó.
—A mi también... De seguro el tío Luca está preguntando por nosotros. —Rió, volteando a verlo en el alto, y Joaquín asintió.
—Amo a tu tío Luca, es el más cool, nos deja hacer cosas que los otros no. —Razona al mismo tiempo que ve a su amigo sonreír, y Joaquín nota lo lindo que es el perfil de su mejor amigo. Suspiró, pero luego bostezó, fingiendo cansancio. —¿Estará ahí?
—Sí, obvio, es su hermano.
—Pero nadie lo quería. —Llevó su codo a la puerta, apoyándose ahí, y el otro rió.
—Lo sé, pero hay que dar una buena impresión en esos casos, tío Luca me llamó por teléfono preguntándome si iba a ir porque si no iba yo, todo iba a estar aburrido. —Chasqueó su lengua. —Pero también irá su esposo, el doctor Ortega.
—¿En serio? —Se quejó en su asiento, y metió sus manos a su sudadera, notando los 3 preservativos que había llevado "por si acaso". Relamió sus labios. —¿Nunca cogiste en un carro?
—Ehm, no. —El menor volteó a verlo, sonriendo.
—¿Te gustaría?
—No traje-
—Los traje yo. —Le mostró las tres bolsas con el látex dentro, y Emilio sonrió. Habían llegado a la funeraria pero todavía no se bajaban del carro, y Emilio se acercó a el menor para comenzar a besarlo.
En ese momento, todo su trato le encantaba. Podía besarlo, tenerlo, y tener relaciones sexuales con él, era todo tan perfecto. Sonrió de nuevo.
—Chico precavido, Joaco. —Sonrió, y volvió a besarlo con fuerza, y el mencionado no pudo hacer más que aceptar su beso.
—Podemos hacerlo contra la pared del baño y aquí, ¿No crees?
Y el mayor se separó sorprendido por la petición de su menor. ¿Hacerlo dos veces, cuando habían acordado sólo una vez por dos semanas? Se alejó, tomó el volante, y vio al frente, donde estaba el rubio fumando. Se sonrojó pero recordó que su carro estaba polarizado. Suspiró pesadamente.
—Mira, Joaquín, es mucho eso, ¿No crees? —Su mejor amigo se acercó a besarlo de nuevo y repetidas veces, haciendo resonar la humedad en todo el carro.
—Yo quiero hacerlo, ¿Tú puedes? Porque yo puedo, servirá para acostumbrarme a tu gran y maravilloso tamaño. —Emilio no sabia de dónde había venido ese perverso menor, pero sólo podía que le gustaba verlo de esa forma. Aceptó los repetidos besos.
—Dices que quieres que te acompañe al baño por un asunto de chicos y ahí hacemos eso, ¿Si? —Volvió a besarlo, hasta que una llamada a su vidrio los alertó. Era el tío rubio de Emilio llamándoles. El mayor bajó el vidrio con la palanca, y lo saludó.
—¡Emilio, trajiste a Joaquín, gracias por eso, ahora esto va a ser menos aburrido! —Una pareja de ancianos pasando a su lado lo miró feo, pero el rubio sólo rió nervioso. —Hola, nana Marcos.
—Hola, Luca. —Saludó amable el menor y su tío sonrió con dientes.
—Dios, lo amo tanto, limpien el bálsamo labial de sus labios antes de entrar, procuren no volver a tener un revolcón afuera de una funeraria.
—¿Qué?
—¡Me alegra que por fin hayan tenido relaciones! —Y otra pareja de ancianos pasaron. —A ellos no los conozco, no se preocupen.
Y su sonrisa estúpida hizo que ambos rieran, pero que bajaran los espejos para limpiar el bálsamo labial que se corrió de sus labios.
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He vuelto después de un corto tiempo en donde pasaron demasiadas cosas... y pido disculpas a la autora y a ustedes por haber demorado en volver, pero espero estar más activa con la adaptación.
La Iris que no se llama Iris, les ama. ♡
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Diet Of Sex || Emiliaco
Fiksi Penggemar''Emilio Marcos, ayúdame a bajar de peso.'' · Adaptación