EIRA
Aquella mirada suave se posaba sobre las pequeñas pecas que adornaban mi rostro. Trataba de asimilar cada espejismo mientras descansaba junto a mí llenándome de su exquisita fragancia. Debo admitir que olía a un aroma más sofisticado y gel de ducha que me recuerda a la frescura del bosque. Increíblemente había comenzado a confiar en él. Dijo que me conocía mejor que nadie, que estaba dispuesto a ayudarme y que no permitiría que nada malo me pasara.
¿Qué tan cierto era eso?
Quería saber más de él, de aquel ángel guardián. Quién lo diría.
Estaba tan absorta en mis pensamientos, viendo cómo se frotaba el cabello ondulado y peinado hacia atrás. Me había prometido contarme todo y sé que una historia se cuenta sobre otra historia.
Además de que, dejar que un desconocido husmeara mi habitación resultó ser una experiencia nueva, aunque estuvo aquí mucho antes. Aun me preguntaba cómo es que se verían sus alas, si era como en los libros de fantasía, si volaba por todo lo alto o si solo desaparecía con un polvo de hadas. Sabía que esto era una locura y pensar que Timothée era solo un hermoso rostro con muchos años más de vida. En cambio yo, podía morir en cualquier momento, si es que el ser supremo lo permitiese.
—Estoy aburrida —dije con tono enervado.
—¡Salgamos! —propuso inclinándose hacia adelante y la sensación cayó sobre mí.
—Pero ya es tarde.
—Ven conmigo —Susurró cerca de mi oído para que solo yo pudiera escucharlo.
—¡¿Qué?!
Me tomó del brazo con una delicadeza y no sé cómo sucedió. A su lado traté de despejar mi mente y por primera vez desde aquel día estaba teniendo contacto físico con alguien. Enseguida, me fijé en los lunares de su cuello y en su postura intelectual tal cual estatua de mármol que estaba en movimiento. Por un momento quise extender mi brazo para apartarlo, pero no estaba bien que hiciera eso y Dios enfadaría conmigo al dejarme llevar por mis instintos.
Avanzamos entonces por la silenciosa calle y las farolas se moldearon en nuestros rostros exhibiendo escasas sombras. Por lo pronto, reinó el frescor del aire manso y un cuervo con sus alas extendidas voló en lo alto a larga distancia. Mis manos se aplanaron en los bolsillos de mi chaqueta e inhalé con fuerza como hace un rato. Él no se esforzó mucho en notarlo y el mundo a mi alrededor dejó de existir por un instante.
Extrañamente un calor escaló a mis mejillas carmesíes y me sentí confundida a no saber qué hacer. Aún con lo poco que conocía a Timothée, estaba de los nervios. Era oscuro como la noche y las aves lo veneraban. Su rostro entonaba cantos melancólicos y tomaba forma en medio del acontecer.
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Cenizas Del Edén
Paranormal🎖Finalista de los Premios Watty 2023🎖 Asheville, un pueblo maldito. Habitada por un ejército de demonios y otros seres sobrenaturales. Forman parte de la Legión Ardiente. Todo gira en torno a Paimon, el señor de la muerte. Seductor, embustero y p...