"Un mes para disfrutar"

"Adolescencia"

La alarma derribó todo sueño que podría tener, no sabía si agradecer o tirar ese aparato a la basura. Su frente sudaba y su respiración era lenta, una mezcla de sentimientos se cernían en su cabeza confundiéndolo, no sabía cómo sentirse al respecto, pero "sucio" era la palabra que más sentía lo identificaba.

No entendía que pasaba, no podía creer como su mente había cambiado tan rápido, como había cambiado su forma de verla.

Su amistad había comenzado desde que tenía memoria, sus padres tenían una buena relación con su padre desde que eran bebés, así que desde ese momento nunca se habían separado.

—'¡Neji!'— su voz dulce, animada y efusiva llamándolo se iba apagando cada vez más, reemplazando el tono por una más suave y atorciopelada, casi como un susurro acariciando su oído que le ponía los pelos de punta, se sentía sucio de solo pensarlo, pero no podía ignorar que le gustaba aquella sensación que solo se encerraba en sus sueños, sueños que habían sido más recurrentes conforme más detalles notaba cambiaban en ella.

Aún recordaba la primera vez que sucedió y la posible razón. Tenten solía quedarse cada verano en su casa, sus padres solían ir durante las vacaciones al campo para visitar a otros familiares, pero ella lo detestaba, mejor dicho, detestaba estar lejos de él, o eso le decía cuando por las noches acampaban en la sala de su cómoda casa, era una niña que solo jugueteaba, pero ahora dudaba, ¿realmente era por él?, su corazón se aceleraba de solo pensarlo.
Pero este último verano no pudo ser como los demás, Tenten fue obligada a irse, su madre estaba demasiado empeñada en hacerlo, algo que extrañó a ambos, pero Mito parecía hablar enserio, así que Tenten no tuvo más remedio que aceptar a regañadientes. Él al principio lo había aceptado sin problemas, Tenten era efusiva y aunque estaba acostumbrado, talvez esto podría ser un descanso y rellenar la pila para más años de su compañía, pero al cabo de una semana se arrepintió, un sentimiento de soledad lo inundó, la extrañaba. Esa noche tomó las sábanas que solían usar para crear su campamento y se quedó a dormir ahí durante el resto del verano, solo, pero dejando aquel espacio vacío a su lado.

Cuando el verano terminó, por primera vez sintió una emoción que no recordaba haber sentido antes por nadie, aquel día se levantó a primera hora y la esperó en la puerta de su casa casi una hora antes, expectante para verla aunque su rostro estoico no lo reflejará.

Levantó el rostro cuando por fin aquel auto que reconocía se paró enfrente, se levantó y se iba a dirigir hacia ella cuando de pronto la puerta trasera se abrió y ella salió del auto, sus pies dejaron de responderle, ¿ella era la misma Tenten?, había cambiado, sobretodo la parte de enfrente que comenzaba abultarse.

—'¡Neji!'— le gritó en cuanto lo vió, soltando las bolsas que tenía en mano para poder abrazarlo, su cabello olía igual que siempre pero está vez se sentía nervioso que le costó recibir ese gesto, más aún sintió en su pecho aquello que solo había visto, tal parecía por fin había llegado aquella etapa que había estado ignorando en su cuerpo, pero en el de ella, no podía pasar desapercibido. Esa fue la primer noche en la que no pudo dormir bien.

Comenzó a evitarla, no quería sentir aquello, ella era su amiga y nada más, tenía miedo de perderla. Por suerte había llegado su prima Hinata, quien había insistido en estar en el mismo colegio que ellos, así podía evitarla sin que ella lo notará por pasar más tiempo que Hinata, pero se había equivocado.

—'Neji...¿me odias?'— le preguntó con mirada baja y triste, se sintió culpable, de niños le había prometido siempre cuidarla y protegerla y ahora él la estaba lastimando.

Él nego, pero Tenten notaba que había un problema

—'Entonces, ¿por qué...'— Tenten guardó silencio cuando notó que el chico parecía estar reprimiéndose, no sabía de qué pero debía estar pasando por un momento difícil que talvez le contaría después.