❤️CAPÍTULO 25👑

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CAPÍTULO 25

Dante intenta desabrocharse el cinturón, pero Axya retrocede en la cama y gimotea mientras trata de alejarse de él.

Victorio la mira y le toca el brazo, tomando su mano.

—¿Qué...pasa...hermosa?—le pregunta, sonriendo como un pervertido, pero en ella nace una vorágine de sensaciones al notar su sensual cuerpo, su mirada profunda y el tacto impactando contra el suyo, arrojando chispas ante la batalla de pensamientos y sensaciones que impactan en toda la superficie de tu cuerpo—. ¿Por qué mejor no te acercas más...?

Ella sabe que esto está mal.

Jamás estuvo íntimamente con un hombre antes de lo que se atrevió a hacer con Victorio, y puede que parezca un poco paradójico, pero su madre cruza por su mente haciéndole saber que tarde o temprano cometería sus mismos errores y arruinaría su vida, dando vida a todas las pesadillas de su ser.

¿Este es el presente que ella esperaba? ¿Y su futuro?

—Victorio, reacciona—le pide.

Pero cae en la cuenta de una cosa.

La droga no hace más que deshinibirle, él no está mostrando una persona diferente a la que ya es. Y ella no está cediendo a algo que no desea, sino todo lo contrario.

—Bombón mío. Tan tierna y ansiosa por esto—determina Dante, sentándose a su lado. Tiene el cinturón desabrochado y algo muy abultado se erige hacia arriba con asombrosa firmeza.

Toma su mano e intenta llevarla hasta ese abultado miembro que se marca como algo de dimensiones monstruosas.

Ella creía haberlo visto todo ya en algunos vídeos porno que buscó en algún momento mientras intentó masturbarse con cremas humectantes, pero esto superaba cualquier expectativa y fantasía.

Lo que es aún peor: despertaba aspectos en sí misma que no creía que estuvieran ahí o que le harían compartir algo con otros hombres.

—¡N-no por favor!—trastabilla con sus palabras al intentar quitar la mano, pero su contrincante resulta ser un tanto más rudo y la sostiene por la muñeca antes de que eso suceda.

—Te quedas conmigo—le asegura.

—¡Suéltame! ¡No me hagas esto!—le dice, pensando en que se ha convertido en una chica mala, sucia por hacer lo que hace.

Primero, una felación a un chico que no significa nada en su corazón y, segundo, la culpa de sentir deseos por alguien que es malvado, que solo busca humillarla y por quien se derrite por poseer la más malvadas de las bellezas.

—Firmaste ese acuerdo—le contesta Dante, arrastrando nuevamente la mano de Axya hasta su miembro viril—. Así que eres mía.

—¿Que yo hice...qué?—suelta ella, pensando que quizá la está confundiendo con alguien más.

¡Ella jamás hizo un trato con Dante!

—Firmaste tu acuerdo para ser la nueva esposa del rey.

—¡Tu no eres el rey! ¡Ni siquiera estás de acuerdo con la monarquía!

—Pero soy quien tiene el poder ahora mismo que todo se ha convertido en la revolución que todo el mundo estaba esperando.

—¡Le darán...su merecido, Teniente Brown!

—No si yo te lo doy a ti ahora.

—O te lo damos...

Victorio toca el cuello desnudo de ella y la hace retroceder con la espalda sobre el colchón. De este modo opta por inclinarse sobre su boca pega sus labios a los de ella en un beso que hace dudar cada una de sus certezas.

Con la cordura pendiendo de un hilo, se rompen todos sus esquemas en el momento que un cosquilleo profano nace desde su estómago y pone a vibrar su entrepierna al sentir las manos de Dante liberando su ropa desde la cintura hacia abajo. Su cuerpo queda al descubierto mientras las manos se clavan a las sábanas mientras Dante la sigue besando y sigue luchando contra sus partes instintivas que la someten a la idea de que está a punto de estallar producto de la excitación.

Entonces no lo soporta más y sus manos ceden, aferrándose a la amplia espalda de Victorio en el momento que un intenso cosquilleo se vuelve tortuoso al sentir la barba de Dante rozando la piel sensible entre sus piernas.

Lo siguiente son los labios del Teniente explorando su sexo húmedo y palpitante, consiguiendo que un gimoteo cargado de tensión escape desde su garganta, aún con su boca agolpada contra de la de Victorio, mientras allá afuera, el mundo entero parece transitar un colapso.

Veni Vidi ViciDonde viven las historias. Descúbrelo ahora