❤️CAPÍTULO 29👑

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CAPÍTULO 29

Brown no tiene en absoluto que ver con lo que Victorio tiene planificado, de hecho, tampoco está al tanto de que él se conoce mejor el palacio de lo que los medios de comunicación han sido capaces de captar respecto de las visitas que el muchacho ha dado en el palacio. Ha sido extremadamente complaciente ante la opción de responder a Axya con sacarla del lugar, llevándosela entre escondrijos en busca del invernadero que tiene comprometido la reina como su lugar predilecto a la hora de tener que escapar de la realidad. Porque es su espacio de meditación. Con ingresos y recovecos que solo ella conoce, en busca de que no surjan intrusos capaces de sacarla del momento zen, de su estado de conciencia tal que no pueda perder su foco.

Ella sabe de este espacio tan bien como nadie en el mundo. Tiene todo lo que hace falta para que en medio de una guerra, nadie les encuentre. ¿Por qué Victorio conoce este lugar? Es precisamente la pregunta que deviene en la chica que ha dedicado toda su vida recomendando libros y sabe, mediante las enseñanzas de la ficción, que toda persona de poder cuenta con el espacio necesario para estar a solas de cara a sus propios pensamientos.

—¿Qué haremos acá?—pregunta ella en cuanto Victorio empuja una estantería con caléndulas y pasan a una habitación extra que solo se ilumina por velas. Él toma un mechero junto a la entrada y enciende las velas. Hay almohadones y sillones al centro, el lugar también cuenta con generadores de calefacción propios y los elementos necesarios de subsistencia como cocina y baño.

No estaba preparado como un búnker antibombas o refugio, eso es evidente, pero lo que maravilla de inmediato a la joven son los libros en el lugar.

¿Qué clase de libros tendría alguien que necesita pensar a solas y salir observando la vida de un modo diferente? Por supuesto: libros de estrategia de guerra y otros de ciencia ficción. Es lo que se necesita como inspiración para poder dar cara a los desafíos que el mundo puede tener preparados.

—Sobrevivir, claro está—dice él mientras se mete en la cocina y saca unos panes frizados para meterlos en un horno eléctrico y busca en una nevera algunos frascos para hacerse emparedados.

—¿En serio nos quedaremos aquí encerrados sin hacer nada?

—Comeremos. Porque tenemos que comer algo. La cena anterior no fue precisamente muy abundante. O lo fue por demasiado.

—Yo diría que pecamos de lujuria antes que por gula.

En el instante que Axya cree haber superado cada uno de sus preceptos, termina por colaborar en revisar los panes, preparar jugo y algo fresco, aunque las cosas que hay aquí abajo no son muy naturales que digamos (sí, está preparado como refugio definitivamente es lo que a ella le hace cambiar de opinión).

Hay refugios que la gente conoce y los hay otros que nadie conoce.

Una vez que ya tienen los emparedados listos con mantequilla y mermelada, jugo de naranja artificial y unos panquecitos que acaban de pasar por la cocción al estar en modo de preparación en vilo.

Terminan por llegar a la decisión de sentarse en los almohadones de meditación para comer, cuando Axya decide que es hora de darse una ducha. Pero después de este necesario desayuno. Luego su cuerpo necesitará de algo caliente como un té o similar, aquí debajo está un poco fresco.

Tras algunos esfuerzos de repensar su situación, decide romper el silencio con su interlocutor y le pregunta al fin:

—¿Cómo es que conocías este lugar?

—Mmmjjjj—carraspea—. ¿Crees que esta es la primera vez que vengo al palacio? De hecho, lo conozco muy bien, de extremo a extremo.

—Hasta los rincones secretos de subsuelo.

—Inclusive esos. Sí.

—¿Crees que sea necesario dar con un nuevo destino o esperamos aquí hasta que nos encuentren?

—Eso no sucederá.

—¿Por qué estás tan seguro?

—No es algo intuitivo el desbloquear el acceso a la estantería que da entrada a este espacio. La gente buscará entre los túneles, los calabozos o el despacho privado de la reina para poder ingresar a sitios similares a este. Pero no serán este.

—Es interesante. ¿Y cómo sabías que Kiera tenía este espacio? Parece más bien un contexto donde meditar.

Aunque claro estaba para ambos que no habría posibilidad de meditar en medio del caos que tenían de fondo. Por momentos parecía acompasarse el ruido de las explosiones, los gritos y los disparos, pero seguían siendo una constante que parecía no querer detenerse pronto.

—¿En serio quieres saberlo o son solo preguntas para matar el tiempo?—el tono de él suena desafiante.

—Quiero. En serio.

—En sus intentos de ser una madre presente durante mi adolescencia, ella me trajo a este lugar a meditar. Esperaba que con la meditación pudiese encontrar mi yo interior y tomarme con calma el desastre que creó en mí al abandonarme.

—Si intentó establecer una relación contigo y lo intenta al día de hoy es porque quiere ser una madre presente.

—No lo creo en absoluto.

—Créelo.

—Dios, una madre presente... Ella intentó por todos los medios acercarse a ti, Victorio.

—Sin reconocerme jamás.

—¡Lo hizo! ¡Y lo hace ahora!

—No. Me tuvo escondido.

—¿Por qué haría eso? ¿No piensas que quizá quería esconderte para protegerte de la prensa? Ya sabes cómo es estar en el ojo de la opinión pública, estás siendo un poco egoísta, hombre.

—Me escondió con otro objetivo. Me vetó de vivir con mi madre porque eligió a otro hombre antes que a su hijo.

—¿A tu padre? ¿Qué hay de él?

—No sé quién es mi madre.

—¡El rey! ¡Él es tu padre!

Su silencio otorga.

Caramba.

Entonces...

—Un momento—murmuro, sumando dos más dos—. Tú...estás queriendo decirme que...el rey...

"Mi cabeza grita ¡eureka! mientras las piezas de este rompecabezas comienzan a armarse dentro de mi raciocinio" se dice Axya a sí misma.

Tenerlo escondido, si es por ese motivo, habrá tenido sentido.

Y también razón de ser su resentimiento para con la reina.

Ella no lo eligió a él.

—Dilo—la insta Victorio—. Dilo, Axya. Ahora sabes un secreto que pondría tu vida en peligro, ¿lo sabes? Y también te otorga un poder decisivo.

—El rey—murmura, consternada—. El rey no es tu padre.

—Exacto. Todo es una mentira para perpetuar el poder con un heredero a la corona. Serán una reina ilegítima, tu no puedes ser esclava del rey. Ambos somos, en realidad, esclavos de una reina.

Una que está a punto de perder todo su poder.

Veni Vidi ViciDonde viven las historias. Descúbrelo ahora