La Flor y el Sapo

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Una fábula infantil para ser reescrita el día de hoy.

Uno de los mejores cuenta-historias para mí en la actualidad es Carlos Canales CCS (Es sencillo ser feliz) lo encontré en la red social TikTok hace relativamente poco tiempo, un español con un extraordinario talento para narrar fábulas (muchos saludos y felicitaciones) que son ilustrativas para pautar un comportamiento o una conducta especifico, sin duda que las historias de este género son las mejores para hacerlo, mención aparte merece el estilo característico de Carlos que las hace amenas y divertidas, me declaro su seguidor.

Hace un par de horas escuché un relato de este "tío" que me pareció importante reseñar La fábula de la flor y el sapo.

En cierto lago existía una flor, su belleza resaltaba por encima de todas las demás e incluso de los animales que por ahí se aparecían, su majestad era tal que no había animal, insecto o ser humano, que pasara por ahí y no se diera cuenta de su presencia, al punto que todos quiénes la veían la apreciaban con reverencia, pero también les sorprendía el hecho de que hubiera sido capaz de crecer en un ambiente tan hostil y agresivo como ese lugar.

A pesar de lo anterior la belleza de la flor era eclipsada, ya que, junto a la misma, se paraba un sapo enorme, verde, y que para muchos de los que pasaban por el estanque les resultaba con una apariencia grotesca, pero que invariablemente estaba ahí, en el mismo lugar sin moverse, sin despegarse.

Es obvio que el contraste entre la belleza de la flor que causaba admiración y la apariencia del sapo feo que causaba repulsión convertían el paisaje en un sitio único, esa mezcla de belleza y fealdad parecía una simbiosis rara, impensable pero también inseparable.

En cierto momento, la flor se convenció de que el sapo solo le estorbaba y de que nadie se acercaba a ella porque su inseparable compañero los ahuyentaba, al parecer esa relación única entre ambos seres tan desiguales les funcionó para su supervivencia.

Así fue que hasta un día la flor cansada de que el sapo le hiciera sombra le ordené que se fuera – Sabes, hace tiempo que estás aquí y solo me estorbas, nadie se acerca a verme a pesar de que soy hermosa, tanto así que incluso los otros insectos que antes paraban a observarme ahora solo siguen de largo sin voltear.

El sapo guardó silencio, miró hacia ambos lados como si estuviera buscando una respuesta, levantó la vista hacia donde estaba el sol, el intenso calor le había quemado la espalda, rozó con su pata la superficie del agua donde flotaba sobre una hoja, debajo estaba lleno de pequeños peces que le mordieron, finalmente logró darse cuenta que a cierta distancia de ahí estaban otros depredadores – si esa es tu decisión, la respeto, me voy – dijo el sapo, luego se movió de su sitio, brincó en grandes saltos hasta el otro lado del estanque, la flor suspiró de alivio, ahora por fin era libre.

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Al paso del tiempo, el sapo regresó hasta el sitio en donde estaba la flor, la miró marchita, a punto de morir – ¿Qué te paso flor? – le preguntó, la flor casi sin energías volteó a ver a su antiguo compañero – desde que te fuiste el intenso sol quemó todos mis pétalos – contestó – lo sé, porque cuando me paraba junto a ti era mi cuerpo el que te protegía – además los insectos devoran mis raíces y no puedo alimentarme – agregó – si también lo sé, yo era quién se los comía para que no se te acercaran – le contestó el sapo se despidió con cortesía, y se fue de ahí.

Jamás nunca se volvió a saber de ninguno.

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La presente historia tiene muchas interpretaciones, estoy seguro que cada uno de nosotros proyectará su propio sistema de creencias en la misma, pero así es el lenguaje, ya que habrás quiénes encontrarán tiránica, violenta y asimétrica la conducta del sapo respecto a la flor, habrá otros que mirarán la vanidad, el orgullo y la soberbia de la actitud de la flor sobre el sapo, ambas son posturas que supongo que son válidas y que se dan en la interpretación, pero me permito mirar una tercera posibilidad que es la que voy a describir a continuación.

Hay quien escribió que todo depende del cristal con el que se mire, pero creo que muchas veces sobre valoramos nuestras capacidades y subestimamos las de los demás, entiendo la postura, finalmente somos el personaje principal de nuestra propia novela, en esta lógica a veces nos pagamos más de lo que somos y no miramos el conjunto de circunstancias ni a las personas que nos permitieron estar en alguna posición, a veces hasta rechazamos a personas que creemos que son menos que nosotros y hacemos oídos sordos de quienes creemos que no tienen nada que aportarnos.

Creo que la humildad en su concepto justo, es una garantía de mayor certeza a la hora de hacer juicios valorativos, sin duda siempre es bueno levantar la vista, y saber que estamos a hombros de la gente que nos cargó para mirar un poquito más lejos (parafraseando a Newton).

Nunca ver a nadie por debajo del hombro, sino solo para ayudarlo a levantarse, es para mí el gran mensaje de esta fábula, que nos enseña que nadie jamás es menos que otra persona.

Pero claro la mejor opinión siempre es la del lector.


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