Ítaca. - Sobre si la disciplina eventualmente vencerá a la inteligencia.

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Hace un par de años recibí un correo electrónico con este título "La disciplina eventualmente vencerá a la inteligencia" lo abrí, enseguida descubrí un link que lo remitía a YouTube, era la grabación de una charla de un orador colombiano japones, Kenji Yokoi, escuché el discurso completo, pero me disgustó la idea sobre la que cierne la idea principal, que parafraseando sin autorización del orador, su tesis era que una persona disciplinada y metódica, podía vencer a alguien con talento, rechacé esa afirmación de inmediato pero supongo que me sentí así porque en mi imaginación creía pertenecer al segundo grupo, y de algún modo yo era de ese selecto grupo de escogidos por la naturaleza o la suerte, esperando por su momento estelar.

(Les adelanto el final, que no era ese el caso).

No fue sino muchos años después que entendí que no existe tal cosa como los así mal llamados seres dotados, brillantes, virtuosos o con talentos innatos, dechados de cualidades únicas que pertenecen a unos pocos afortunados que tuvieron la fortuna de ganar la lotería genética, lo mejor sin comprar boleto.

Es curioso, porque el fin de semana pasada, más de diez años después que escuché ese discurso por primera vez, lo volví a encontrar en redes sociales, así que no puedo decir si fue el algoritmo en internet, la suerte, coincidencia o que fue el resultado de un proceso aleatorio por el tipo de contenido que regularmente que veo en redes sociales, quizás solo fue suerte, pero oh sorpresa, me apareció el video completo como sugerencia, no dudé ni un momento, lo escuché de nuevo, esta vez con mejor audio, el mensaje ahora me pareció más profundo, noté matices que pasaron inadvertidos la primera vez que lo oí cuando estaba nublado por la creencia de tener talento, pero además de todo, es que esta vez analicé con mayor cuidado la premisa principal que en el pasado me pareció odiosa.

Al inicio de este 2021 leí un libro extraordinario que se llama Uno de Anders Ericsson un profesor de psicología que estudió durante años aquellas personas que en la experiencia cotidiana se les conoce como superdotados, extraordinarios, gente excepcional para escribir un libro de más de 400 páginas sobre la materia.

Ericsson relata las extraordinarias capacidades del ser humano, concluye que la genialidad, la brillantez y la excepcionalidad de un individuo en cualquier materia, depende en un noventa por ciento de las veces en la ejecución de un proceso que el considera como "mejora continua", esto es repetir una actividad de manera repetida de tal manera que forcé a nuestro cuerpo, imaginación, inteligencia o pericia un poco más que el día anterior pero sin que esta actividad terminé por agotar y minar nuestro cuerpo-mente, avanzar un poco más cada día, pero sin terminar exhaustos o quemarnos por esforzarnos en una meta dónde aún no estamos preparados.

Quiero parafrasear esta idea y redondearla como una frase que leí alguna vez, "no se empieza a correr, haciendo un maratón."

En el mismo libro memoricé una frase extraordinaria de Isaac Newton y citó "Nocte dieque incubando" que se traduce como pensando en ello día y noche, Ericsson cree que la genialidad de todos los grandes artistas, escritores, científicos, deportistas, de la historia se cimenta sobre la base del esfuerzo cotidiano, consistente, en mejorar un poco más que el día anterior, esto como digo, es solo una idea muy general y simplista de un libro que recomiendo leer, pero que me ayuda a exponer este caso.

Hoy estoy convencido que no existen seres superdotados, tampoco creo que haya un destino aguardando para cada uno de nosotros, y al que debemos aguardar/esperar para que se cumpla (podría ser, pero yo no lo creo).

Conozco gente que desperdicia y desperdició mucho tiempo de su vida, esperando a que llegué su gran oportunidad en la vida, pero tristemente para todos ellos ese momento nunca llegó, ni llegará (pero sinceramente les deseo lo mejor además siempre hay tiempo.

Hay un poema de un poeta griego Constantito de Cavafis, titulado Ítaca, un bellísimo texto que resalta que es el viaje y no el destino es lo que importa, porque es gracias a esa visión nos pusimos en marcha en primer lugar.

Ahora bien, que hay para aquellos que son inteligentes o creen serlo, a ellos les puedo decir que las facilidades y las posibilidades que tienen por ese "algo" llamado inteligencia, lograrán sus mejores frutos si son capaces de navegar a través del mar de la paciencia, la diligencia y la disciplina.

Pero ustedes dirán, con qué objeto la disciplina, perseverancia, dedicación, o pongan aquí el nombre que gusten, quiere vencer a la inteligencia, yo creo que la una no excluye a la otra, sino que se complementa para lograr esa Ítaca que tienen en mente, ya sea cultivarse en algún arte, ciencia, o tarea, qué importa si tiene un beneficio inmediato o no, dejemos un lado la lógica del beneficio, y persigamos nuestra Ítaca.

Ahora estoy convencido que esa frase milenaria de la cultura japonesa, es tan poderosa como nosotros creamos en ella, y si el poder de la constancia, de la disciplina son fundamentales para lograr un objetivo.

Por ejemplo creo que un pésimo escritor deja de serlo, si escribe todos los días, con pasión, con tenacidad, con paciencia, si mantiene firme en el horizonte esa Ítaca de escribir aunque nadie lo lea, aunque nadie lo publiqué, sino por el gusto de escribir, ese mismo ejemplo multiplíquenlo en cualquier materia o área de la vida, a la que deseen dedicar su tiempo, yo los invito que sean en cosas desprovistas de utilitarismo, pero incluso y es válido que quienes si lo utilicen para maximizar la lógica del beneficio, lo celebro para todos los que así lo consideren.

Finalmente estoy convencido que el resultado ya sea con un fin utilitarista o no, es decisión personal y lo puedo resumir como escuché una vez en algún otro sitio, el resultado es uno por ciento de inspiración y noventa y nueve por ciento de transpiración. No hay atajos.

Hoy día, ya no creo que nada me va pasar porqué ese es mi destino, menos creo que exista estos seres que ganaron el derecho de triunfo porque fueron los afortunados en la lotería de la vida, ya no creo nada de eso, lo que sí creo es que solo con diligencia, es posible navegar por ese vasto océano que es la vida, persiguiendo mi propia Ítaca que apenas si se alcanza a ver muy lejos en el horizonte.

Que, si creo que, si la disciplina superara eventualmente a la inteligencia, estoy seguro que sí, más aún creo que solo a través de la disciplina se puede alcanzar la inteligencia, y que una de las grandes distinciones en este mundo es entre los que son disciplinados y los que no.

"Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado"

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