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Soobin se había despertado de golpe esa noche, miró el reloj, eran las cinco de la mañana. Se tocó el rostro sintiendo las grandes gotas de sudor recorrer la piel de sus mejillas, se apresuró y sacó unos pañuelos de los cajones de su buró, suspiró pasando las manos por su rostro y comenzó a dar largas respiraciones para poder tranquilizarse.

"Abrazo mariposa" le había dicho su psicóloga, Yeji "el abrazo mariposa siempre te puede servir para calmarte"

Y entonces se abrazó a sí mismo, dándose palmaditas en los hombros mientras tarareaba y cantaba esa canción que a pesar de que le traía algunos malos recuerdos, también lo tranquilizaba..

-Dango, dango, dango...daikazokou....-suspiró y volvió a cantar- dango, dango...-siguió cantando.

Pero, sin poder evitarlo, comenzó a llorar.

Sollozoba silenciosamente mientras se abrazaba a sí mismo, no pudo evitar regañarse.

"Basta, ni una lágrima más" dijo en su mente "tu no fuiste quien sufrió y aún así lloras, debería darte vergüenza"

Sin poder evitarlo, se culpó de nuevo, aún sabiendo que no lo era, a veces la vida iba por caminos diferentes y no siempre controlamos lo que pasa en ella...

Pero para Soobin aún le era difícil entenderlo.

Es por ello que iba a sesiones de terapia con Yeji, quien había sido su terapeuta desde hacía ya un año desde que había decidido recibir ayuda profesional después de tanta insistencia por parte de sus amigos y familiares...pero también debía entender que un trauma cómo ese no era tan fácil de superar.

No después de casi 2 años sin recibir terapia y haberse encerrado tanto tiempo en su mundo.

Cuándo se recompuso un poco, se levantó y comenzó a cambiarse por ropa deportiva. Salió de su casa siendo casi las 6 de la mañana y caminó hasta un parque cercano que tenía una pista, ahí, comenzó a correr tratando de sacar su ansiedad y de distraerse. Había descubierto que la actividad física le ayudaba un poco.

La alarma de su reloj sonó, ya eran las 7:50 y sabía que debía ir a casa. Regresó en poco más de 15 minutos y no tardó en llegar al edificio.

Cuando estaba casi en la entrada, vio al niñito de la otra noche junto a su padre, ¿cómo era que se llamaban? ¿Jongyu? ¿Booryu?

-Buen día señor Choi.-el chico de gafas lo miraba sonriente mientras tomaba la mano del pequeñito, el niñito le sonrió.

-Buenos días señor...-Soobin ni siquiera recordaba sus nombres, lo cuál lo apenaba, había pasado casi una semana desde que se habían presentado con él y ahora no sabia ni siquiera su apellido. Beomgyu sonrió comprensivo.

-Soy Han Beomgyu, y él es Han Joogyu -dijo Beomgyu con una voz tranquila, frunció el cejo mientras veía a su hijo y se agachó para acomodarle el moñito del uniforme- Joogyu te dije que me llamaras para ayudarte con el moño, mira cómo lo traes.

-Papi, quiero darte menos problemas, por eso lo intenté por mi cuenta.-habló Joogyu mientras le sonreía a su papi, Beomgyu suspiró y negó.

-Jamás me has dado problemas, no digas eso -se levantó y miró a Soobin- lamento que viera eso.-rió, Soobin negó haciendo una pequeña y casi invisible sonrisa.

¡Quiero un papá! | SOOGYU |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora