19. Por Amor a Ustedes.

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Ciudad de México.

Arnulfo se encontraba desayunando en compañía de Farah y Doña Ofe, ya que la madre del Fiscal estaba por regresar a Puerto Escondido, a su casa. Por alguna extraña sensación él se sentía intranquilo. Miró hacia la ventana dejando de poner atención a la conversación que sostenían.

— ¿Te sucede algo, mijo? —indagó.

—No, nada mamá —respondió.

—Esa carita nos dice lo contrario, amor —Farah comentó.

—De pronto me sentí inquieto, pero no sé a qué se debe —expresó pensativo.

—Por parte de nosotros, todos estamos bien —Doña Ofe indicó—. Deberías llamar a tus muchachos o a tu hija —sugirió.

—Tienes razón, debo constatar que todos se encuentren bajo control. Vuelvo en un momento —expresó.

Arnulfo se dirigió a la oficina para buscar su móvil, entonces observó que tenía un par de llamadas de Alessandro. Su corazón palpitó con fuerza, imaginando que las cosas se habían complicado con la suspensión que tenía, por lo que de inmediato le marcó.

Arnulfo: Hola ¿Sucede algo? —cuestionó con preocupación.

Ale: Por fin me responde. Estamos en el hospital el parto se le adelantó a Dariana —indicó—. Eduardo está con ella, me solicitaron que le avisara.

Arnulfo: No puede ser. —Su rostro se desencajó—, aún no es tiempo.

Ale: Tranquilícese todo está en orden. Seguimos en contacto.

Arnulfo salió de su despacho y se encaminó al comedor con el rostro completamente pálido.

— ¿Qué ocurre? —Farah indagó al observar su palidez.

—Se trata de Dary, entró en labor de parto.

—Aún no llega la fecha que nos comentó —Doña Ofe mencionó con inquietud.

—Ha tenido mucho estrés en los últimos meses —Arnulfo articuló con dificultad—¸ me gustaría tomar el primer vuelo —mencionó.

—Hagámoslo —Farah comentó—. No estarás tranquilo hasta que estés con ella.

—Esperemos a que Alessandro llame para informarnos sobre el tema —solicitó.

—En cuanto llegue a mi casa voy a prender una veladora y la voy a encomendar. —Doña Ofe se puso de pie y se acercó a su hijo—. Todo estará bien, ya lo verás —refirió acariciando su mejilla.

—También estoy segura que estarán bien. —Farah abrazó a su prometido.

La familia esperó un par de horas hasta que fueron notificados que tanto Dariana como la recién nacida se encontraban fuera de peligro, lágrimas escurrieron por el rostro de Arnulfo, quien sintió una fuerte agitación al saber que ese pequeñito retoño, era más que la hija de la mujer que un día amó con todo su corazón. Se había convertido en parte de su familia y ahora era abuelo. En el fondo de su ser, agradeció aquella oportunidad de volver a vivir y tener razones para hacerlo como lo era su familia, su prometida, su hija y ahora su nieta.

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Ámsterdam

Al día siguiente.

Dariana se encontraba en la habitación del hospital, alimentando a su bebé, acariciaba con ternura su sedosa cabellera. Su tierna mirada color miel la contemplaba con tanto amor, que sentía que su pecho se iba a desbordar. Varias lágrimas resbalaron por sus aterciopeladas mejillas.

Las Protegidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora