17. Preparativos

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Ciudad de México

Un mes después.

Arnulfo se encontraba en su lujosa oficina. Presionó una y otra vez el botón del bolígrafo que sostenía, mientras revisaba algunos videos que le fueron enviados.

— ¿Qué demonios pasó? —se cuestionó.

— ¿Puedo pasar? —René indagó.

—Sí —el fiscal observó a su agente.

— ¿Tienes novedades? —inquirió.

—No, la explosión borró todas las huellas. —Presionó sus labios con pesar.

Arnulfo resopló.

— ¿Se ha reportado David y Camila? —cuestionó.

—Aún no, desde que partieron, no sabemos nada —explicó.

—En cuanto me libere de los asuntos pendientes, partiré para Ámsterdam —mencionó sin ocultar su preocupación—. Si no encontramos algo que explique lo que ocurrió, los van a suspender y puede haber consecuencias graves. Dariana tiene 7 meses de embarazo y no deseo que vaya a tener complicaciones.

—Cuente con nosotros. Hace mucho tiempo que no colaboramos con ellos. —Ladeó sus labios.

—Tienes razón, es tiempo de preparar una misión especial. —Suspiró profundo.

Después que se quedó a solas. Miró la imagen que tenía de la familia de Dariana.

—Voy a cumplir la promesa que te hice —expresó—. Descansa tranquila, que no está sola —Inhaló profundo—. Tiene un padre que la ama con todo el corazón y no parara hasta que ella sea feliz, siempre.

Luego sacó su móvil y llamó a su esposa.

Farah: Hola, mi vida ¿Cómo vas?

Arnulfo: Con complicaciones, pero no me detendré.

Farah: Lo sé. Eres mi superhéroe.

Arnulfo: Me la voy a creer y luego voy a andar como mi madre diciendo que soy Batman. —Bromeó.

Farah: Deberías tener cuidado de que no te escuche, porque es capaz de irse contigo como siempre ha deseado, argumentando que son el dúo dinámico. —Carcajeó.

Arnulfo: Y no se equivoca, desde que nos acercamos se ha convertido en mi compañera de aventuras. Solo no se lo digas.

Farah: No lo haré.

Arnulfo: Te llamo para solicitarte tengas listos tus documentos, porque en un par de días saldremos del país.

Farah: Tendré todo en orden, no tengas pendiente.

Arnulfo volvió a su ordenador, al ver que le llegó un correo, entonces presionó su puño.

—Lo que me temía. —Cerró sus párpados.

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Alkamaar, Ámsterdam

Después que ambos equipos fueron suspendidos, hasta nuevo aviso. Eduardo decidió salir de la ciudad, para pasar unos días en casa de su mamá. Solicitó a Nicole que le permitiera llevarse a su hijo unos días, para que pudieran estar con su familia.

Luego de conducir durante media hora más o menos, llegaron a la hermosa casa de campo donde vivía Ana, su madre. Al ingresar por el amplio jardín que tenía, Eduardo ayudó a salir a su esposa y abrió la puerta del chico.

En cuanto el sonido del auto de se escuchó Ana salió como ya era costumbre a recibirlos con una apacible sonrisa.

—Bienvenidos —expresó con emoción.

Las Protegidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora