«Luego de que ella misma se secó y se colocó ropa limpia, bajo la supervisión de aquellas mujeres, caminaron hacia la sala donde los esperaba Luciano, momentos antes de llegar, Liselotte se acercó a Dariana y la tomó por el cuello, haciendo presión con fuerza».
—Te debí matar, cuando pude —gruñó—. No debí mostrar compasión cuando trabajé para ti —expresó llena de odio.
Al escuchar ruido, Luciano salió para averiguar qué sucedía, entonces, sus ojos se abrieron de par en par al ver a Liselotte atacar a su cuñada, esperó unos segundos, antes de intervenir.
Dariana frunció el ceño al sentir que le faltaba el aire, unió sus manos y dio dos fuertes codazos de lado de las costillas de la mujer, quien la soltó de inmediato. entonces una de las celadoras, la tomó por el cabello y estampó su cabeza sobre el muro.
—No vuelvas a hacer una estupidez como esa o pasarás el resto de tu vida en el calabozo donde estabas anteriormente —susurró con hostilidad.
—¿Te encuentras bien? —Luciano preguntó.
—Todo en orden —Dariana respondió e ingresó a la cabina para interrogar a Liselotte.
La joven ingresó sintiendo cómo ardía la mitad de su rostro, después de ser impactada, su mirada estaba ligeramente cristalizada.
—La van a pagar muy caro —gruñó.
Dariana ladeó los labios y sonrió.
—¿Quién se supone que te ayudará si nadie sabe en dónde estás? —cuestionó y la miró atenta a los ojos—. Además tu amante, pasó a mejor vida. —Sonrió.
La respiración de Liselotte comenzó a subir y bajar con agitación.
—Mis papás deben estar preocupados, por mí y por mi hija —reclamó.
Dariana y Luciano se miraron a los ojos.
—Así como tú me hiciste pasar los peores días de mi vida, luego de que me arrebataste a mi hija —gruñó. —¿Por qué tendríamos que tener consideración por una desgraciada como tú? —la señaló.
La mujer agitó su cabeza y comenzó a llorar.
—Quieres una hija. —Luciano le lanzó el viejo suéter enrollado—, pues aquí lo tienes.
—Devuelveme a mi hija —suplicó llorando.
—Dania no es tuya, es mi bebé y voy a hacer que pagues por habértela llevado —Dariana expresó; si deseas volver a ver a tus padres, depende de cuanto cooperes con nosotros o te hundes sola en el barco.
Liselotte colocó ambas manos sobre su cabeza y presionó sus ojos.
—Haidar me llamaba a un número que guardaba en un escondite en mi habitación, estoy segura de que cuando no le respondí, me debió buscar —manifestó, limpiando sus lágrimas.
—¿En dónde? —Luciano preguntó.
—Debajo de una de las lozas de mi closet, el piso está safado —indicó—, tengo una caja de madera.
—Luciano tomó su móvil y tecleó el número de David—. Mandaré a buscarlo —mencionó y ambos se pusieron de pie.
—En poco tiempo serás trasladada —expresó Dariana—. Entonces, podrás ver a tus padres —dijo y se alejó escuchando como gritaba con fuerza, suplicando ver a Ale.
***
Al salir de aquella prisión, Eduardo ya esperaba a Dariana, en cuanto ella se acercó él detectó las marcas en su piel.
ESTÁS LEYENDO
Las Protegidas.
ActionEsta historia pertenece a la segunda serie: De Romance y Protección. Después de vencer las adversidades por las que tuvieron que pasar Eduardo y Dariana, (La Protegida), creían que sus vidas personales estaban en el mejor momento de su existencia...