Capítulo 24. La petición

40 6 1
                                    


Cuando Hiroshi y Claude llegaron a la orilla de la piscina, Claude se deshizo de su bata, mostrando un traje de baño de una pieza color azul, dejando al descubierto su amplio y lampiño pecho con sus marcados músculos torácicos. Sus anchos brazos que solían abrazarlo con tanta ternura y aquellas piernas torneadas que tenían un grácil caminar. Hiroshi se sonrojó al ver el diminuto trozo de tela cubriendo aquella intimidad.

—Vamos. —Claude vio como Hiroshi se mostraba reacio a quitarse la bata por lo que se acercó a él y colocó sus manos sobre los hombros de Hiroshi—. ¿Qué sucede?

—Me... me da pena... —decía Hiroshi mientras su adorable sonrojo aumentaba y bajaba la cabeza.

—Lo que sea que te hayas puesto está bien.

Hiroshi asintió mientras la tela de la bata se deslizaba por su cuerpo. Claude se maravilló ante la vista. Comprendiendo que Hiroshi aún no quería mostrar mucho, estaba usando un traje de cuerpo completo en color negro. La parte del pecho estaba dividida y unida con unos pequeños lazos, dándole una placentera vista de la suave piel de esa área. El oscuro color contrastaba a la perfección con su piel lechosa. Los ojos de Claude parecían brillar. Hiroshi se veía tan sexy e inocente. Sus mejillas refulgían en rosa.

—Te ves...

Claude no tenía palabras. Hiroshi malinterpretó este silencio, pensando que no le gustaba su atuendo a su antiguo amo.

—Lo siento... —masculló apenado—. No sabía que ponerme y—

—Perfecto.

Hiroshi sólo sintió como sus labios eran atrapados por su antiguo amo. Los hambrientos labios de Claude recorrían su boca ávidamente hasta sacarle un gemido. Cuando el oxígeno escaseó en sus pulmones, sus bocas se separaron. Hiroshi tenía la respiración acelerada, mientras Claude sonreía.

—Vamos al agua.

Claude introdujo sus pies en el agua templada mientras Hiroshi lo seguía. En poco tiempo se encontraron en el centro de la piscina. Claude podía ver como su Hiroshi estaba demasiado cohibido, así que para tratar de aliviar la tensión empezó a arrojarle agua. Hiroshi por un momento se confundió, pero un segundo después entendió y le siguió el juego. Ambos parecían un par de niños jugando en el agua.

***

Ryuichi estaba en su habitación, aún seguía recostado. Las últimas dos horas había tratado de dormir, sin embargo, no pudo hacerlo. El doctor le había recomendado que reposara todo el día, pero no pudo aguantar el ver de nuevo a su amo. Lentamente se incorporó y caminó hacia la puerta de la habitación. A pesar de los medicamentos y las pomadas, aún le dolía su cuerpo. Aguantando sus dolencias, salió y recorrió el pasillo hasta quedar frente a la habitación de su amo. Iba a tocar cuando escuchó unos extraños sonidos a través de la puerta. Con curiosidad se acercó a escuchar y entonces los distinguió.

Gemidos.

No le quedaban dudas. Esa voz era de Takako. Sintió como si su corazón se comprimiera. Unas pequeñas lágrimas escaparon de sus ojos. Tendría que aprender a vivir con aquel dolor.

«No puedo evitar sentir esto por él... lo amo tanto...»

Con pesar volvió a su habitación. Trataría de dormir, aunque fuera un poco. Tratando de alejar el dolor de su corazón.

***

Shuichi alcanzó el clímax una vez más. Ya había perdido la cuenta de cuantas veces lo había hecho ese día. Su amo parecía insaciable. Lo habían hecho sentados, en el piso, dentro de la piscina, en el bar, y no recordaba en cuántos lugares más.

Siglo XXX (Gravitation)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora