Capítulo 7. Cruel realidad

94 11 3
                                    

—Aquí es.

Ryuichi y Noriko habían llegado a una habitación cuyas puertas de roble mostraban un acabado intrincado. Noriko procedió a tocar la puerta.

—¿Quién? —Se escuchó a través de la puerta.

—Soy Noriko amo Tatsuha, traigo al joven Ryuichi, señor —indicó Noriko.

—Bien. Hazlo pasar y márchate.

—A sus órdenes señor.

Noriko volteó a ver a Ryuichi.

—Puedes pasar Ryu... vendré a verte por la mañana.

—Gracias por todo Noriko.

—Suerte.

***

—¡¡¡Yo no pienso ponerme eso!!!

—Pero Shu...

Shuichi se había indignado al ver el traje. Aventó la caja lejos de su vista, quedando ésta toda regada sobre el suelo. Un conjunto de telas y correas era lo que se distinguía entre el embrollo de prendas.

—Shuichi... comprende... a partir de ahora todo será así... al menos hasta que lograras salir de aquí... el destino de Ryuichi será el mismo... así que vete haciendo a la idea de lo que tendrás que hacer mientras ideas un plan para escapar —dijo Hiro con pesar, entendiendo la frustración.

Shuichi lo miró con resignación y se dirigió hacia donde estaba todo tirado, para recogerlo y ponerlo nuevamente sobre la cama.

—¿No hay de otra verdad? —Hiro simplemente negó con la cabeza, mostrándole su obvia tristeza por la situación—. Bien... podrías dejarme sólo... un momento.

—Claro. Empieza a ponértelo. Yo iré a ver cómo le hago para conseguir tu medicina. Regresaré más al rato para ayudarte a terminar de arreglarte.

Hiro abandonó la habitación, dejándolo solo. Bien, se envalentonó, afirmándose a sí mismo que solo haría esto por poco tiempo, hasta que se le ocurriera una manera de escapar. Primero se quitó toda la ropa antes de empezar a acomodar esa maraña de telas sobre su cuerpo.

Lo primero que encontró fue una correa para el cuello. De esta colgaban tres tiras de cuero de la parte delantera. Después tomó algo parecido a un corcelete compuesto por tres anchos cinturones y lo colocó alrededor de su torso. Este corcelete tenía tres uniones para las correas que salían de su cuello, una al centro y dos laterales. De la parte de abajo del corcelete caían dos ojales. Tomó la prenda que cubriría sus partes íntimas y se llevó una gran sorpresa. Por la parte de enfrente parecía una tanga normal que se unía a los dos ojales del corcelete. En cambio, por la parte trasera de corcelete bajaban dos correas que se unían mediante un arillo flexible que quedaba exactamente sobre... su intimidad.

«Pareciera que está indicando "pase por aquí..."».

Para acompañar, dos tubos de cuero para las piernas, junto con unas botas y muñequeras de cuero a juego. No quería ni imaginarse la noche que le esperaba si estaba usando el traje favorito del amo.

***

Hiro estaba buscando a Mayuri, era con quien tenía más confianza y la que estaba seguro le podría ayudar a encontrar las píldoras que quería Shuichi. Sólo tenía unas cuantas horas antes de que llegara el amo Eiri. Después de eso, ya no lo vería hasta la mañana siguiente.

Caminando por uno de los pasillos, la encontró empujando un carrito de ropa sucia.

—¡Mayuri! Qué bueno que te encuentro.

Siglo XXX (Gravitation)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora