Capítulo 34. Yo no quiero irme

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—Muy bien Shuichi, ya has completado el mes y todo parece ir de maravilla —dijo Keitaro retirando el ecógrafo y pasándole una toalla a Shuichi para que se limpiara el gel—. Tus exámenes de sangre muestran una ligera anemia, pero nada de gravedad, sólo hay que cambiar tu dieta y agregar más nutrientes —agregó con una sonrisa.

—Gracias Keitaro —Shuichi se levantó de la mesa de exploración, limpiándose el gel frío, y acomodándose la parte superior de su ropa de esclavo.

Un mes. Era increíble que ya hubiera cumplido un mes desde que toda esta aventura había comenzado. Desde que su destino había sido influenciado por una pequeña personita que ahora crecía en su vientre. No se arrepentía de la decisión que había tomado.

—¿Cuándo comenzará a notarse? —preguntó Hiroshi que estaba sentado en un sillón.

—Bueno, como eres primerizo, tardará un poco más en notarse. Calculo que para el tercer mes empezará a crecer más rápido y tu abdomen empezará a abultarse —explicó, apagando el ecógrafo y alejando la máquina.

—Está bien.

Keitaro hizo unas cuantas anotaciones en una hoja sobre los ajustes que tendría que hacer Shuichi en su dieta, pasándosela después a Hiroshi, pues sabía que el mayordomo se encargaría de hacerle llegar las indicaciones a las cocinas.

—Tienes buen peso Shuichi, solo sigue las indicaciones que le acabo de pasar a Hiro y nos vemos en unos cuantos días. ¿Está bien?

Shuichi asintió. En poco tiempo, Shuichi y Hiroshi se encontraban en su trayecto de vuelta a la mansión.

***

—¿Has encontrado algo? —Suguru se separó de la computadora en la que estaba, suspirando y levantando las manos para estirarse, alcanzando a escuchar el sonido de sus vértebras tronar al haber estado ya varias horas en la misma posición.

—No... sólo más información de tú y yo... —respondió Sakano, desplazándose entre los archivos del ordenador—. No sabía que el amo Mitsu nos había investigado tanto —masculló, topándose con otro video de Suguru y él teniendo sexo en una de las habitaciones. ¿Qué acaso había cámaras en todas las habitaciones, pasillos y estancias de esa mansión?

Sakano y Suguru se encontraban en el sótano de la mansión de Mitsu, sede de la investigación del kaizoku.

—¿Tienes idea de porqué el amo quiere esa investigación, Sakano?

—No lo sé Suguru... —respondió recordando la conversación que habían tenido con su amo unos días atrás.

—No importa, pero hay algo muy importante que tengo que pedirles...

—Lo que sea amo...

Ambos estaban dispuestos a hacer lo que fuera para complacer a su amo después de la gran oportunidad que les estaba dando.

—Cuando Mitsu desapareció hace poco más de un año, todos sus bienes, acciones y propiedades fueron pasadas automáticamente a mi nombre según las estipulaciones de su testamento. La guardia de Tohma entró a la mansión según buscando información acerca de la posible causa de su muerte, pero se fueron sin encontrar nada. Yo estaba seguro de que estaban buscando otra cosa, y hasta hace poco vine recordando sus investigaciones. Todo su material estaba en una habitación secreta que me enseñó unas cuantas veces. Ahí él estaba estudiando a los humanos. Sobre todo, a ustedes.

Sakano y Suguru se miraron entre ellos. Nunca se imaginaron que todo este tiempo hubieran estado siendo investigados por un kaizoku a pesar de que, según ellos, se cuidaban demasiado para no ser descubiertos.

Siglo XXX (Gravitation)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora