Capítulo 17. Pequeño olvido

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Miércoles en la tarde.

Shuichi estaba recostado en la habitación principal de la casa de playa entre un lío de sábanas. Nada más llegando, su amo lo había tomado y él no había podido oponerse. Le llevaron la comida a la cama y comió sólo. Eiri le había dicho que tenía que arreglar unas cuantas cosas en la casa por lo que lo había dejado inmediatamente después de tener sexo con él.

Se sentía una basura. Un simple juguete que su amo usaba a su antojo y complacencia hasta saciar sus más profundos deseos para después desecharlo como lo que era: un simple juguete.

Estaba exhausto. Descansaría un poco más hasta que su amo volviera, pues había amenazado con volver. ¿Qué haría ahora que su amigo Hiro ya no estaba con él? Sólo esperaba que estuviera bien con aquel kaizoku que había sido su amo.

***

Claude seguía recostado junto a Hiroshi. Después de llorar tanto, se había quedado dormido del cansancio. Lo había recostado de nuevo en la cama y había llamado de nuevo al doctor quien le confirmó que el cansancio provocado por el estrés emocional estaba haciendo estragos en él y lo mejor era dejarlo descansar.

Le había aplicado otro sedante, en esta ocasión más suave, y le dio instrucciones de despertarlo a la hora de la cena. Debía consumir alimentos. Desde entonces no se había apartado de su lado. Le habían llevado el desayuno y la comida, pero en ningún momento dejó la habitación.

La noche estaba llegando y con ella la hora de despertar a Hiroshi. Un toque en la puerta lo sacó de sus pensamientos.

—¿Quién?

—Le traigo la cena señor —contestó una suave voz.

—Adelante.

El sirviente entró con un carrito y dejó alimentos para dos en la mesa de noche mientras recogía los restos de la comida de Claude y el plato intacto de Hiroshi. Claude había ordenado que, a menos que fuera algo urgente o las comidas, no se les molestara.

Se incorporó de la cama, acercándose a la mesa donde los alimentos reposaban y destapó los platos. Después de ver en qué consistían los alimentos, volteó a la cama y vio que Hiroshi se había sentado en completo silencio y con la mirada baja.

—Veo que ya has despertado. —Hiroshi no dijo nada. Su mirada seguía baja—. Nos han traído la cena, el doctor dijo que necesitas comer para recuperar tu salud. Has estado bajo demasiado estrés últimamente.

Hiroshi seguía sin emitir ningún sonido, así que Claude empezó a acercarse lentamente a la cama.

—Pensé que había sido un sueño —musitó con la mirada baja—. El que estuvieras aquí.

—No es un sueño —afirmó Claude, sin estar seguro de como iniciar la conversación.

—¿Por qué? —preguntó Hiroshi después de unos cuantos minutos de silencio. Esta pregunta lo descolocó un poco.

—¿Por qué, qué?

—¿Por qué has venido? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué es lo que quieres? —insistió.

—Ya te lo dije Hiro... —contestó con tranquilidad—, quiero recuperarte, pero después hablaremos de eso, primero quiero que comas, has dormido todo el día.

¿Todo el día? Hiro volteó a ver la ventana de su habitación. Estaba anocheciendo. ¿Había dormido desde la noche anterior? Su organismo empezó a pedirle de manera violenta un buen compendio de nutrientes. Se levantó lentamente de la cama y fue entonces que se dio cuenta de su atuendo. Le dirigió a Claude una mirada de muda pregunta.

Siglo XXX (Gravitation)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora