Capítulo 12. Acercamiento

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Hiro salió de la habitación dejando completamente solo Shuichi pero sólo tuvo unos cuantos minutos de soledad hasta que la puerta volvió a abrirse, dejando entrar al amo de la mansión.

Eiri se acercó en completo silencio a la cama donde estaba sentado Shuichi aún con sus ropas de la exposición. Shuichi suspiró. Estaba casi seguro de saber que seguiría. Sin esperarlo, su amo tomó su mano y lo arrojó al centro de la cama e inmediatamente se colocó encima de él, sosteniendo las manos de Shuichi sobre su cabeza.

—Shuichi... hay algo que deseo saber —empezó, viéndolo con directamente a los ojos con su mirada gatuna.

—¿Qué cosa... amo?

—Cuando dos personas unen sus labios... ¿cómo se llama? —preguntó, acercándose un poco más.

Estaba a pocos centímetros de él, peligrosamente cerca de sus labios.

—Se... se llama beso... —musitó, sin poder evitar que sus ojos fueran de los ojos de su amo hacia su boca, y de regreso.

Eiri movió una de sus manos, recorriendo su brazo con el dorso de su mano hasta llegar a su cuello y rozar las gemas que reposaban sobre su pecho, bajando un poco más hacia su abdomen y deteniéndose ahí un momento. A pesar de que sabía que con el cleaner no quedaría ninguna evidencia, sentía como si aún quedaran manchas en su esclavo y trataba de quitarlas.

Con lentitud, quitó la tela del traje que cubría sus piernas y la arrojó a algún lugar de la habitación. Lo que quedaba era una excitante visión. Shuichi cubierto de joyas y con una pequeñísima tela que apenas cubría su intimidad.

—Shuichi... ¿Disfrutaste la exposición? —preguntó, arrastrando las palabras.

Shuichi no pudo contestar. Su amo se había deshecho fácilmente de lo que quedaba de su ropa y estaba estimulando su miembro con una de sus manos haciendo que pequeñas convulsiones de placer recorrieran su cuerpo.

—A... amo...

—Contéstame Shuichi...

Con una de sus manos ocupada en su miembro, Eiri soltó las manos de Shuichi, viajando hacia uno de sus pezones. La doble caricia sacó a Shuichi de quicio. Sus gemidos se hacían cada vez más sonoros y repetitivos.

—Ah... amo... no sé... que decir...

Eiri aumentó el ritmo de las caricias en su miembro y en sus pezones.

—Solo necesito una respuesta —reafirmó—. ¿Lo disfrutaste? ¿Disfrutaste... que te besara...?

Shuichi sintió un hormigueo recorrer todo su cuerpo, y ya no pudo decir nada más pues con lo placentero de las caricias llegó rápidamente al orgasmo. Estaba totalmente sonrojado y sorprendido de sí mismo por haber terminado tan pronto.

Eiri necesitaba saber si había disfrutado más con el esclavo de Tatsuha que con él. Era algo que su orgullo le pedía saber. Unos jadeos le llamaron la atención. Shuichi estaba tratando de recuperar su respiración normal. Esa visión lo extasiaba. Ya solo le quedaban las joyas y las correas. El tono de piel en contraste con su sonrojo y su cabello eran la combinación perfecta. Su pecho subía y bajaba al ritmo de sus respiraciones.

—No me has contestado, Shuichi.

Eiri tomó un lubricante que estaba en la mesa de noche y derramó una generosa cantidad en sus dedos. Uno se dirigió a la entrada de Shuichi y sin la menor delicadeza lo introdujo completamente. Shuichi gimió sonoramente. No le había dolido tanto como otras veces. Quizás por el lubricante. Quizás porque ya había tenido sexo ese día. Quizás porque estaba excitado. No lo sabía.

Siglo XXX (Gravitation)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora