Capítulo 21. Días en la playa III

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La tarde se había ido. El agua de mar ya alcanzaba a mojarles los pies donde la marea estaba subiendo. El sol estaba cayendo matizando el cielo de rayos naranjas.

—Ryu...

La respiración de su amigo le mostró que se había quedado dormido en su abrazo.

«Ryu... debes de estar muy cansado».

Shuichi acomodó a su amigo sobre sus piernas. Ryuichi solía ser una persona muy hiperactiva y no se imaginaba lo que debería de haber pasado para que se hubiera quedado dormido en su regazo a media tarde.

***

Tatsuha había mandado traer a dos de sus mejores esclavos —los que más solía usar antes de la llegada de Ryuichi—. Un chico y una chica. Takako y Aiya. En esos momentos se encontraba en plena sesión. Aiya estaba dándole sexo oral mientras Takako la tomaba por detrás. Esto solía excitarlo mucho pues su vena voyerista salía a flote, pero ahora había algo diferente. No se sentía igual de excitado que otras veces y no sabía porqué.

Tomó la cabeza de la chica y empezó a empujar, sintiendo que el orgasmo se acercaba y con un gemido ahogado se corrió en su boca, pero aún se sentía insatisfecho. Ni siquiera puso atención cuando la chica y el chico llegaron al clímax, pues su mente inmediatamente evocó una imagen... la de Ryuichi gimiendo bajo su cuerpo. Aclaró su mente y regresó a lo que estaba. Ahora quería tomar a Takako.

—Ven aquí Takako, ya sabes que hacer.

A Takako le gustaba "dar" tanto como le gustaba "recibir". El sabía que era uno de los favoritos de su amo. Se había dado cuenta de que su amo sí sabía usar lo que tenía. Pero últimamente ya no lo llamaba y conocía la razón a la perfección: Ryuichi Sakuma. El favorito de Noriko y ahora de su amo.

Ese muchacho le estaba quitando su lugar como el favorito del amo y no iba a permitirlo. Algo que le llamó la atención fue que su amo quería que le diera sexo oral. Sabía de antemano que los kaizokus —al menos los caídos—, sólo podían tener una erección cada cuatro a seis horas, y que después de unos minutos quisiera una segunda ronda era extraño, pero aun así no dijo nada y procedió a darle placer a su amo. Los minutos pasaron y su erección no regresaba a pesar de que Takako estaba utilizando sus mejores técnicas. Viendo los esfuerzos infructuosos de sus esclavos, se los quitó de encima, se levantó de la cama y se puso una bata.

—Quédense aquí.

Takako y Aiya se dirigieron miradas de confusión e interrogación, quedándose solos en la cama mientras su amo abandonaba la habitación.

—¿Se estará volviendo loco?

—¿Porqué lo dices?

—Quería que lo excitaras de nuevo —cuestionó la chica.

—Es extraño... no lo vi como si estuviera disfrutando.

—De seguro ahora prefiere a ese tal Ryuichi. —La mirada de Takako se llenó de furia—. ¿Celoso Takako? Te están reemplazando.

—Por favor... ese enano nunca podrá quitarme mi lugar.

***

Tatsuha caminaba por el pasillo exterior. La tarde ya había llegado y estaba impaciente, faltaban cerca de cuatro horas para que pudiera volver a tener a Ryuichi entre sus piernas. Mientras caminaba por el corredor, no pudo evitar dirigir su mirada hacia la orilla de la playa. Allí, justo donde se estaba ocultando el sol, donde antes había dos siluetas, ahora había una... ¿Y media?

Enfocó su vista y entonces lo vio claramente. El esclavo de su hermano estaba sentado en la arena de la playa y Ryuichi estaba recostado plácidamente sobre su regazo.

Siglo XXX (Gravitation)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora