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Kyoko había entrado a casi todas las aulas del piso en busca del castaño, y justo cuando iba a entrar a la última que le faltaba decidió primero asomarse, por alguna extraña razón. Se horrorizó al presenciar aquel baile entre ellos dos, no solo porque aquello obviamente tenía un significado romántico, sino porque cayó en cuenta que todo este tiempo había estado equivocada. 

Después de haber sido brutalmente rechazada por Hibari, ella empezó a recibir regalos por parte del castaño a forma de cortejo; ella jamás los hubiese aceptado, porque era un idiota y muy poco para su nivel, pero como notó que a Kyoya le molestaba aquello entonces no dudó en recibirlos. 

Creía que ese pedazo de cretino se había arrepentido muy tarde de su decisión y finalmente había caído ante sus encantos, muriéndose de celos con cada detalle que el castaño le entregaba; le encantaba hacerlo sufrir de esa manera, esperando que pronto volviera a ella arrepentido por la forma en la que la trató y la intentara convencer de formar una relación. 

No le importaba qué tanto tendría que aceptar por parte del castaño porque al final tendría lo que quería. Pero ahora que veía a aquel par, lo entendía; Hibari siempre estuvo enamorado de él y no de ella. Y lo único que logró con lo del baile fue hacerlos mucho más cercanos. 

Estaba dispuesto a arruinar su lindo momento, pero una llamada entrante a su celular la hizo alejarse para contestar. 

Su reputación se estaba cayendo en pedazos, al parecer alguien había oído lo que dijo sobre haber rechazado a Hibari por Tsuna y lo había divulgado entre los estudiantes. 

Sentía que se estaba ahogando lentamente; necesitaba encontrar la manera de que la situación estuviera a su favor. 

Intuía que Hibari ya sabía que había sido ella lo que planeó lo del baile, aunque desconociera las razones exactas, y el rumor que se estaba esparciendo a toda velocidad la ayudaba a que si él decidía exponerla los demás pensaran que se trataba de alguna sucia estrategia de celos. 

Era una cosa menos de la qué preocuparse; sin embargo, conociendo los verdaderos sentimientos de Tsunayoshi se veía venir otro rechazo. Uno que bien podría ser el golpe de gracia para su preciado estatus. ¿Qué tan patética debía ser para que el bueno para nada de Tsuna la rechazara? 

Y justo cuando iba a pensar que irse de la ciudad sería la mejor solución para todos sus problemas, una idea alocada cruzó por su cabeza; es cierto que Hibari estaba enamorado de Tsuna todo este tiempo, pero él no. Él, hasta hace poco, había dejado de gustarle, o eso quería suponer. 

Pensó que quizás solo estaba confundido por todas las emociones que el baile dejó, entonces solo bastaba con seducirlo y volverlo a tener bajo su merced. Y si eso sucedía, podría manipular a su antojo a Hibari. 

Una sonrisa maliciosa apareció en su bello rostro, dando por sentado que ese sería su plan maestro. 

—Disculpa —un hombre apuesto que acababa de acercarse a la que parecía ser la única persona en la planta hizo que diera un sobresalto—, estoy buscando a mi alumno. 

♡   ♪   ♡   ♪   ♡

Mukuro tenía una sonrisa de victoria en su rostro, parecía que el éxito de su amigo también era suyo, y giró su cabeza para ver el par que lo estaban acompañando detrás del monitor de su computadora, parecían estar atónitos con lo que estaban observando. 

—Ku, fu, fu, fu, pensé que sabrían de la relación de este par —comentó divertido, disfrutando plenamente la reacción plasmada en sus rostros, subió la mirada al notar que Tetsuya había conseguido información de los secuestradores de Chrome y extendió su mano, en espera de que le fuera entregada una hoja—. No le daré más problemas a Hibari, me encargaré personalmente de esto. 

Quiero bailar con alguien que me ame. [KHR] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora