17

217 26 30
                                    

Tsunayoshi acortó aún más la distancia que había entre ambos, sus brazos cruzaban por detrás del cuello del contrario y la punta de su nariz parecía estar pegada con la otra, estaba completamente perdido en el platinado de los ojos que lo veían con amor, justo la mirada que estaba buscando en la persona incorrecta tanto tiempo. 

Hibari rodeó sin temor su cintura, sin perder el ritmo de la canción lenta que seguía acompañándolos, y se volvió a repetir mentalmente que esta vez sería la última pieza antes de volverle a plantar un dulce y apasionado beso en aquellos labios que lo habían estado tentado todo el rato; aunque eso mismo se había dicho hace un par de canciones atrás. Y es que no era fácil ponerle fin a ese lindo momento entre los dos, ni siquiera para intentar hacerlo aún más romántico.

Era bastante agradable la calidez de su cuerpo y le causaba cierta tranquilidad el sentir tan cerca su respiración; simplemente era maravilloso, lo que siempre había soñado finalmente se había hecho realidad y deseaba que así fuera siempre. Nada lo haría más feliz que poder bailar para siempre con...

—Hibari —su voz apenas era un susurro, su lado racional se había ido a dormir en la tercera canción y lo único que quedaba era un chico valiente y enamorado, una combinación fatal. 

— ¿Hm? —Su tono era dulce, muy diferente al que suele usar con los demás; inclinó muy ligeramente su cabeza hacia a un lado, en espera de que esos finos labios se movieran para pronunciar más palabras. 

—Tú también me... —Tsunayoshi estaba a punto de confesarse, recordó a tiempo que no lo había hecho cuando Kyoya lo hizo; dudaba que en realidad fuera necesario, pero aún así sentía que debía hacerlo. 

Sin embargo, los nervios que se hicieron presentes en su interior reventó la burbuja rosa que los rodeaba dejándolo nuevamente en la realidad; y sí, darse cuenta de lo cerca que se encontraba del contrario ocasionó que su vergüenza subiera a su rostro y no solo eso. Finalmente se percató de que algo estaba haciendo presión en su pierna, bajó lentamente su mirada y lo rojo de sus mejillas se extendió para cubrir completamente su rostro; lo que estaba haciendo presión era... Era... ¡ERA!

Al azabache le extrañó que hubiera dejado de hablar y moverse, siendo que todavía la canción no acababa, imitó las acciones del contrario y una expresión de sorpresa que no pudo esconder debido a lo inesperado de la situación se reflejó en su rostro al darse cuenta de lo que se trataba. Bueno, supongo que eso sucede cuando bailas pegado con la persona que te gusta, ¿no? 

Ambos volvieron a intercambiar miradas, dudando en si debían decir algunas palabras para mejorar el ambiente que se acababa de crear. 

— ¡Tsuna! —Reborn irrumpió en el salón cuando, a través de la pequeña ventana de la puerta, se dio cuenta de lo cerca que ambos jóvenes se encontraban, caminó velozmente, haciendo resonar sus pisadas por el lugar, y tomó de los hombros al mencionado; esperaba a que Hibari lo detuviera, pero lo que hizo fue darse media vuelta. Extraño—. ¿Me puedes explicar que estaban haciendo ustedes dos aquí?

— ¡¿R-Reborn?! —Su rostro estaba más rojo que un tomate, su vista se intercalaba entre Hibari quien les estaba dando la espalda y su tutor quien no estaba nada contento de haberlo encontrado—. ¿Q-Qué haces aquí?

El castaño empezó a sudar frío, si su sádico tutor se daba cuenta de que las emociones de Kyoya habían crecido ambos estarían en graves problemas, apretó los labios ante el sumamente incómodo silencio que se creó después de su interrogante y suspiró con pesadez al percatarse que el mayor no respondería. Al menos no hasta que él lo hiciera primero. 

—Ah... Uhm... Nosotros... 

Y antes de poder inventar una mentira que se escuchara creíble, un grito de terror los tomó por sorpresa, obligando a los tres girar hacia la puerta. 

Quiero bailar con alguien que me ame. [KHR] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora