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Dejó su mirada fija en la rebanada de pastel con fresas que la mesera había puesto frente a él, pensando seriamente en la situación en la que se encontraba y temiendo de las consecuencias que aquello podría traerle, dirigió su mirada al vaso con café frío que estaba a un lado y permitió que un suspiro de cansancio se escapara de entre sus labios, capturando sin querer la atención del contrario; estaba nervioso, necesitaba resolver la incógnita que lo acompañaba desde que entraron a aquella cafetería para saber a lo que se estaba enfrentando. 

"¿Estamos en una cita?", eran palabras que no eran sencillas de pronunciar. Temía la respuesta, sería complicado mantener distancia si llegaba a decir que sí lo era.

No quería sacar especulaciones tan temprano, pero todo parecía indicar que así era; tomó temerosamente el vaso para darle un sorbo, el cual disfrutó enormemente ya que el sabor dulce era perfecto para él, e hizo una pequeña sonrisa de alegría, tenía sus dudas de que fuera a gustarle pero se alegraba de que no hubiese sido el caso. Pensó en que debería de volver cuando tuviera oportunidad, claro, junto a Kyoya, porque ni de chiste iría solo a lo que parecía ser un lugar especial para parejas. 

— ¿Todo en orden? —Interrogó con calma, su voz provocó que Tsuna saliera de sus pensamientos y observara con atención su rostro; le causaba cierto alivio que el contrario estuviera disfrutando de aquel momento. 

Tenía la idea de que estaba molesto por haberlo sacado justo cuando iba a presentar un examen —cosa que Tsuna agradecía enormemente porque no había estudiado— y haberlo casi obligado a ir con él hasta su cafetería preferida, pero se sintió tranquilo al notar su pintoresca sonrisa. Estaba seguro que pronto volvería a hacer las preguntas que formuló durante el camino pero él ignoró, así que debía pensar en las respuestas que le daría. 

—Sí —asintió pausadamente, bajando la mirada hacia sus puños cerrados que se encontraban encima de sus piernas; la idea de que estuvieran en una cita rondaba por su mente, haciendo que sus nervios se hicieran presentes cada cierto tiempo. 

Debía estarse equivocando, o al menos eso rezaba en su interior, no había forma alguna de ser el interés amoroso de aquella persona; sin embargo, eso mismo había pensado de Hibari y ahora ambos estaban en una confusa relación donde no son amigos ni pareja. Suspiró nuevamente al recordar su trágico romance que parecía ir retrocediendo en lugar de ir avanzando; ¿era mucho pedir formalizar la relación? No, él sentía que estaba haciendo lo correcto al exigir ese detalle. 

Se alejó levemente de la mesa, dejando que su espalda descansara en el respaldo de la silla; quizás debía ser él quien tomara la iniciativa. Claro, ¿por qué no? Podría comprar algún obsequio para Hibari y preguntarle si querría ser su novio. Sus mejillas enrojecieron y los latidos de su corazón se aceleraron de solo imaginarlo, ¿sería capaz de hacerlo? 

Uno hace muchas locuras por amor, lo sabía bien porque con Kyoko hacía hasta lo más ridículo para atraer su atención aunque siempre terminaba en un rotundo fracaso, ¿qué tanto era volver a arriesgarse una vez más pero esta vez con una persona diferente? Las posibilidades de fallar eran bajas o al menos eso quería pensar. 

—Sawada-san, ¿me escucha? —Nuevamente fue sacado de sus pensamientos; dejaría su alocada idea de proponerle a Hibari ser pareja para otro momento, ahora se debía de enfocar en la cita... ¡No! ¡Definitivamente no era una cita! 

♡   ♪   ♡   ♪   ♡

— ¡Ten una cita conmigo, ahora! 

Su rostro fue rociado con agua por un atomizador, provocando que su ceño se volviera a fruncir mientras murmuraba un par de maldiciones; era una gran estupidez estar perdiendo el tiempo de aquella manera. Nunca debió haberle pedido ayuda a Mukuro ni a ese idiota de cabello platinado, lo estaban humillando y él lo estaba permitiendo; maldita sea, ¿por qué demonios era todo tan dificil? 

Quiero bailar con alguien que me ame. [KHR] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora