Capitulo 1

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6:00 de la mañana, lunes levantarse tan temprano era tan molesto dependiendo de que tipo de persona seas, si eres el típico inteligente que le gusta aprender y llegar temprano siempre, el lunes es tu inicio de semana y tu mejor día, pero si eres la persona que odia estudiar los maestros siempre tienen problemas contigo y no eres bueno al momento de los exámenes, el lunes es un fastidio y te molesta que exista.

A mí me da igual estaba en el medio de esos dos tipos de personas no tenía notas tan malas pero tampoco eran excelente, mis maestros me regañaban porque decían que mis trabajos no tenían sentimiento o humanidad.

Entré a mi cuarto buscando mi bolso y me quedé estática viendo la figura en mi cama un ente oscuro alto, tenía una capa negra que parecía humo, y una calabera de ciervo tapando su cara pero dejando libre la boca, frío, siempre daba frío su presencia lo ignoré y busqué mi bolso, al ver que estaba todo, el ente habló.

—¿ya nos tenemos que ir?— dijo con su voz grave que resonó por todo el cuarto, hizo una sonrisa torcida al verme con el seño fruncido.

—tu no tienes que ir pero, te gusta matar todo a mi alrededor— dije fría y seria.

—oh cariño, por si no lo sabes ese es mi trabajo— le hice una mueca de asco.

—que horrible trabajo— salí del cuarto y de reojo ví como me seguía.

Al cerrar todas las puertas de la casa fui caminando a la escuela, no era tan lejos 10 minutos caminando pero me detenía siempre en un café cerca de la escuela.

—¿Lo de siempre señorita Alessia?— dijo la chica morena con su voz calmada y que daba tranquilidad, asentí con la cabeza.

La chica no tardó mucho y me trajo mi café le pagué cuando un pequeño roce de su mano hizo que me estremeciera, me le quede viendo, agradecí por lo bajo y salí rápido del lugar.

—¿Por qué ella?— me detuve en seco al estar un poco lejos del lugar, sentí como me miraba la espalda y me clavaba su fría mirada.

—su madre murió y tiene depresión se va a suicidar en menos de una semana— apreté los labios, como no me di cuenta, sus ojeras, su brillo en los ojos desapareciendo, su mirada perdida, y el frío toque de su mano con la mía, ella estaba a 2 días de morir.

—por tu culpa mi cafe todas las mañanas sabrá a tierra, ella era la única que lo hacía bien— dije volviendo a caminar, el sonrió un poco.

—¿solo te preocupa eso? ¿No te importa que vaya a morir? ¿a suicidarse?— me preguntó con falsa curiosidad, el sabía lo que pensaba de morir.

—por si no lo sabes muerte, he visto demasiadas muertes, una persona que se quiere suicidar es alguien que no tiene las agallas de seguír y se rinde fácil, ella no era cercana a mi— di un suspiro —solo hace mi café y ya, no me sé ni su nombre, si se quiere matar pues quién soy yo para evitarlo— concluí llegando a la escuela, como siempre no respondió pero sentí su sonrisa, siempre hacía lo mismo le gustaba ver lo ignorante que era y ver que no tenía interés en nada, esa era su forma de divertirse y de sentirse feliz.

Me senté como siempre en la parte de atrás, en una esquina donde nadie me viera, no era tan difícil a esa hora de la mañana no había mucha gente y siempre cuando llegaban no prestaban atención a mi presencia, era como si fuera invicible cosa que me gustaba.

Después de media hora llegó la profesora, como era de costumbre gritando o regañando a cualquiera que llegara tarde, con una mueca en la cara, como si nuestras vidas fueran las peores al lado de ella, empezó a decir unas tonterías a las cuales no les prestaba atención hasta que.

—bueno, tendrán que hacer un trabajo en parejas sobre la clase vista recién, para la otra semana y escogeré las parejas— todos hicieron un sonido de fastidio yo igual no conocía a nadie y nadie quería estar conmigo y yo no quería estar con ellos —no me interesa su molestia, lo harán como yo diga— y empezó a decir nombres en la lista, no escuché mucho hasta que dijo mi nombre —Alessia Romano y Alex Brown— el chico se me quedó viendo y me sonrió yo aparté la mirada.

La clase continuó como siempre, la maestra mostrando el odio de nuestra existencia y regañando hasta a una mosca, yo miraba la ventana o al ente que se encontraba en una esquina al lado del escritorio de la maestra, al finalizar la clase recogí mis cosas y esperé a que todos salieran para irme, pero alguien llamo mi atención.

—Alessia ¿verdad?— dijo el chico de pelo castaño y ojos grises, asentí con la cabeza, Me sonrió era una sonrisa sincera y cálida —me alegra mucho, al menos no me equivoqué nadie sabía quién eras jeje, mi nombre es Alex, Alex Brown seré tu pareja en el proyecto de la profe de literatura— me dijo muy alegre y mostrándome su mano como para que la estrechará.

—no tienes porque fingir si quieres que haga todo el trabajo solo dilo, no importa— me miró confundido y cambió su sonrisa por una mueca de molestia.

—lo siento pero yo no te pienso dejar todo el trabajo a tí si es lo que quieres, por si no lo sabías— puso su mano en la mesa haciendo que resonara por todo el vacío salón, el ente se acercó a ver que pasaba  —es un trabajo en pareja y trabajaremos juntos tu y yo fin de la discusión— el ente sonrió al ver mi cara de confusión, no entendía nada normalmente siempre hacía los trabajos yo, ya que o nadie quería trabajar conmigo o no les gustaba estudiar.

—esta bien pero ¿dónde trabajaremos entonces?— cambió su cara a sorpresa, me imagino que creía que tardaría más en cambiar de opinión.

—la verdad no sé jeje vine a planear eso— estaba algo apenado, me dió un poco de risa y me miró otra vez sorprendido —¿Tu ríes?—

—soy una humana Alex, claro que puedo reir— le brillaron los ojos y parpadeó varias veces como un niño chiquito.

—pensaba que eras una persona sin sentimientos o un robot sin la capacidad de reír, pensaba en tocar tu mano ya que si estabas frías era que no estabas viva y me iba a ir corriendo de aquí a contarle a todos que ví un fantasma pero si estabas, caliente dudaría de tu existencia como persona ya que no expresas nada más que esa mueca de amargada— dijo poniendo los dedos en sus cejas como si estuviera molesto, después sonrió y reí otro poco.

—la verdad llevaba tiempo sin reír no muchas cosas me dan risa— Vi su felicidad.

—¿Osea soy la razón por la cual sonríes? Me siento especial— puso una cara de orgulloso.

—no—  dije agarrando mi bolso — tu torpeza es la razón por la cual me río— dije caminando con la muerte atrás de mi, algo confundida por lo que pasó, ví que a mi lado aparecía Alex sonriendo.

—bueno algo es algo y dime compañera ¿dónde haremos el trabajo?— pensé un momento mientras veía como la gente se me quedaba viendo me preguntaba el ¿por qué?.

—mi casa no está muy lejos de aquí si quieres después que termine la escuela nos vamos— el lo pensó un momento y lo acepto.

—con tal y sea un lugar con gente y no me vayas a secuestrar o matar está bien— dijo feliz, torcí un poco los ojos, "yo no soy la que te puede matar es nuestro amigo el de atrás capáz de matarte", ví como unos chicos llamaban a Alex el me sonrió y se despidió de mi diciendo que nos veríamos en la entrada de la escuela para irnos.

Así como apareció se fue no pude ver a dónde o con quién, pero si sabía algo el había hecho que me riera, quiso trabajar conmigo y no dudo ni un momento en aceptar venir a mi casa este chico era raro, la muerte atrás de mi estaba sin decir nada paralizada como si algo lo dejo en shock y pensé que seguiría en silencio hasta que hablo.

—parece que el chico no es como todos los demás— no respondí, pero era cierto eso, di una pequeña sonrisa y fui a comer algo para aguantar este largo inicio de semana...

La Amiga de la muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora