Capítulo 35

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La comida no tardó mucho en llegar, el mesero nos trajo unos platos y cubiertos, después de algunos platos de quesos, panes, verduras y papas al vapor, algunas salchichas pequeñas que si no me equivoco se llaman "salchichas cóctel", trajeron una taza muy grande que contenía una crema de un tono amarillo.

     —¿Fondue? —le pregunté a Alex.

     —aunque no lo creas este lugar sirve el mejor fondue y además encaja perfecto con el ambiente frío del bosque, esta comida le da mucho sentido al lugar si me lo preguntas, lo mejor es que es algo liviano y alimenta lo suficiente.

Me dio una gran sonrisa y vimos como el mesero se acercaba con un carrito que contenía dos copas y un cubo de hielo con vino blanco, el mesero amablemente nos sirvió y dejo el vino en el cubo para después retirarse.

     —Me impresiona lo elegante que es todo —dije tomando un poco del vino.

     —Nunca se hay que juzgar un libro por su portada —respondió él, empezando a comer.

Hablábamos, contábamos cosas que nos habian pasado, me contó los entrenamientos con el equipo y de sus notas, hablamos de los exámenes más es el estrés que tenía por eso, me preguntó cosas de mi pasado y así seguimos hasta que se nos acabó la comida.

Él tenía razón, el fondue combinaba perfecto con todo; era delicado, pero muy notorio cuando lo comíamos con algo, era mi primera vez tomando vino y su sabor me pareció muy interesante, fue una comida que de verdad te hace olvidar dónde estás.

     —Escucha eso —habló Alex, vi como de sus ojos salía ese brillo peculiar de cuando se emocionaba.

     —Rewrite the Stars —le sonreí, él se levantó y se inclinó en señal de reverencia.

     —Mi dulce dama, ¿sería tan amable de permitirme está pieza?, me sentiría muy agradecido —habló en un tono de voz elegante, me reí un poco e hice una reverencia para tomar su mano.

Estuvimos bailando igual que la primera vez en el techo del hospital, estábamos perdidos en los ojos del otro, éramos los únicos bailando pero eso no fue una excusa para sacarnos de nuestro mundo, el se puso a cantar la parte de James Arthur y me obligó a cantar la de Anne-Marie mientras íbamos bailando, al terminar la canción el beso no tardó en llegar; fue lento, dulce y cálido. Cuando nos separamos las personas de nuestro alrededor aplaudieron, lo que provocó que nos sonrojaramos y después voltearamos a vernos para reírnos.

Él me miró como si nunca me hubiera visto, me sentí algo apenada por su mirada fija, noté que dudaba mucho en intentar decir algo, abría y cerraba la boca como si tuviera miedo; entendí lo que me iba a decir, el lugar y el momento era perfecto, le costaba decirlo así que le ayude.

     —Lo que sea que estés intentando decir... —suspiré, pasé un mechón de cabello por detrás de mi oreja y le sonreí—. Si quiero —él abrió la boca formando una pequeña "o".

     —Y si hubiera pensando en que te quería secuestrar —rio un poco, yo me acerque a él y le di una sonrisa ladina.

     —Pues te conozco, Alex y sé que me ibas a preguntar si quería ser tu novia —él me miró un momento.

     —Entonces... ¿Aceptas? —se me salió una pequeña risa.

     —Sin dudarlo dos veces, idiota.

Él agarro mi cintura y me levantó feliz, festejando que había aceptado, me reía mientras le pedía que me bajara, las personas se reían un poco y aplaudían celebrando con nosotros el momento, Alex me bajó y nos besamos.

Nos quedamos un poco más, hasta que se hicieron las 9:00p.m. y decidimos retirarnos con la promesa de que siempre vendríamos cuando quisiéramos festejar cualquier tontería.

Estábamos ya en el auto rumbo a nuestras casa, íbamos cantando o hablando tonterías, nos reíamos de lo que hacíamos y por primera vez disfruté mucho el momento.

     —Esa vez en la playa, Benjamin dijo en italiano que lo importante que él sabía era ¿que te gustaba? —abrí un poco los ojos y me sonroje por la pregunta de Alex.

     —Sí... —suspiré—. En ese momento yo no sabía que sentía, no estaba muy concentrada en mis sentimientos y dudaba eso... A pesar de que Benjamin me lo recalcó muchas veces tenía miedo de amar y no ser correspondida.

     —Yo me enamoré de ti desde la vez que vimos las hortensias en tu vieja casa —abrí un poco más boca, formando una "o".

     —¿Desde esa vez te gusto? —pregunté.

     —Desde esa vez conocí quién de verdad era Alessia Romano —le di una pequeña sonrisa y se me salió una lágrima de alegría.

      —Gracias por todo lo que has hecho y me has enseñado.

      —Faltan muchas cosas más, mi linda fantasmita.

Tomó mi mano y la acarició un poco mientras conducía, sonreí, vi por la ventana como poco a poco nos alejabamos de aquel frío y nublado bosque.

"La Caja de los Sentimientos guarda cada sentimiento negativo, dejándote solo amor y felicidad por conocer aquel oculto lugar".

La Amiga de la muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora