Capítulo 26

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Bueno, después de 6 horas estudiando al fin era la hora del almuerzo, pensaba como siempre comprar mi comida y alejarme de todos para comer tranquila con mis audífonos, pero Alex pensaba diferente.

     —Vienes conmigo a comer —le torcí los ojos, desde que salimos, me seguía insistiendo en sentarme a comer con él, Lukas y Martin.

     —Alex, ya te dije que no... —una voz gritando mi nombre me interrumpió.

     —¡¡HOLA, ALESSIA!! —un Lukas animado me abrazo por la espalda.

     —Suéltame, Lukas —le dije algo molesta.

     —Uy, pero que carácter —hablo Martin acomodando sus lentes.

     —Alex me lleva insistiendo desde que sonó la campana para que coma con ustedes —Alex me sonrió como si no pasara nada.

     —Entonces, ¿qué esperas?, compra tu almuerzo y vamos a comer —habló Martin como si fuera lo más obvio del mundo.

     —Pequeña azabache, decirnos que no a nosotros es imposible, así que mueve tu culo y vamos a comer; tengo un hambre horrible —me dijo Lukas mientras pedía su comida, Alex y Martin solo se rieron.

     —Cómo ves fantasmita un no, es algo que no aceptaremos —Alex se acercó a mí y me dio una sonrisa torcida.

     —Son unos idiotas —Alex rió y pidió su comida.

No me tocó de otra, solo pedí mi comida y los seguí, nos sentamos en una mesa a comer; la verdad no era tan malo, de a ratos me reía de las tonterías de Lukas, los regaños de Martin y un Alex haciendo bromas o quejándose de las clases, estábamos divirtiéndonos hasta que una pelinegra se acercó a nuestra mesa.

     —Tú, idiota; deberías de alejarte de Alex, no sabe lo que Camil es capaz de hacer —expresó la chica con una voz de molestia, tarde un poco en darme cuenta que era una de las chicas que siempre estaba con Camil.

     —Deberías largarte, Sara —respondió Lukas con fastidio, me sorprendió porque era la primera vez que lo veía como ¿molesto?

     —Cállate Lukas, esto no te incumbe —al escuchar eso Lukas se levantó de la mesa.

     —Si intentas hacerle daño a algunos de mis amigos claro que me incumbe, perra —Lukas se acercó a la pelinegra como si le fuera a pegar.

     —¿Que harás Lukas? ¿Me vas a pegar? ¿Crees que tengo miedo?, Sé que no me harás nada porque todavía me amas y sigues sin aceptar que te engañé y que jamás te quise, así que cállate y siéntate idiota, que no es contigo —habló la chica apartando a Lukas y acercándose a mí.

     —Ahora tú, espectro; te lo diré así: Alex es de Camil y si ella no pone fuerza o hace algo para que lo entiendas entonces lo haré yo —la chica iba a pegarme pero Alex la detuvo.

     —Lárgate de aquí, Sara, no te lo volveremos a repetir —Alex la medio empujó, tenía una expresión seria e imponente, casi me dio miedo.

     —Tú cállate, prefieres estar con ese estorbo en vez que con alguien de tu mismo estatus social —habló esta chica, con fastidio.

     —Es mejor estar con ella que con personas chupasangre como tú, Sara —habló Martin colocándose al lado de Alex.

     —Pues bien, me iré, pero acuérdate de lo que te digo, chica: si Camil no hace nada, lo haré yo y será peor —me molestó que los chicos me defendieran, los aparté y me puse al frente de la chica.

     —No se quién te dio el derecho de hablarme de esa manera, no soy como otras personas que has conocido y entiende esto: no le tengo miedo ni a Camil ni a ti, así que has lo que quieras, pero no me apartaré de mis amigos y si quiero saldré con ellos porque tú no tienes el poder de decir que haré o que no, perra de segunda —vi cómo la chica se ponía roja de la ira, esta intentó cachetearme, yo solo me puse al frente a ver si lo hacía, pero algo la detuvo.

La Amiga de la muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora