Capítulo 11. Fallo cardíaco.

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Juro que el piip piip de las máquinas que están conectadas a mí tiene el tempo perfecto para el beat de una canción de hip-hop.

Si pudiera, me pondría a bailar ahora mismo.

Lo primero que noto al levantarme, a parte del ruido de mi propia respiración a través de la mascarilla de oxígeno y lo mal que huele mi aliento, es que sigo igual.

Vaya, que pienso igual.

Me explico; sigo siendo Yibo.

No sé cuantas horas exactamente llevo dormido, pero he tenido tiempo de soñar cosas muy raras. Entre ellas, que los extraterrestres me abducían.

No es tan fascinante como pensaba.

Está oscuro y tan solo veo sombras, gracias a las luces del monitor. Y hay alguien durmiendo en el sillón de al lado. Noto su presencia, pero no puedo girar la cabeza para identificar quién es. De hecho, apenas puedo moverme.

Tengo agujetas por todo el cuerpo.

Y casi me da un infarto cuando veo la vía que hay conectada en mi brazo. Mierda, no hay forma humanamente posible de que me hayan pinchado eso estando yo consciente.

Lo cual me deja con la segunda cuestión, a parte de mi crisis de identidad inicial. ¿Qué me ha pasado?

Recuerdo el auditorio, Xiao Zhan, los donuts, Xiao Zhan, el baile, oscuridad, Xiao Zhan... Y poca cosa más. Como un dolor de barriga llevado al extremo. Pero el dolor era en el pecho.

Y no podía respirar.

Las luces se encienden de repente y entra la enfermera de guardia.

"¿Ya te has levantado?" Me pregunta. Lo cual es absurdo, porque así no le voy a poder responder. Apenas tengo fuerza. "Voy a tomar tus constantes y ahora mismo llamo a la doctora."

El cuerpo que hay sentado en el sillón se mueve y se incorpora.

"¿Se ha levantado?" Pregunta, agitado. Y reconozco su voz de inmediato.

¡¿Qué hace Xiao Zhan aquí?!

Es que mi vida empeora por momentos. No me lo puedo creer.

Por si fuera poco, el monitor es capaz de reflejar mi nerviosismo también. Yo mismo noto cómo mi frecuencia cardíaca aumenta. Y el piip piip también lo hace.

"Tranquilo, estás bien," me consuela la enfermera. Y quiero decirle que no estoy preocupado por eso. Que tengo otras cosas en la cabeza.

Pero claro, no puedo.

Así que me veo obligado a buscar con la mirada a Xiao Zhan. Quizás entienda mi pregunta mental de ¿¡qué coño haces aquí!?

Sin embargo, cuando nuestras miradas se encuentran, veo la sombra de mil años de sufrimiento en sus ojeras. Lo cual, todo sea dicho, me asusta. No estoy entendiendo nada.

Él me sonríe compasivamente.

"Menudo susto nos has dado," ¿Nos?

No puede ser. ¿Mis padres están aquí? Mierda, que de esta no salgo. No me van a dejar vivir solo en la vida como me hayan visto en este estado. Busco con la mirada a mis alrededores.

"Tus padres no están," revela Xiao Zhan. "Asumí que no querías que se preocuparan, así que avisé a WenHan para que no dijera nada. Espero que no te importe."

Cierro los ojos con fuerza.

Esto tan solo puede significar algo.

No es algo puntual.

Perdiendo los estribosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora