Capítulo 21. Eros.

576 88 48
                                    

"¿Estás bien?" Pregunta Xiao Zhan. Está sentado a mi lado mientras devora la carne que le acaba de servir mi padre.

Él entero emana calor.

Y justamente ése es el problema.

Esta noche no puede pasar nada. No estoy preparado. Definitivamente no lo estoy. Este giro de acontecimientos no iba incluido en mi planning y hay muchas cosas a tener en cuenta.

Pero los nervios siguen allí.

Porque está claro que Xiao Zhan se va a quedar a dormir. Y probablemente será en mi cuarto.

Compartiremos cama porque es suficientemente grande como para que los dos quepamos de sobra. Estaremos juntos y nos veremos abrumados por los sucesos de hoy, así que nos besaremos.

Apasionadamente. Como antes.

Mi vientre inferior se contrae ante el recuerdo y siento mis mejillas sonrojarse. Es que estoy tan acalorado que me tiraría a una piscina de lleno.

"¿Yibo?" Vuelve a preguntar Xiao Zhan preocupado. Mierda, que se me ha olvidado contestar.

"Sí... Estoy bien, sí," digo en medio de un tartamudeo nervioso. Él asiente no muy convencido y desvía la mirada hacía nuestros amigos, hablando de vaya uno a saber qué.

No es porque esté sesgado ni nada, pero es que su perfil es perfecto. Observo las curvas que dibuja su rostro y me pierdo en ellas. Sus pestañas son tan densas y me pregunto cómo sería si él acariciara mi piel con ellas. Que fantasía más absurda, me reprocho en seguida. Si bajo un poco más la mirada, puedo ver la punta de su nariz. Es adorable y me gustaría mordisquearla.

Y sus labios, sonrosados y ligeramente hinchados por el trato que han firmado con los míos después de nuestra confesión.

Probablemente no debería estar pensando en estas cosas ahora mismo porque siento un incremento de actividad en ciertas partes de mi cuerpo, y no es el momento.

"Acabo de ser testigo de cómo te lo has follado con la mirada," oigo el susurro en mi oído y manda escalofríos por todo mi cuerpo.

"¡WenHan! ¡Ten un poco de decencia!" Grito escandalizado, pero debo mantener el tono de voz bajo si no quiero terminar de delatarme.

"¡Mira quién habla! ¿Decencia? Tío, deberías verte..." susurra él también. Deja su plato en la mesa y estira los brazos por encima de su cabeza mientras bosteza. "Madre mía, qué gran persona que soy. Hoy voy a dormir tan feliz sabiendo que mi mejor amigo por fin se acostará con alguien."

Golpeo mi frente con la palma de mi mano porque... Bueno, es que este chico no tiene remedio.

"Sin comentarios," suspiro al final. Estoy agradecido de que el volumen de voz de los demás sea lo suficientemente elevado como para que no se nos escuche bien.

"¿Estás nervioso?" Levanto la cabeza y arqueo una ceja. "Tranquilo," dice levantando sus manos en son de paz. "Es que es diferente, tenía curiosidad."

"Oh, te aviso de antemano de que no te voy a explicar nada. A lo mejor tú cuentas estas cosas como quien cuenta lo que ha comido hoy, pero yo no. Eso tenlo por seguro," estas cosas no se comparten, eso lo tengo muy claro. Es totalmente innecesario.

"Joder Yibo, es que eres frío de cojones," se queja enseguida.

"No soy frío. Pongo límites. A mí no me gusta hablar de estos temas así como así," y como no cambiemos de inmediato de tema me voy a cabrear más porque estoy demasiado nervioso y no me gusta ser delatado de esta forma.

Perdiendo los estribosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora