Capítulo 25. Promissio parit debitum.

553 84 30
                                    

Sabía que algo olía a chamusquina.

Es que lo sabía.

Pero decidí dejarme llevar.

Y ahora se está riendo de mí en mi cara. Este es el resultado de tanto déjate llevar, déjate llevar – en mi cabeza suena con la voz de WenHan, sí. Ya es inevitable.

"Vayamos a comer primero," había escrito Xiao Zhan por la mañana. "Pero arréglate."

Y claro, yo le seguí el rollo.

Por dentro ya pensé que era raro eso de arreglarse. En primer lugar, porque para comer, generalmente uno no se arregla, ¿no? Para cenar sí, pero a estas horas... tengo mis dudas.

Por otro lado, ¿para qué me tendría que arreglar si luego tenemos que seguir con mi "supuesta" mudanza?

Tampoco es que mis intenciones fueran del todo puras. Es que no he traído nada de casa, para empezar.

Vale, no me voy a avergonzar de esto. Yo y mi mente sabemos muy bien cuales eran nuestras intenciones al invitar a Xiao Zhan al piso.

Pero aquí estoy, comida italiana, que ni siquiera he pedido yo, encima de la mesa, y sin haber recibido mi beso aún.

"Seguro que hay un sitio en el infierno especial para gente como tú," gruño entre dientes.

Xiao Zhan se ríe a carcajada limpia desde el otro lado de la mesa.

"¿Tú crees?" dice mientras toma otro sorbito de vino.

Vino que tampoco puedo tomar, para relajarme un poco ni que sea. Parece que ha venido a torturarme de verdad. Pero ¿qué le pasa?

"No lo creo. Lo sé," gruño enfadado. "No entiendo absolutamente nada," intento acercar mi mano a la suya por debajo de la mesa, pero él es más ágil y la aleja. Resoplo con fuerza. "Debes de estar bromeando, ¿no?"

Sonríe mostrando todos los dientes. Y quiero abofetearlo.

Pero más que nada, quiero besarlo.

Sería muy fácil atrapar su rostro entre mis manos y lanzarme. Lo que pasa es que tenemos público, y no quiero que interpreten mal las cosas si el decide forcejar.

"Relájate," dice con la voz tranquila. Menudo cabrón. Tiene medio pecho descubierto y puedo verle los pezones a través de la camisa desde aquí, y, aun así, ¿me pide que me relaje? "¿Sabes que aún no hemos tenido nuestra primera cita oficial?"

"¿Es necesario?" pregunto poniendo los ojos en blanco. "No iba preparado para esto, en serio."

Vuelve a reír. Pero es que su risa me encanta, así que, aunque quiero enfadarme más, lo único que hace es contentar a mi corazón.

"Finjamos que aún nos estamos conociendo," propone entonces.

Mi ceja se arquea automáticamente, como un espasmo. Suspiro con ganas.

"Zhan-ge, si te va el roleplaying, tendrías que habérmelo dicho antes. Se me habría ocurrido algo mejor que esta tortura," ante mi comentario, lo que hace es sonreír. Entonces veo cómo desliza la punta de su lengua por debajo de sus dientes y al final, muerde con suavidad el extremo de sus labios. Todo esto antes de alzar la copa a sus labios y seguir bebiendo. 

Mi vientre inferior se contrae. Y el retumbar del latido de mi corazón en mis oídos por poco me deja sordo.

"Por favor," suplico. A la mierda la dignidad. "Solo un beso, y podremos disfrutar del resto de la comida tranquilos," él arquea las cejas sorprendido. "En serio," me apresuro a prometer.

Perdiendo los estribosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora