Capítulo 22. Pero qué bonito.

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¿Puede uno decir que es compatible en la cama con alguien sin que haya connotaciones sexuales en la declaración?

No soy capaz de encontrar las palabras adecuadas, pero dormir con Xiao Zhan es una actividad que haría por el resto de mi vida. Así, sin más. Es el cojín perfecto. El calor de sus brazos y cómo nuestros cuerpos encajan el uno con el otro son sensaciones indescriptibles.

He de reconocer que siempre me había parecido extraño ver a parejas levantarse por las mañanas aún en brazos del otro. Nunca había experimentado algo similar en el pasado.

Pero por primera vez... No sé, soy capaz de entenderlo.

Y disfrutar de mis corazas cayendo.

Es como renacer. ¿No estaré siendo demasiado intenso?

Xiao Zhan sigue durmiendo, así que intento separarme de él mientras resisto la tentación de besarle y jugar con su pelo desordenado bailando por su frente. Tengo que tomarme una ducha.

Cuando salgo de la cama, se queja un rato antes de cambiar de posición y seguir durmiendo.

Ah... Ya veo, supongo que los artistas necesitan más horas de sueño por la inspiración y esas cosas, ¿no? ¿O eran sólo los artistas del surrealismo?

Salgo disparado hacia la ducha y me deshago del sudor de la noche. Tengo la mente en blanco, la sensación de flotar sobre una nube no es demasiado errónea para describir mi estado. Y me sorprendo a mí mismo varias veces sonriendo como un bobo, por lo que tengo que pellizcar mis mejillas repetidamente para dejar de parecer un psicópata.

Pero es que estoy feliz. Estoy tremendamente feliz.

Me peino e hidrato mi piel antes de salir del baño, con una toalla envuelta alrededor de mi cintura, y vuelvo a mi cuarto.

Para cuando entro, Xiao Zhan ya está despierto, apoyando su espalda en el cabezal de la cama y revisando las notificaciones de su móvil. Al escuchar el ruido de la puerta, levanta la mirada y se topa conmigo.

"Buenos días," canturrea mientras me ofrece una sonrisa deslumbrante.

Para mí.

Joder, es que el vuelco que acaba de dar mi corazón me podría matar eh.

"Buenos días," contesto yo. No voy a apostar nada, pero estoy convencido de que mi rostro se ha sonrojado. Y probablemente mi torso también, y le acabo de dar el placer de ser testimonio de las reacciones que causa en mí.

Me dirijo al armario y saco la ropa que debería ponerme. También preparo un recambio para él.

"Ayer dijiste que preferirías ducharte por la mañana. Puedes ponerte esto," le aclaro, mientras dejo las prendas encima de la mesa. Es ligeramente más alto así que no creo que haya problema con la talla.

Su mirada no me ha abandonado en ningún momento, y ahora mismo no sé qué hacer. La verdad es que es un poco vergonzoso desnudarse así, de repente. Y tampoco quiero hacer malabares raros para que no se me vea nada, porque sé que no me va a salir bien y él se dará cuenta de que estoy incómodo.

Así que finjo ordenar algo en los estantes del armario, algo que, por supuesto, ya está ordenado.

"Muchas gracias," lo escucho decir. Entonces escucho cómo se levanta de la cama y se acerca a la mesa para coger la ropa.

Los pasos siguen avanzando, pero no hacia la puerta.

Hacia mí.

No me da tiempo a darme la vuelta.

Perdiendo los estribosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora