Capítulo 14. Animi custos.

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"Estas en casa?"

Es el primer mensaje que recibo cuando despierto por la mañana. Sin un "hola" antes, sin nada más después. Y por supuesto, me preocupo.

"Si. Todo bien?"

"Necesito tu ayuda."

Cuando escribes este tipo de mensajes por Whatsapp sin contextualizar, lo más probable es que provoques una taquicardia a alguien. Y en mi caso, no es algo que me convenga.

Así que lo llamo.

Es la primera vez que lo llamo.

Y la primera vez que escucho su voz desde que me dieron el alta. Llevo tres días en casa de mis padres.

"Xiao Zhan? ¿Qué pasa?" Pregunto. Y juro que intento que mi voz no suene preocupada, porque todos sabemos que preocupación sumada a preocupación es incendio, y no lo quiero poner nervioso. 

"Yibo!" Saluda alegremente. "No es nada urgente, no te preocupes," dice riendo. Algo en mí se relaja, a la vez que otra parte se cabrea. "Necesito que me ayudes en un proyecto," me explica.

Suspiro ruidosamente para que lo escuche él también.

"Joder, eres un capullo... Esto no se hace, ¡que pensaba que te había pasado algo!" Vale, mi reacción es exagerada.

Ya lo sé.

Pero precisamente no es que hayan tenido lugar acontecimientos del todo normales a mi alrededor durante la última semana. Así que tengo derecho a sentirme así. ¿No?

Hay un silencio después de esto.

"Lo siento, no lo había pensado," su voz suena intranquila cuando me contesta. Siento como mi corazón va volviendo a la normalidad. "¿Estás bien?"

"Sí," contesto de forma calmada. "Sí... estoy bien ahora. Lo siento por haber reaccionado así, me habías asustado, la verdad," confieso.

"Perdón..." repite.

"No te preocupes, ya estoy mejor," le quito importancia y decido cambiar de tema. "¿Qué quieres decir con ayuda?"

"No sé cómo explicarlo por aquí. ¿Nos podemos ver en tu casa?"

¿De qué va todo esto?

"Claro," contesto aún así. No me explico cómo mis habilidades pueden ayudarlo a él, si nos dedicamos a sectores totalmente distintos."Te mando ubicación."

"Gracias."

Y corta.

Esto es raro. Más de lo que la situación requiere, vaya.

Me estiro encima de mi cama e inspiro profundamente, huele a suavizante fresco. Estoy contento de haber vuelto a casa. Me siento arropado por el amor de mis padres mientras intento recuperarme mentalmente. Aunque creo que hasta mañana, que es cuando tendría que ir al último ensayo antes de la presentación, no me daré cuenta de lo que realmente significa esto.

De que ya no puedo bailar.

Observo el techo, sin lágrimas ya. Se han terminado.

Supongo que un estudio de baile lo puedo abrir igualmente. Puedo ser el director, esa parte de mi sueño todavía se puede cumplir. Y a lo mejor tendré que tirar de las habilidades para actuar que estoy adquiriendo en la carrera ahora mismo, podría dedicarme al mundo del cine.

Todas estas salidas están bien, supongo.

Pero nada será como bailar. Porque es como perder tus alas. Estoy enjaulado de verdad.

Perdiendo los estribosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora