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MYSIE:

Tras una ducha relajante, me envolví la melena en un turbante y me puse el albornoz.

-¿Qué hora es, Ara? -grité mientras recogía mi pijama y echaba la ropa interior al cesto de la ropa sucia.

-Las ocho y veinte. - grita desde la cocina.

-¿¡Qué!? ¡No!, ¡carajo!

El examen comenzara a las nueve y aun debo vestirme, adecentarme un poco. Lo que para mí significaba ponerme una ligera capa de maquillaje, un poco de color en las mejillas, brillo de labios y alisarme el pelo. Sumado a eso tomar el autobús hasta el Campus Central y correr por la calle hasta donde esta el departamento de musica.

¿Cómo era posible que se me hubiera hecho tan tarde?

-¡Mierda! -mascullé conforme me quitaba el albornoz, me ponía las bragas, el sujetador, la remera y un jean y salí del baño a toda prisa.

Para encontrarme con Ara esperandome en la sala.

-Tu desayuno. - me entrego un vaso de café. -Vamos, voy de camino.

Mi alma respiro. Por lo menos no estaría tan apretada de horarios. Estoy completamente nerviosa por este primer examen.

Nos lleva menos de quince minutos estar frente al campus donde estoy tomando clases. Y es el tiempo justo para caminar sin parecer una loca desquiciada y entrar como una persona normal al aula.

-Gracias por traerme. - le doy un beso en la mejilla y bajo.

Me giro para saludarla y la veo que esta levantando sus pulgares. -Exitos mi niña.

Grita mientras arranca su auto. Y me quedo parada un momento analizado mi situación. Debo dar un examen y estoy nerviosa hasta la médula.

Estuve estudiando para este examen por una semana completa. Ara y Tae me aseguraron que me se la materia de atrás para adelante. Pero de todas formas siento que no se nada. Si apruebo la parte teórica puedo participar del mini concierto que se dara en el auditorio. A pesar del pánico esenico necesito participar de ello. Necesito demostrarme a mi misma que voy por el camino correcto.

Llego dos minutos antes de que el profesor cierre la puerta y no deje entrar a nadie más. Veo a algunos de mis compañeros de clase y tomo una gran bocanada de aire.

Yo sé.

El examen pasa rapidísimo. No me hizo falta esforzarme mucho porque tal y como me aseguraron las dos personas que más confían en mí me sabía la materia completa. Así que confío en que me ira bien. Cuando salgo de la universidad estoy debatiendome si ir en busca de Tae a su trabajo o ir a su departamento.

Descarto la idea enseguida.

Lo veo apoyado a su auto. Viste un traje formal, y los lentes que le dan el toque sexy. Varias chicas babean por él, es dueño de una belleza única y sabe que es irresistible. Se hace el interesante y varias de esas chicas e intentan conseguir su número de teléfono.

Me abrazo a mi abrigo y mi bolso y me acerque a paso lento. 

-¡Hola guapetón! –Me pare frente a él y apreté sus mejillas -¿Cómo has estado?

Él se había ido unos días a Daegu con su padre, y veo que tomo demasiado sol, estaba muy bronceado, se ve súper atractivo.

Las chicas que se quedaron paradas justo detrás de nosotros me miraban con odio. Entiendo, quien no quisiera tener la atención de semejante Dios griego, pero sigan envidiándome este adonis es solo mío.

-Muy bien. Pero ahora que te veo mucho mejor. ¿Cómo estas osita? –Beso mi mejilla y me abrazo –te extrañe, ¿me extrañaste?

Asentí con la cabeza –no te das una idea –sus manos se posaron en mi cintura –bésame ya y hagamos morir a esas zorras.

Él es un chico malo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora