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Mysie:

Miro la pantalla de mi laptop y mi ritmo cardíaco se acelera. Ahí estaba el aviso que tanto estaba esperando: al fin habían publicado los resultados. Las notas de los primeros examenes. 

Debía ingresar al sistema para corroborar que todo estuviera correcto, pero yo tenía miedo de encontrarme con algo que no me gustara. No quería ver la nota de la asignatura que más se me había dificultado, así que me encontraba tensa y preocupada. Mi rendimiento había mejorado, pero esa materia se me hacía dificil. Tenía que aceptarlo, así que había una gran probabilidad de que mi calificación no fuera la mejor, y si ese era el caso, sabía que no pararía de torturarme y reclamarme a mí misma por no haber puesto más empeño.

Exhalé un suspiro tembloroso y escuché a Tae reír a mi lado. Lo miré con molestia. Parecía estar burlándose de mí.

-¿Qué? -pregunté. Él rio al escuchar mi tono alterado.

-Nada, solo pareces nerviosa. ¿Estás bien?

Señaló mi oreja con un movimiento de barbilla y me di cuenta de que jugaba con mi lóbulo de nuevo. Era un tic nervioso que tenía y del que no podía deshacerme. Rebotaba mis rodillas arriba y abajo y comenzaba a masajear mi oreja sin ser consciente. De inmediato detuve el movimiento. Coloqué ambas manos sobre mi regazo y apreté los puños, al igual que la mandíbula.

-Estoy bien-mascullé. Su sonrisa me dejó ver que no me creía nada en lo absoluto.

-Te irá bien. - me dio un pequeño beso en la mejilla.

Lo miré con sorpresa. -¿Cómo...?

-Se que te irá bien osita.

Una sonrisa se escondió en sus ojos brillantes. Esas arruguitas que se le formaban alrededor de los ojos cada vez que sonreía y la manera en que estos se volvían dos delgadas rejillas-me volvían loca. Me hicieron perder la razón la primera vez que las vi, y aún tenían ese poder sobre mí. Ese efecto sobre mí era avasallante.

-¿Y por qué estás tan seguro?

-Porque te conozco Mys. Sé cómo eres y veo cuánto te exiges a ti misma. Tu mente suele desarrollar los peores escenarios y eso te mantiene tensa. A estas alturas ya deberías saber que nada es tan malo como lo es en tu imaginación, así que tranquila, ¿sí?

Me regaló una sonrisa reconfortante y yo le devolví el gesto.

-Gracias osito. Lo intentaré.

Inspiré y exhalé en un intento por relajar mis nervios y Tae se acercó más a mí. Su hombro tocó el mío y aquel simple e inocente roce elevó mi temperatura hasta sofocarme el rostro.

Fijé la mirada en mi laptop otra vez en un intento porque él no notara mi turbación, sin embargo, cuando sus labios se acercaron a mi oreja y su aliento me acarició la piel, todos mis vellos se erizaron. Escuché cómo abría los labios para decir algo y un suspiro se me escapó cuando estos me rozaron la oreja.

-Apuesto lo que quieras-susurró-a que tendrás la nota más alta.

Se alejó tras decir esto y sentí la piel del cuello y la mejilla enfriarse poco a poco, pero podía asegurar que mi rostro era el mismo reflejo de una manzana. Asentí hipnotizada sin despegar mi vista de la pantalla frente a mí y, distraída, pinché el enlace para ver mi nota.

Él es un chico malo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora