✨Alimentando mis dudas y mis celos✨

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"Las inseguridades son el veneno más mortal que existe,
pueden acabar con el éxito, la confianza y el sentimiento más fuerte de todos: el amor."

- ¿tu padre?- dijo sin poder creerlo- ¿tú padre biológico?

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- ¿tu padre?- dijo sin poder creerlo- ¿tú padre biológico?.

- Si, el mismo- contestó Francisco- Tengo entendido que tú eres la pareja de mí hijo.

- más bien era- respondí molesto. Eros me dedicó una sonrisa débil.

- quiero lo mejor para su hijo- dijo ignorando mí comentario.

- entonces estamos en la misma. Le decía a Quillén que ahora es un Montenegro. Que ha vuelto dónde pertenece.

- me parece bien que Quillén este dónde pertenece- Eros evitó mirarme y me saltó la térmica. ¿Acaso se olvidaron que yo estaba presente?. Hablaban de mí como si no estuviera a centímetros de los dos.

- sigo aquí- agite una de mis manos para llamar su atención- no me he ido a ningún lado. Gracias por preocuparse por mí, pero ¡PUEDO CUIDARME SOLO!- lo último provocó que las personas del café nos mirarán con atención.

- lo acabas de dejar bien en claro- bromeó Francisco mirando de reojo a las personas.

- suele ser muy impulsivo- acotó Eros- es una de las cosas que me encantan de él y su positividad negativa.

- ¿Positividad negativa?- Montenegro parecía curioso y divertido.

- sí, es una mezcla entre una frase tóxica y una motivadora... Una vez me dijo " Lo bueno de fracasar siempre en la vida es no sentir que perdiste algo,si siempre fracasas no conoces la victoria"- Francisco comenzó a reírse y tuve la intuición que ambos se llevarían muy bien a futuro.

- ¡es muy filosófico!- dijo entre risas- e increíblemente negativo.

- no conozco muchas personas que pueden hacer un comentario positivo dentro de uno negativo- fulmine a Eros con la mirada y me concentré en mí café. ¡Malditos idiotas, se ríen de mí filosofía de vida!. ¡Ya quisiera verles la suya a ver si no es tan profunda como la mía!.

- ¡Eros!, ¡Brother!, ¡Estuve media hora esperándote!- se quejó un chico, una vez se acercó a nuestra mesa. Instantáneamente sentí celos. Era muy lindo. Era un poco más bajo que Eros, ojos verdes, cabello castaño e iba vestido muy urbano. Con cadenas colgando de sus pantalones.

- ¡me olvidé, perdón!- y le dió un beso en la mejilla al chico. Salté de enojo. Hace horas me dejaba y ahora se lanzaba sobre ese muchacho descaradamente. ¡No juegues conmigo Eros Rosas!. ¡No juegues conmigo!- te presento a los Montenegro- nos señaló. Francisco saludo al chico con amabilidad y yo le dediqué un gesto con la cabeza- Quillén el es Beto. Un amigo de la infancia.

- amigo- repetí- claro uno de tus "tantos" amigos- Los tres me miraron boquiabiertos. Francisco me miró confundido, Beto se limitó a sonreír y Eros ahogó una carcajada. Se estaba divirtiendo a mí costa, el desgraciado.

- no soy de esos "amigos" de Eros- me contestó Beto. Me sentí avergonzado- pero es lo más lógico de pensar conociendo lo perra alzada que es.

- Beto está por casarse con Facundo. Un chico muy carismático- comentó Eros triunfal. Disfrutando de mis celos.

- así es, Facu es todo un caballero. Me costó un poco conquistarlo pero al fin cedió. Tuvo un desamor muy trágico con un periodista famoso, ¿Como verga se llamaba?, ah sí, Thiago nosécuantos.

Al parecer Beto era una persona que le encanta contar  su vida a los demás. Me cayó simpático al ver que no tenía ningún tipo de interés en MÍ Eros.

- el sábado daré una fiesta en honor a mí hijo- comentó Francisco- tendrán que asistir.

- ¿harás que?- le pregunté poniendo los ojos en blanco. Estaba bueno que sea mí padre pero que vaya más lento.

- es una especie de presentar en sociedad un hijo. Una tradición de familias antiguas- me explicó- Sos un Montenegro perdido que vuelve a casa Quillén. No solo eso, ¡sos el heredero de los Montenegro!. Todo el mundo debe conocerte. Te ayudará a conocer personas y orientarte un poco en el tema.

- señor Montenegro allí estaré- Prometió Beto.

- y por favor trae a tu Facundo que lo quiero conocer- Francisco era una de las personas que se les hacía fácil conocer a otras.

- le haré saber de su invitación- dijo Beto.

- y te espero allí Eros- continuó mí padre- tu presencia no puede faltar.

- ¡no lo hará!- sonrió Eros- su hijo aún me debe un vals.

- tu no sabes bailar un vals- le recordé.

- aprenderé. Hasta el sábado tengo tiempo- me dio un beso en la mejilla y se fue con Beto.

Me confundía. Me decía que me amaba, luego que me dejaba por mí bien y ahora me trata como si fuéramos dos enamorados conociéndose. ¡No entiendo!. ¿Qué se supone que debo hacer?.

- ¿quieres ir a ver la casa?- preguntó mi padre con un entusiasmo mal disimulado.

No puede negarme.

La mansión Montenegro era un palacio en medio de la ciudad.

La casa debía tener su propio código postal de lo inmensa que es. Estaba ubicado en un barrio privado y tenía más una veintena de habitaciones.

Para cualquier persona es la casa soñada, para mí es abrumadora e intimidante. Me sentía como una mosca que se posa en una torta de cumpleaños.

Lo que más fascinaba de esa casa era que conservaba su aspecto antiguo. Al estar a su frente te transportaba a 1910, con los trenes, los barcos a vapor y las carretas. Tenía ese estilo.

Un estilo colonial y europeo. Como si fuera una réplica del congreso de la nación pero sin la cúpula.

- aquí se instaló nuestro primer pariente al dejar su España natal.- comentó Francisco.

- dime qué no deberé aprender la historia familiar- supliqué.

- no te hará falta. La casa es como un museo. Hay cuadros de todos nuestros antepasados y miles de libros y libretas de ellos. Claro que cuenta con todos los lujos del siglo XXI. Será una casa histórica  pero siempre mirando al futuro- me dejé guiar y entramos al ancho vestíbulo.

Todo era tan lujoso y resplandeciente. Me quedé boquiabierto hasta que se me cansó la mandíbula.

- espera a conocer nuestra mansión en el distrito federal de México- me dijo mientras una mujer llegaba a recibirnos.

- Clara, este es mí hijo- me presentó- Quillén Montenegro- La mujer me regaló una cálida sonrisa- Quillén ella es Clara nuestra ama de llaves.

- un gusto Clara- la saludé. Ella me estrechó la mano.

- señor Francisco, un joven desea hablar a la brevedad con el jovencito Quillén. A venido tres veces y regresará a la noche.

- ¿quién es y cómo sabe que tú vives ahora aquí?- Francisco lucía preocupado.

- a venido rato después de traer el equipaje- informó Clara.

- ¿dejó su nombre?- Francisco estaba cada vez más intrigado.

- Julián, Julián Martínez Avellaneda- informó la ama de llaves- ¡pero que tonta soy!, Dejó esta tarjeta- me la entregó y la leí con nervios.

La tarjeta decía así:

Quillén:

Necesito hablar contigo urgente. María te envía sus saludos.

Tu hermano
y amigo
Julián Martínez Avellaneda.

✨Un Vals en las estrellas ✨ (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora