Quillén tiene un sueño... pero antes debe deshacerse de sus crueles jefes.
Eros quiere escapar de su molesto ex novio y para ello pasa el verano en la estancia de su mejor amigo.
Una noche estrellada cambiará el destino de ambos y terribles secretos...
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- buenas tardes- dije a la señora que me abrió la puerta de la modesta residencia, en pleno centro del pueblo- ¿está el doctor?.
- ¡adelante!- dijo la señora y me introduje a un pequeño recibidor con dos sofás de cuero y una mesita de vidrio llena de revistas- el doctor no tardará en atenderlo.
Esperé unos cinco minutos hasta que un hombre de aspecto cansado y canoso me invitó a entrar a su consultorio.
- ¿qué le anda pasando joven?- preguntó muy profesional.
- de salud nada. Vengo en busca de respuestas- el doctor me miró desconcertado- ¡quiero saber que sucedió al nacer esté chico!- mostré el acta de nacimiento. El médico palideció.
- deberías hablar con las parteras, quizás ellas recuerden algo. Yo solo firmo las actas- se desligó del asunto. Su nerviosismo lo delató.
- mí madre es la directora general del colegio de medicina de la nación- la cara del doctor cambio de nerviosa a aterrada- sé que su matrícula venció hace un mes y debe renovarla. Si usted no me dice lo que sabe quizás jamás logré renovar su matrícula.
- prefiero perder la matrícula a perder la vida- respondió- puedo darte una parte de la información. Si se sabe que hablé me matarán.
- soy todo oídos- lo miré atento.
- la madre del chico jamás quiso abandonarlo, la obligaron. Aun así ella nunca se separó de él.
- ¿Qué quiere decir con eso?- ¿madre?, ¿Conoce a la madre de Quillén?- no fue abandonando en el campo.
- no, eso se dijo para ocultar la verdad.
Lo miré pensativo, osea que los Martínez Avellaneda si tienen algo que ver con la desaparición de los padres de Quillén.
-entonces conoce a la verdadera madre.
- no diré ni una palabra más, la familia que lo adoptó no quiere que se sepa lo que realmente pasó esa noche.
- necesito una pista... Algo que me ayude a llegar a la verdad- golpeé la mesa con fuerza- entienda que ese chico está sufriendo con esas personas.
- su madre nunca quiso dejarlo, pero debió hacerlo cuando su esposo se enteró de que estaba embarazada de otro. ¡Por favor! No me pregunté más del tema.
Asentí y me retiré del consultorio, el doctor me había dejado con más dudas que respuestas, sus palabras habían mostrado un panorama totalmente diferente al que creía.
En la tranquilidad de mi auto llamé a mi tía.
- tia, necesito tu ayuda- dije no más bien contestó.
