✨Pruebas y Traiciones ✨

410 71 2
                                    


"En el amor las pruebas son vitales,
sirven para renacerlo si muere,
Y para fortalecerlo todo el tiempo."

"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Sigo a la señora Lucrecia hacia el patio de su casa. Me preparo mentalmente para un futuro chantaje o alguna cachetada bien puesta en mis mejillas.

La mujer camina muy deprisa y se sienta con majestuosidad en uno de los bancos, debajo de un pintoresco quincho de cañas.

- ¡me haces el favor!- señala el asiento continuo. Obedezco en silencio. Nos miramos fijamente unos instantes hasta que ella se hecha a reír. La miró escandalizado. ¿Acaso está loca?.

- fue muy valiente lo que hiciste en mí mesa- dice entre risas- a decir verdad me esperaba algo menos explosivo. Superaste con creces las expectativas.

- no la entiendo señora- le respondo.

- fue todo una especie de prueba- contesta con naturalidad.

- ¿una prueba de qué?- sigo sin entender. Ella me mira con una sonrisa más ancha.

- quería saber si eras como el resto de los chicos que acostumbra traer Eros a casa. Todos complacientes, ninguno sincero.

- ¿por eso invito a Mark?, Quería un contraste con la hipocresía.

- lo invite porque me agrada- hice una mueca. Volví a arruinar las cosas.

- ¡lo siento!- me disculpé.

- sé lo que Mark te hizo a ti y a mí hijo. Lo conozco. Sé que está dolido por terminar su relación con Eros.

- Eros no tuvo la culpa, él se casó con otro- defendí a mí chico.

- mí hijo no es un santo Quillén. Si Mark se casó con otra persona, fue buscando algo que Eros jamás iba a darle: una familia.

- pero conmigo es diferente ¿no?- quería creer que sí.

- lo es- reconoció- aunque a Mark le duele, Eros quiere echar raíces al fin. Tú hiciste que mí hijo cambiara para bien. No entendía el porqué, ahora que te puse a prueba lo sé: eres demasiado sincero e inocente. Has pasado por tanto que simplemente ves las cosas buenas y las ayudas a combatir sus fantasmas. A Eros, por ejemplo, no miraste lo que él representa o el valor de su apellido. Lo viste a él mismo. El Eros que oculta de las personas.

- también ví como no hacía nada por defenderme en la mesa- murmuré con tristeza.

- lo hacía para protegerte. Aunque no lo creas Eros coqueteaba con Mark porque creía que tú no me agradabas. Quería que creyera que pronto volvería con Mark para que no intentara nada para humillarte o quitarte de su lado.

- ¿fingía que yo era su pasatiempo?.

- algo así. Estoy feliz de que seas tú a quién mí hijo eligió. Tienes la seguridad y la valentía para llevar a una familia.

- gracias señora- de pronto me sentí avergonzado. Había sido muy grosero con la señora Lucrecia.

- por favor, solo dime Lucrecia. Con el tiempo podrás llamarme Lu.

- como guste... Señor... ¡Digo!... ¡Lucrecia!

Eros apareció detrás de un árbol muy agitado. Nos miró con excitación a ambos. Su mirada se posó en su madre.

- ¡espero que no estés chantajeando a Quillén!. ¡Hagas lo que hagas no me separare de él!- Lucrecia volvió a soltar su risita, sonaba con unos campanitas diminutas.

- conocía un poco a Quillén- dice a su hijo- es necesario si va a ser tu novio. Mónica me había hablado de él, pero quería conocerlo más a profundidad- Eros la mira como si estuviera loca.

- ¡no me mires así hijo!, ¡Soy tu madre ante todo, tengo el derecho de usar mí instinto materno para protegerte!- Eros levantó la mano en señal de rendición.

- veo que las cosas se han calmado- apareció mí padre caminando por un sendero. Manos en los bolsillos de sus pantalones. Muy tranquilo- hace mucho no recorría este patio. La última vez que lo hice, Lucrecia estaba por contraer matrimonio con el dueño de la casa.

- ¿era amigo de mí padre?- preguntó Eros.

- chico, nos criamos desde niños. Hasta compartíamos institutriz.

Días después de la desastrosa cena en la casa Rosas. Mí vida se había vuelto monótona y muy agotadora.

El profesor de danzas clásicas me había seleccionado para hacer un solo en la próxima obra que presentaría. De acá a un mes. Y como era una persona exigente nos obligaba a bailar y a perfeccionar la técnica hasta la tortura.

Todo debía salir "perfectamente perfecto" decía.

Luis se había comportado distante desde que Eros lo corrió de mí pensión, pero hoy parecía haber olvidado todo. En parte se lo agradecía.

Necesitaba algo de normalidad dentro del campus. Desde que había salido en la televisión por los Martínez Avellaneda y en una revista de chismes por ser "la nueva conquista" de Eros Rosas. Todo el mundo hablaba de mí a mis espaldas y me apartaban del resto del grupo.

Sin Luis estaba solo. Ahora que habíamos olvidado lo que sucedió y aclarado nuestras diferencias podíamos seguir siendo amigos.

- ¿haces algo después de clases?- me preguntó Luis mientras ensayamos un salto juntos.

- descansar mis piernas- contesto agotado.

- pensaba ir por unas pizzas... ¿Te sumas?- me miró con carita de perro mojado.

- ¡está bien!- acepté.

- no te vas a arrepentir. ¡Te llevaré a conocer las mejores pizzas que existen en la cuidad!.

Me reí de su emoción.

Luego de terminar las extenuantes clases y soportar todo tipo de insultos por parte del profesor. Luis me guió hacia su pizzería favorita.

Mientras manejaba su auto me iba contando lo maravilloso que era el lugar y lo delicioso de su comida. Parecía nervioso, como si temíera que echase a correr en cualquier momento.

Era obvio que aún le gustaba.

Bajamos al frente de un edificio algo desbaratado. No tenía aspecto de pizzería. Parecía cerrado desde hacía años.

- es... ¿Aquí?- pregunté.

- tiene un aspecto vintage. Muy de moda en estos tiempos- contestó.

- parece que no hay nadie- dije mirando a su interior.

- lo reserve para nosotros, no es obvio ¿no?- me contestó con obviedad.

- ah, lo siento- me había olvidado que Luis era uno de los tantos chicos ricos de la academia.

- ¿entramos?- dijo abriéndome la puerta. Entre inseguro hasta que ví a un mujer vestida de camarera detrás de un mostrador. Luis cerró la puerta tras nosotros.

- adentro no es tan diferente que afuera- agregué cayendo en que algo iba mal.

- ¡es porque está cerrado hace años tonto!- dijo la camarera dándose la vuelta.

- ¿Dennis?- pregunté incrédulo al verla vestida así.

- la misma. Hermanito- lo último lo dijo con un odio indisimilado.
- duermelo- ordenó- tenemos cosas que hacer con él.

Quise darme la vuelta y salir corriendo pero Luis fue más rápido y me golpeó la cabeza con algo. Comencé a ver borroso, hasta que todo se oscureció.

✨Un Vals en las estrellas ✨ (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora