"La familia no la dan los lazos de sangre,
sino el amor que los nutre."Desperté en algo cómodo. Abrí los ojos lentamente y me encontré con una mirada parecía a la mía, algo mayor y cargada de preocupación.
- ¿estás bien?- preguntó. Mire a mí alrededor y me encontraba en mí cuarto, acostado sobre mí cama.
- un poco mareado- reconocí- últimamente me dan noticias bomba muy a menudo... Me afecta mucho el... ¿Como se llama?... ¡Ya me acordé!, La Epifanía.
- ¡eres muy gracioso!- rió aliviado mí padre. Sonaba raro llamarlo así. Pero eso era lo único que recordaba. Además no me había dicho su nombre.
- ¿cómo te llamas?- pregunté.
- ¡no me he presentado!, ¡Que tonto soy!- se dió un golpe en la frente. Me dió gracia, parecía un personaje de caricatura- soy Francisco Montenegro.
- tienes una tonada rara- me limité a decir.
- soy mexicano- respondió.
- y mí padre- solté la frase con tacto. Quería saber cómo me encontró y como logró burlar el guardia que me cuidaba.
- si, soy tu padre- dijo con incomodidad- lo siento, es difícil de asimilar.
- lo sé- concordé- yo hasta hace poco era huérfano y ahora tengo padres.
- lamento lo que hizo tu madre. No la creí capaz de tanto- se disculpó- si hubiera sabido de tu existencia te hubiera llevado conmigo a México. Mí esposa no lo hubiera querido pero hubiera luchado por ti.
- ¿Por qué vino a buscarme?- pregunté mandando a la mierda el tacto.
- porque eres mí hijo. Quiero volver a empezar y tener una familia. Que tú formes parte de ella.
- ya tiene una, está casado... Debe tener hijos- no era que quisiera alejarlo pero el miedo y el no saber como manejar la situación me obligaban actuar de esa manera.
- mí esposa y mí hija murieron en un accidente de avión. Nuestro Jeet privado se vino a pique en el Caribe.
- lo lamento mucho- me disculpé. Me dedicó una sonrisa. Al ver su sonrisa forzada me di cuenta que era un hombre que sonreía poco. Hasta tal punto que había perdido la naturalidad al hacerlo.
- no te preocupes. La vida me ha dado una oportunidad para empezar de nuevo- miró mí cuarto como si buscara algo- no es un lugar muy cómodo.
- es lo que hay- me limité a decir. A decir verdad para mí era un paraíso. En la segunda casa dormía con menos y me costaba todo el día de sirviente.
- tengo una casa a pocas cuadras- dijo- es más cómoda. A decir verdad es más que cómoda... Te sentirás más a gusto.
- no quisiera ser una molestia- dije.
- la mansión Montenegro algún día te pertenecerá- dijo con una sonrisa- eres un Montenegro después de todo.
- ¿cómo está tan seguro?- parecía un hombre que después de siglos de tormentos por fin había recuperado su bienestar.
- eres parecido a mí cuando era joven. Ah. Se me olvidaba... Fui a dónde hicieron el ADN y salió positivo al 100%- sacó un sobre del bolsillo de su saco y me lo entregó. Los papeles no mentían. Era mí padre.
- soy gay- dije sin más. Me arriesgué a todo o nada. Si era mí padre debía aceptarme tal como soy sino que siguiera su camino.
- lo sé. También sé de tu amorío con el wey de los Rosas- dijo con una sonrisa- eso no es importante. Lo que importa es que te encontré- me abrazó y yo se lo devolví. Jamás creí necesitar el abrazo de mí padre hasta ese momento- no llores- me susurró. No podía contener las lágrimas, un abismo se abría en mí pecho.
- ¿entonces ahora tengo un padre?- pregunté sin creerlo.
- ahora eres un Montenegro.
Francisco me invitó a uno de los cafés más caros de la ciudad para que nos pongamos al día y de acuerdo en algunas cuestiones. Mientras tomábamos café mis pertenencias eran transportadas a la mansión Montenegro.
- conocí a tu madre en la estancia Martínez Avellaneda. Mí esposa era la hija del socio principal de los señores Avellaneda. Juntos vendían tractores. Era una mujer radiante que me cautivó de inmediato y de allí comenzó nuestro amor prohibido. Nos veíamos a escondidas. Por ejemplo viajábamos a Ibiza para vernos poniendo la escusa de algún viaje de negocios. Todo fue tan idílico hasta que un día desapareció. Recibí una carta de ella diciendo que todo había terminado.
- debió ser algo muy triste- dije para que viera que tenía interés en el tema y continuara.
- hacia poco mí esposa y mí hija de cinco años habían muerto. La cuestión es que te ocultó hasta ahora. Me sorprende todo lo que soportaste. Eres muy valiente. Yo no hubiera podido con todo.
- lo importante es que estoy cumpliendo mí sueño.¡Por fin!
- ¿cuál es tu sueño?- me preguntó.
- ser bailarín- respondí sonriente.
- lo llevas en la sangre. Tu abuela fue bailarina y tú bisabuela era cantante de tango- me comentó- yo trabajo para el espectáculo. Soy un empresario del teatro, aparte de los negocios familiares.
- ¿hacés obras?- pregunté emocionado.
- todo el tiempo. Musicales.
- eso es... ¡Emocionante!- reí fuerte.
- algún día bailarás en una de ellas- me prometió y yo le tomé de la mano.
- ¿qué otros negocios tienen los Montenegro?- me miró con entusiasmo.
- tenemos... Porque eres uno de nosotros y en algún momento deberás hacerte cargo de ellos. Bueno, somos los dueños de la industria de balanceado para mascotas, tenemos campos y exportamos carne. Y en México operamos minas de oro y carbón.
- bastante- me sorprendí- ¿osea que soy mitad mexicano?- me divirtió la idea.
-si, los Montenegro son la mezcla entre una familia mexicana, la de mí madre y la Argentina, por parte de mí padre.
- vaya, vaya, vaya- me interrumpió una voz. La reconocí en el acto y puse los ojos en blanco. Hace menos de una hora esa voz me decía que se alejaba por mí bien- parece que no contento con el bailarín novato te buscaste un hombre mayor. Debe tener fuerte la billetera.
Ante la indirecta Francisco se levantó enojado pero logré detenerlo a tiempo y miré a Eros enojado.
- tengo entendido que podía salir con quién quisiera. Que, "me dejabas por mí propio bien"- dije ácido.
- no me refería a ir por ahí como un cualquiera- se oía molesto y eso me daba esperanzas. Darle celos era mí prioridad.
- ¿Quillén?- llamó mí padre- ¿Quién es el muchacho?.
- Eros Rosas- lo presenté. Eros le dedicó una mirada asesina y una sonrisa hipócrita.
- Eros, Francisco Montenegro. Mí padre- vi como el rubio abría grande los ojos por la sorpresa.
- ¿tú qué?.
- su padre-habló Francisco extendiendo la mano para saludarlo.
Eros había quedado hecho un mar de dudas. Miró a Francisco Montenegro sin saber cómo actuar.
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✨Un Vals en las estrellas ✨ (BL)
RomanceQuillén tiene un sueño... pero antes debe deshacerse de sus crueles jefes. Eros quiere escapar de su molesto ex novio y para ello pasa el verano en la estancia de su mejor amigo. Una noche estrellada cambiará el destino de ambos y terribles secretos...