"La primera cita es la primera dulce victoria del amor"
Algo golpeó suavemente la puerta de mí habitación haciendo que me sobresaltara y cayera de la cama. Me levanté como un rayo en busca de ropa para vestirme lo antes posible. ¡Me había quedado dormido!. ¡Luly me iba a matar!.
Corrí a la puerta y me dí de lleno con el rostro de Clara, el ama de llaves. La miré sin comprender que hacía hasta que recordé que ya no estaba en la estancia de los Martínez Avellaneda.
Ahora era un Montenegro.
- Señorito Quillén- me saludó la ama de llaves con una sonrisa- el señor Francisco salió temprano y me pidió que le avisara.
- ¡no te hagas problema Clara!- dije mientras acomodaba mí ropa- me prepararé algo para desayunar antes de ir a la academia.
- hoy es domingo- corrigió la mujer con amabilidad.
- mí padr... Digo Francisco ¿trabaja los domingos?- la mujer hizo un gesto gracioso- nunca deja de trabajar ¿verdad?
La mujer asintió.
- ya veo- repetí su gesto- creo que comeré algo y, ¡a practicar al salón!- dije con entusiasmo. Tenia que ser él mejor de mí curso para triunfar en el mundo del baile.
- creo que no podrá practicar mucho hoy. Hay un muchacho que lo está esperando. Se lo nota muy nervioso- me informó.
- ¿un muchacho?- le pregunté- ¿rubio?
- pidió que le subiera está nota- me entregó un papelito que decía: " Soy Eros, necesitamos hablar".
- dile que en cinco minutos bajo- la mujer se dió media vuelta y me dejó. Entré a mí habitación y me coloqué ropa más decente. Más bien más sugerente.
Una cosa era estar enojado con Eros y otra muy distinta era permitir que me viera desalineado. Este nuevo Quillén tenía que estar de muerte.
Baje luego de unos minutos con una remera de red, unos jeans de cuero y una campera a juego de color verde manzana. Sí, ahora que tenía dinero podía vestirme como yo quisiera. Y al fin deje de soñar un estilo y logré vivirlo.
Eros estaba en el living mirando la casa con atención.
- ¡Eros!- lo saludé con una mezcla de frialdad y ganas de arrojarme a sus brazos.
- ¡Quillén!... ¡Dios mío!, Estás... Cambiado- me dijo al verme. Me coloqué una boina roja.
- ¿te gusta mí nuevo estilo?- pregunté dando una vueltita.
- con ropa de trabajo eras el chico más hermoso que vi en mí vida, vestido así me dejas sin aliento- dijo acercándose para tomarme de la cintura- aunque me pone algo celoso que otros hombres te miren.
- no te preocupes- le dije al oído, siguiendo su juego- como no quieres saber nada conmigo podré acostarme con todos. ¡Sigo al pie de la letra tu consejo!.
Eros se apartó fastidiado.
- sobre eso- dijo rascándose la cabeza- no sé si pueda soportar que otros chicos te toquen.
- ¿te costaba mucho admitirlo?- pregunté. Clara apareció con una bandeja de matecocido, tostadas, manteca y dulce de leche.
- ¡no te das una idea!- reconoció- pero tú juego de niño me puede.
- ¡no es un juego de niños!- me defendí.
- ¿ah no?, ¿darme celos con aquel idiota no es un juego?- Intenté apartar la vista de él pero me fue imposible, la rabia aún le bullía por los ojos.
- empezaste tú, cuando te acostaste con ese cualquiera- me excuse- yo estaba pasando por un mal momento y tú de fiesta con otro.
Eros cambio su humor de enojado a perro arrepentido. Me tomo de las manos ( haciendo que la tostada con manteca y dulce quede atascada en mí boca, para que me fuera imposible hablar) y me miró a los ojos con profundidad.
- te amo- me dijo- y sé que fui un cobarde. Debí estar a tu lado en todo momento. ¡No debí dejarte escapar en primer lugar!. Estaba aterrado con la idea que me rechazaras por lo que los Martínez Avellaneda habían dicho sobre mí. Temí que me corrieras de tu lado creyendo que era cierto que quería utilizarte.
- Eros- dije al tragar. Me había comido la tostada mientras el hablaba como si fuera una lima- Lo único que pensaba mientras dormía en la calle era en vos. Eras el único faro que me mantenía con vída. No intentes creer que por ser ahora un Montenegro y cambiar mí apariencia te dejare de amar. No me interesa ningún otro hombre que no seas tú.
- ¡no puedes estar tan seguro!- evadió mí mirada.
- lo estoy. Claro que lo estoy. Sé que tú eres la persona correcta- le besé una de sus manos- ¿me crees?.
- como no hacerlo. Me aterra lo que decís. Yo no soy algo bueno para vos. Te mereces algo mejor.
- ya lo tengo- me sonrió y le di un pequeño beso. Pasé uno de mis dedos por la línea de sus labios, le había dejado dulce de leche.
- ¿entonces crees poder perdonarme por ser un idiota?- puso ojitos de perro.
- sí, pero con una condición- me miró intrigado- si vuelve a ocurrir otra fiestita como la de tu departamento, ¡te corto los huevos!.
- eres cruel pero justo- dijo tragando ruidosamente.
- nunca estuve en una relación- admití avergonzado.
- lo descubriremos juntos- dijo optimista- recuerdas que te dije cuando lo hicimos la primera vez.
- ¿qué querías bailar conmigo un vals en las estrellas?- recordé esa frase y mí corazón se llenó de nostalgia. Extrañaba el monte, su olor a molle, a algarrobo, a pajonal, a tomillo y peperina.
- sí, y esto que empezamos es igual. Es un vals. Nuestro vals. El vals que elegimos bailar juntos en las estrellas- no puede resistirme a la poesía de sus labios y me lancé a sus brazos a besarlo con locura.
- es nuestro vals -dije entre beso y beso- uno que se baila en las estrellas.
- tu eres mí estrella- dijo volviéndome a besar.
- y tú el bailarín idiota con el qué quiero bailar toda la vida.
- tengo una idea- dijo mientras me acomodaba entre sus piernas. Lo miré curioso- una cita- saboreó la idea- si, una cita. Nunca tuvimos una. Deberíamos tener una.
- ¿me estás invitando a una cita?- pregunté emocionado.
- sí, nuestra primera cita. Y creo que ya sé dónde te llevaré- dijo sonriente. Lo conocía, su sonrisa auguraba algo grande.
- ¿a dónde?- pregunté.
- antes que eso... Quillén Montenegro, ¿Saldría ahora mismo en una cita conmigo?- me preguntó teatral.
- Eros Rosas- le seguí el juego entre risas- seria un honor.
ESTÁS LEYENDO
✨Un Vals en las estrellas ✨ (BL)
RomanceQuillén tiene un sueño... pero antes debe deshacerse de sus crueles jefes. Eros quiere escapar de su molesto ex novio y para ello pasa el verano en la estancia de su mejor amigo. Una noche estrellada cambiará el destino de ambos y terribles secretos...