4: Una chica ruda

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—Creo que voy a morirme —digo en un susurro mientras mi cabeza está apoyada en la mesa. Siento unas caricias de arriba hacia abajo en el cabello y miro de reojo a mi hermana.

—Qué suerte que me fui temprano, sino estaría como tú en este momento —dice riendo—. ¿Qué tal el resto de la fiesta?

—Alessa dio un discurso borracha. Kenzie jugó a ponle la cola a la novia. Un chico me bailó delante de todos. Llegaron los hombres de negro y luego conocí a un chico lindo de nombre Kylian y me ayudó.

Iris suelta una carcajada y le sigo contando que la mayoría se fue como a las 2 de la mañana y yo me había quedado con Alessa cantando karaoke y que ambas lloramos cantando Rosas de la Oreja de Van Gogh y luego estábamos bailando hasta el piso con una canción de Daddy Yankee con los bailarines que quedaron en el lugar.

—Dios, de lo que me perdí —dice con tristeza.

—Eso te pasa por preferir dormir que pasarla bien.

—Piensen lo que quieran, no hay nada mejor que dormir.

—Lo olvidaba. Kyle fue y ese chico Kylian fue a rescatarme.

—Nunca te ha gustado que te ayuden. Además me parece raro, Kyle te tiene miedo.

—Estaba ebria, por eso apareció.

—Creo que le partiré la cara.

Me río de su comentario y veo a una de mis amigas acercarse. Alessa se sienta enfrente de nosotras y no sé realmente cuál de las dos tiene el peor aspecto. Su cabello rubio estaba alborotado en un pequeño moño improvisado, con unos lentes que dejaban ver un poco sus ojos azules, los cuales se veían algo opacos y debajo de sus ojos tenía ojeras. Alessa odiaba verse mal, pero ni siquiera se veía mal, la muy condenada a pesar de su aspecto de resaca se veía preciosa.

—No vuelvo a tomar más nunca en mi vida —dice quitando sus lentes y abriendo una botella de agua—. A menos que sea algo importante, claro. ¿Cómo está Kenzie?

—La verdadera pregunta es cómo está Lisa —digo viendo como Iris se concentra en su teléfono.

—No se ha querido levantar en toda la mañana. La pobre me envió un mensaje diciendo que iba a morirse.

—¿Y tú cómo te sientes? Lisa conto por el grupo que el idiota apareció.

—Créanme que estoy bien. No me importa Kyle y todo está bajo control por ahora.

Alessa sonríe satisfecha y se concentra en su teléfono. Por un momento me quedo pensativa ya que Iris y Alessa no cruzan ninguna palabra desde que llegaron, pero no era la primera vez que pasaba. Desde hace días mi hermana no ha querido hablar con ninguna salvo conmigo, a pesar de que se sienta con nosotras, no dice nada. Solo se queda observando su teléfono. Quiero preguntarle que pasa pero la veo meterse en una llamada, así que me quedo hablando con Alessa unos minutos antes de mi siguiente clase.

Noto a los lejos a Kyle caminando hacia dónde estamos y no parecía totalmente feliz, lo cual tampoco me importaba mucho. Les digo a las chicas que hablamos luego y corrí de ahí a mi próxima clase para después irme a casa. No necesitaba, ni quería verlo en estos momentos dónde la resaca estaba matándome y no podía olvidar la escena que hizo anoche, enfrente de ese chico que ni conocía pero que terminó defendiéndome.

Terminé las clases que me quedaban y luego fui a la residencia para descansar un poco, iba a morirme y de por si hacía un calor asqueroso e insoportable. A pesar de que me quejaba, cuando hacía frío deseaba calor y cuando ahora mismo que hace calor necesitaba el frío, mi relación con el clima era un amor-odio pero si me ponían a escoger entre el calor y el frío, prefería mil veces estar ahora mismo congelada.

En medio de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora