Sean.
—Me he dado cuenta que ya no fumas.
Observo a Juliette. Está acostada en mi cama mientras escribo algo en laptop, específicamente sobre mi trabajo en alguna idea que tengo en mente. Hace días que habíamos vuelto de la clínica, su mano parecía sanar y ella estaba de buen ánimo desde que está aquí conmigo. Ella se levanta y camina hasta a mí. Solo lleva una de mis camisetas, así que me mantengo observándola por unos segundos antes de que ella me quite la laptop y se suba arriba de mí.
—La primera vez que te vi, noté que te alejaste cuando encendí mi cigarro —le digo acariciando su rostro—. En ese momento pensé que era porque odiabas el olor. Luego de conocerte más, entendí que era porque odiabas el fuego.
—¿Cómo lo supiste?
—Siempre he te observado, Juliette. Me doy cuenta que cuando estas molesta, haces mala cara y prefieres callarte antes de decir algo que afecte al otro, o lloras porque no puedes decirle nada —ella se ríe cuando digo lo último—. También lo supuse cuando dormimos juntos la primera vez. Me dijiste que no te gustaba dormir con nadie, imaginé que sería por algo realmente malo. Pensé lo peor, te lo juro. Hasta que comprendí que solo eran tus cicatrices, tu miedo el ser tocada y que te juzgaran...
—¿Tú me quieres?
Su pregunta me toma realmente por sorpresa y me quedo observándola. Ella esperando por la respuesta y yo bajo su mirada totalmente nervioso.
¿La quería? La pregunta está mal formulada, en realidad es: ¿Quién no la querría?
Cuando iba a responderle, ella me toma del rostro y acaricia desde mi cabello hasta mis cejas, y luego recorre mis mejillas, mi nariz, para después llegar a mis labios. En todo el proceso no dejo de mirarla. Está algo despeinada. Sus ojos ambarinos lucen preciosos aquí en la claridad de la habitación y su rostro, con algunas ojeras debido a que a veces no puede dormir, pero luce increíblemente preciosa.
—¿Por qué me enviaste esas canciones? —hace una nueva pregunta.
—Todavía falta una.
—Entonces dime que significan las otras.
Sonrío. Pensé que nunca me preguntaría sobre eso.
—Las canciones forman una oración en el orden que te las envié. Cuando te envié la primera canción, que fue Staring... —escribo la canción en mi laptop y ella está atenta—. Fue lo que sentí la primera vez que te vi. En la segunda, que fue There's nothing holdin' me back, confieso de toda manera posible que causas un gran efecto en mí. La tercera, que As long as you love me, te demuestro lo que siento por ti y la cuarta... Que aún no te la he enviado pero te la digo ahora mismo. Es Yellow, es una declaración de amor. Porqué lo que siento por ti Juliette es tan real como nuestra existencia.
Ella se queda en silencio mientras observa fijamente la pantalla, reproduzco la última en una playlist que acabo de crear, para que la escuchemos. Dándose cuenta que la primera letra de cada oración forma un: STAY. Que dice en realidad, quédate. Muevo su rostro para que me observe y todavía está en silencio.
—Todo lo que siento por ti, Juliette, va más allá de estas canciones. No son suficientes para expresarte lo mucho que eres necesaria en mi vida. Y si, te quiero, incluso aunque tus sentimientos aun no son claros. Te quiero.
—¿En qué piensas tanto?
La voz de Harley me hace dar un pequeño salto del susto y agarro la laptop en un movimiento rápido antes que se estrelle contra el suelo. Es que verlo con vida y caminando como si nada, es algo que todavía me asusta y él lo sabe, así que se aprovecha de eso.
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En medio de la noche
Teen FictionLuego de haber sufrido un accidente, algo cambió en Juliette. Era la misma, pero había algo que había cambiado a su alrededor. Decidió seguir con su vida, dejando atrás ese amargo recuerdo en un intento de volver a la normalidad. Tenía buenas amigas...