20: Etapas de un duelo

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ADVERTENCIA: Este capítulo tiene conductas depresivas y conductas suicidas. Fue difícil escribir este capítulo desde el pov de Juliette sobre las etapas de un duelo en escritos cortos, quizás les parezca aburrido pero necesitaba que leyeran como lidió con el sufrimiento. Intenté lo más posible reflejar el dolor de perder un ser querido y lo que sucede después de la pérdida. Si alguien está pasando por algo similar, no duden en buscar una ayuda que sientan como una zona segura, no están solos, también mis mensajes están abiertos para lo que necesiten.

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Juliette.

Primera etapa: Negación.

—¿Quieres comer algo? —pregunta Iris y niego con mi cabeza—. No puedes dejar de comer solo porque un chico rompió tu corazón.

—No, pero es la opción más efectiva para bajar de peso.

Sonrío. Ella me observa de mala manera.

—Eres perfecta tal y como eres. El indicado ni siquiera verá tu físico, sino tu alma y te dará el mundo entero, porque eres preciosa, Juliette. Además, que un idiota te rompiera el corazón no significa que es el fin del mundo. Sufrirás muchos corazones rotos antes de que el indicado llegue y sane todo aquello que te lastimó.

—Estoy bien —digo finalmente para cortar su charla—. Solo no quiero pensar en eso. Pero gracias por venir hacia mí.

—Estaré cuando me necesites. En los momentos buenos y malos, solo piensa en mi nombre y aquí estaré.

Me despierto de golpe y mi respiración está agitada. Busco mi teléfono rápidamente y llamo al número de mi hermana. No responde. Vuelvo a llamar un par de veces y nada. Voy a mis mensajes y veo que solo están los mensajes que le he enviado. Ella no me ha respondido ninguno.

Le envío un mensaje a Alessa preocupada sobre Iris y de repente, ella entra a la habitación. Suelto un suspiro al verla allí.

—Estaba preocupada —le digo soltando mi teléfono y caminando hacia ella—. ¿Dónde has estado, Iris?

—Juliette...

—No. Estoy cansada de que te vayas y vuelvas cuando te da la gana. También me preocupo.

—Debes dejar de hacer esto.

Frunzo el ceño cuando la veo con la misma ropa de hace días.

—¿De qué estás hablando? ¿Dejar de hacer qué?

—Esto. Seguir creyendo que sigo aquí. No es sano, debes avanzar.

Luego de eso, veo lentamente como su presencia va desapareciendo y mis manos empiezan a temblar. Cuando voy hasta ella, no hay nada. Estoy sola en la habitación. Agarro mi teléfono nuevamente y veo que su último mensaje fue hace 3 años. La realidad nuevamente llega hacia mí, haciéndome recordar que Iris no está aquí.

No. Ella no puede estar muerta. Esto no está pasándome. No. Está. Muerta.

El teléfono cae de mis manos y en eso siento que la habitación se está volviendo pequeña. Estoy mareada. Intento dar algunos pasos pero debo sostenerme de algo porque mi cuerpo ahora se siente débil y veo borroso. No sé a qué ritmo va mi corazón pero sé que estoy respirando rápidamente. No puedo pensar claramente porque la realidad es que ahora siento que no puedo respirar.

En medio de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora