5: Una salida

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Mi respiración se vuelve un poco irregular cuando Jonah besa mis labios y desciende por mi cuello. Quiero decir algo pero él me interrumpe con un beso largo y cargado de excitación.

—Dios...

—No, cielo. Aquí estoy yo...

Dejo de leer por unos segundos y llevo el teléfono hacia mi pecho cuando me doy cuenta que estoy en la universidad y sobretodo en la cafetería. Siento mi cuerpo acalorado y miro a los lados para ver si alguien vio que hacía o leía. Me rio un poco de lo que leí y de cómo me puse. Debía dejar de leer estas cosas en espacios públicos.

Me encontraba ahora mismo leyendo uno de los libros que estuvo leyendo Kenzie días atrás y esperaba con todas mis fuerzas que al menos tuviera un final feliz. Me gustaban los finales felices. A veces me frustraba leer un libro con un final donde el personaje muere o no terminan juntos. Dios, la vida era ya demasiado injusta como para que mis escritoras favoritas matarán a los personajes o los separaran. ¿Qué tanto mal les hicieron para crear esos finales?

Cierro la aplicación por un momento cuando veo que Alessa se sienta enfrente de mí con una sonrisa traviesa. Por un momento pensé que había visto lo que leía.

—¿Todo bien? —pregunta.

—Hace como calor —le digo abanicando mi rostro.

—Qué extraño. Estoy muriéndome de frío.

Iris llega minutos después con Lisa al igual que Kenzie. Me parece extraño verlas juntas pero lo hacen por mí, lo cual hace que algo cálido se instale en mi cuerpo. Las amaba.

—La fraternidad hará una fiesta, como siempre, pero es porque los de nueva admisión llegaron hoy, la estúpida temática de la fiesta es con máscaras —dice Lisa sacando su teléfono.

—¿Iremos? —pregunto.

—Hasta la pregunta ofende.

—Debería invitar a Sean, quizás así Juliette tendrá más ganas de ir —se burla Kenzie y quiero matarla.

Las chicas me observan y luego a mí. Ellas no sabían nada de Sean. Y por supuesto Kenzie sonríe porque por una vez ellas no sabían algo que ella si sabía.

—¿Quién es Sean y por qué no está en nuestras conversaciones? —pregunta Alessa confundida.

—Es mi hermano y Juli se derrite cuando lo ve.

—No es verdad. Solo me parece lindo, además ni hablamos, solo nos hemos visto 2 veces y además hace días comimos algo pero le dio complejo de vampiro y se fue.

—Ese dia había tanta tensión en nuestra residencia que por un momento pensé que se irían a la habitación —Kenzie sonríe pero luego borra la sonrisa cuando parece entender algo—. ¿Cómo que fueron a comer? ¿A dónde?

Mis mejillas se calientan de la vergüenza ante lo estúpida que fui. Ellas empiezan con sus preguntas pero ignoro cada una de ellas. No me apetecía contarles por ahora porque en realidad lo de Sean no ha significado nada, además apenas llevaba soltera algunas semanas y ni siquiera éramos amigos. Incluso, Sean había tenido una actitud rara después de dejarme esa noche en la residencia y no supe nada de él desde entonces.

—¿Y qué te detiene? —pregunta Alessa confundida—. Al fin no tienes novio, ni siquiera a un imbécil por ahí. Puedes tener sexo con quién desees, pero eso si, con cuidado.

—Estoy bien así. No necesito a nadie.

—¿Segura que no quieres tener un sexo desenfrenado y sudoroso, donde sientes que no puedes más pero no puedes parar por qué se siente demasiado bien?

En medio de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora