Escondo mi cabeza en la almohada cuando veo que llegan más mensajes de mis amigas y de otras personas felicitándome. Mi cabeza se estaba partiendo en dos y tenía unas inmensas ganas de tomar muchísima agua. Luego de la intensa fiesta de anoche, en la cual la pasé de maravilla con las chicas y los demás, habíamos ido a comer en un local de comida que estaba abierto las 24 horas. A pesar de que Sean y Kylian no se conocían lo suficiente, estuvieron allí y se integraron en nuestra conversación sin importarle si se dirigían la palabra, incluso se habían sumado Harley y los acompañantes de Kylian.
Agradecí a Dios que ninguno, ni siquiera Lisa o Kenzie me preguntaron sobre esos días en los cuales viví encerrada sin desear ver a nadie. Me di cuenta que para ellos era suficiente tenerme allí sonriendo y eso significó tanto para mí, ya que ahora habían llegado nuevas personas que parecían preocuparse por mí.
Me quejo nuevamente cuando escucho otro mensaje en nuestro grupo y agarro el teléfono.
Juls: Déjenme dormir por favor.
Aless: Ábrenos la puerta.
Lisa: Nada de dormir, es hora de seguir la fiesta.
Confundida miro mi puerta y voy hasta ella con una increíble pereza, revelando a mis amigas con un pastel improvisado con la cara de Louis Tomlinson, recordando que la última vez les dije que quería un pastel con la cara de un ex One Direction. Aquí somos un equipo, uno que aun no supera que One Direction no volverá por ahora.
—¡Feliz cumpleaños! —gritan al mismo tiempo, a la vez que Kenzie explota una de esas cosas que bota papelitos y me asusta.
—¡Pide un deseo! —me pide Alessa.
Intento llevarles el ritmo pero hoy parecen que todas se despertaron con un humor increíble, mientras que yo apenas y puedo mantener mi equilibrio. Cierro mis ojos por unos segundos y luego soplo las velitas. Ellas me sonríen y Kenzie va a la cocina en busca de platos para que podamos comer un poco antes de ir a clases en un rato. Miro mi teléfono rápido y veo que tengo un mensaje súper largo de mi hermana pero lo leo como puedo, sonriendo al ver que prometía estar en la noche, además de que se alegraba que ahorita estuviera con las chicas, que me amaba y que volveríamos a vernos. Dejo mi teléfono a un lado y sonrío hacia mis amigas.
—Muchas gracias, las amo —digo abrazando a cada una—. ¿Y los regalos?
—Al menos finge que te alegras de que estemos aquí —escucho a Lisa quejarse.
—Por supuesto que estoy feliz, pero también mi corazón pide regalos.
Kenzie sonríe siendo la primera y me pasa una caja envuelta en papel rosado, la muevo un poco para saber que tiene. Sin contenerme, abro la caja y veo algunos libros que ella me había prometido darme. Esto es algo que compartía con ella, el amor por los libros y por personajes ficticios que jamás encontraríamos en alguien. Veo en ellos una dedicatoria:
"Espero encuentres a alguien que te ame de la misma forma que se ama en un libro. Espero que te ames tanto y sanes aquello que aun no consigues superar pero lo harás porque eres fuerte, hermosa, una increíble y maravillosa persona que solo merece un amor verdadero y amistades que den la vida por ella. Eres una flor que merece sanación, una flor que a pesar de que puede marchitarse, con un poco de amor vuelve a la vida."
¿En qué momento empecé a llorar?
Esto dice mucho de Kenzie, que incluso es la más reservada y algo amargada del grupo, pero conmigo se siente en su zona de confort y sonríe cuando estamos juntas. Es aquella que sufre por un personaje literario y me arrastra con ella para que suframos juntas, mi compañera de piso y compañera de aventuras literarias. La amaba, por supuesto que si.
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En medio de la noche
Teen FictionLuego de haber sufrido un accidente, algo cambió en Juliette. Era la misma, pero había algo que había cambiado a su alrededor. Decidió seguir con su vida, dejando atrás ese amargo recuerdo en un intento de volver a la normalidad. Tenía buenas amigas...