Capítulo 1

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La alarma del despertador sonó estrepitosamente a las seis en punto de la mañana. Matt reaccionó malhumorado, pero luego, mientras se frotaba los ojos, recordó que tenía que ir a hacer su rutina de ejercicios y su estado de ánimo mejoró instantáneamente. Siempre le había gustado el deporte. A su lado, su prometida Eva refunfuñaba por el ruido del despertador.

-¡Apágalo ya!- protestaba medio adormilada.

- Ya voy…ya voy- respondió con la voz grave y ronca por el  sueño, a la vez que contenía un bostezo. Se sentó al borde del colchón y se estiró; luego fue al baño para prepararse y subir al segundo piso de la casa donde estaba su pequeño gimnasio.

Una hora y media, ya refrescado por el baño, llegó hasta la cocina para desayunar junto a su prometida, quien ya estaba sentada a la mesa mientras respondía unos mensajes por el móvil. Seguro era del trabajo, pensó Matt y se sentó a su lado. Mientras se servía su jugo de frutas su móvil también sonó. Ya era hora de empezar. Ambos eran personas muy ocupadas, trabajaban en una de las empresas más importantes de Sione: él, como jefe del Departamento de Economía de la empresa y ella, del de Marketing.

-Mañana empieza tu nueva asistente, veamos cuanto dura…- dijo Eva  unos quince minutos más tarde- Ahí tienes su expediente- señaló con la vista una carpeta roja que Matt abrió  sin mucho ánimo.

Lo primero que vio fue la foto de una chica común. Su novia siempre las elegía así. Seleccionaba a aquellas que, además de estar capacitadas, no tuvieran una belleza despampanante que llamara su atención. Era muy celosa, aunque eso a él no le molestaba; después de todo, el amor también lleva una buena dosis de celos, ¿no?

-Ok…- y volvió a cerra la carpeta. Al rato, Eva se levantó de su asiento y anunció que se iría de compras con sus amigas – Pero, ¿no habíamos quedado en que hoy la pasaríamos juntos?- preguntó desconcertado Matt. No es que le doliese el que su novia haya olvidado su cita, sino que llevaban un buen tiempo que casi no compartían algo que no fuera el trabajo y la vida social.

- ¡Ayyy, verdad…! Lo había olvidado, amor…y ahora me muchísima pena cancelar la salida con las chicas ¿Por qué no pasamos el día juntos la próxima semana?

- No hay problema. Yo terminaré las cosas que tengo pendientes del trabajo y luego iré a ver a Collin.

Se despidieron con un pequeño beso, como los que se dan los matrimonios que llevan muchos años juntos, y cada uno se fue a lo suyo.

Ya en el centro comercial, Eva y sus amigas recorrían todas las tiendas, desde la entrada hasta el fondo, buscando lo que necesitaría una vez que se casara con Matt dentro de unos seis meses. Utensilios de cocina, adornos, vajilla y ropa nueva eran comprados con su tarjeta. De repente, Paola llamó con una sonrisa maliciosa a Eva.

-Mira lo que te tengo aquí…- canturreó con picardía en su voz.

-¿Qué es?- preguntó Marissa.

-¡Tachán!- exclamó mostrando un conjunto de tela azul oscuro transparente con sus ligueros y sus bragas de encaje.

-¡Madre de las prostitutas!- ahogó un grito Marissa al ver semejante belleza.

-¡Viste! Y es azul oscuro, el color favorito de tu prometido.

-Estás loca, Pao- río por lo bajo Eva.

-Hija mía, para reavivar la pasión que ustedes aún no se han casado.

-Exacto, ya llevan unos cuantos añitos de novios… y de vez en cuando es bueno sorprender- agregó Marissa usando el mismo canturreo de Paola.

-En cinco años que llevamos de novios, ¡tú sabes cuánta ropa sexy me he puesto para él! Ya eso no es nada nuevo…

-Bueno, pues intenten otra cosa. No sé, vean porno- dijo Paola mientras trataba de no reírse.

- O intercambien…- añadió Marissa, sonando verdaderamente siniestra.
-¿Intercambiar qué? ¿Posiciones? Dudo mucho que Matt quiera ser sumiso- respondió Eva poniendo en blanco los ojos. Conocía muy bien a su prometido y se conocía muy bien ella para saber que eso de ser  la dominante no le iba a ninguno de los dos, principalmente a su novio. Una vez lo intentaron y no les fue bien. Nunca se sentaron a conversarlo, pero ella sabía que así había sido.

-No, tontita…Intercambiar parejas…- acalaró Marissa.

-¡Ustedes son de lo peor! – casi grita Eva. A sus amigas se le ocurrían cada cosa. Ella no soportaría saber que Matt se anduviese acostando con otra mujer.
-Piénsalo, tal vez el correr el riesgo de perderlo, avive la pasión- Paola le dio la razón a Marissa.

-¡Ay, no!- negó rotundamente Eva, queriendo terminar la conversación.

-Bueno, si algún día cambias de parecer…no sería mala idea que lo intentaran.

Eva tomó entre sus manos el conjunto y lo llevo a registrar a la caja. Una vez comprado, siguieron caminando por el centro hasta que llegó la hora de almorzar y fueron a una cafetería que quedaba cerca de donde se hallaban.

Hasta que Diane nos separe [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora