Hasta que Diane nos separe [REESCRIBIENDO]

Capítulo 11

Los días pasaron y finalmente llegó el viernes por la tarde. Desde que habían comenzado aquel descabellado plan no se había vuelto a reunir con Eva pues siempre habían estado lo suficientemente ocupados como para siquiera llamarse  cinco minutos. Ser jefe es una tarea difícil, pensó Matt. Sin embargo, hoy sacaría tiempo para llamarla y, tal vez, pasarse por su apartamento. Recogió sus materiales y  salió una hora antes de lo normal.
Antes de llegar al  ascensor se pasó por la oficina de Diane; iría a despedirse para parecer “amigable” y ganar más confianza. Llamó a la puerta, pero no escuchó respuesta. Sabía que ella estaba dentro, así que abrió lentamente la puerta.

Concentrada en no sabía qué, estaba. Tenía que admitir que, a pesar de que no le atrajera del todo, era bastante bonita y se veía muy sensual con aquel vestido ajustado y rojo, de escote redondo; combinado con unos tacones blancos. De verdad, casi se le salen los ojos  de las órbitas cuando la vio entrar para decirle su horario del día durante la mañana. Sacudió fuertemente la cabeza para dispersar aquellos pensamientos  tan idiotas e irracionales ¿Qué era aquello de estar diciendo que su secretaria no le atraía del todo? Sí, era bonita y tenía una belleza diferente a la que él solía preferir, y precisamente era ese el motivo por el que a él no le pegaba decir aquello, pues no era verdad ¿Y eso de que se veía sensual? ¡Por favor! No era menos cierto que el vestido y el color le quedaban muy bien; además él era hombre y por ende, era normal el que hubiese reaccionado de esa forma cuando la vio, ¿o no? Bueno, como fuera. Estaba seguro que Diane no le gustaba ni aunque fuera un poco, a pesar de su belleza, exótica para él; su inocencia adorable y su energía alegre que lo contagiaba cada vez que ella iba a su despacho.

-¡Ahhh!- Diane pegó un salto al ver a su jefe bajo el marco de la puerta- Señor Soleri, disculpe, es que no me  imaginé verlo ahí ¿Desea algo?

-No, solo pasé para decirte que ya me iba y que cuando terminaras de hacer lo que estuvieras haciendo podías ir a tu casa también- tomó una pausa. No se podía creer lo que diría a continuación, pero todo era por el bien de su compromiso con Eva- Que tengas buen fin de semana. Descansa- y sin poder evitarlo, sonrió.

-Gracias e igualmente para usted- Diane imitó el  gesto de su jefe. Agradeció el no haber tartamudeado, pero el señor Soleri la había tomado por sorpresa. Al parecer no era tan ácido como pensaba. Su jefe cerró la puerta tras de sí y ella siguió redactando un informe en el que llevaba cerca de dos horas. Sin embargo, a los cinco minutos, sintió cómo la puerta se abría nuevamente.

-Señor Soleri- dijo mientras levantaba la cabeza. No era su jefe, sino Emily quien la miraba con un brillo raro en los  ojos -¿Qué pasó? ¿Por qué me miras así? ¿Collin se te acercó y te coqueteó?

-¡Ojalá, hija mía!- suspiró dramáticamente Emily- ¿Qué le dijiste al señor Soleri que salió de aquí y hasta que las puertas del ascensor se cerraron estuvo sonriendo?

-¿Eh?- ¿de qué hablaba? No había hecho ningún chiste frente a su jefe y, aunque lo hubiera hecho, él casi nunca respondía favorablamente- No le dije nada.

-¡Pero algo pasó porque ese hombre no va a sonreír así, de la nada! ¡Algo pasó que tú no me quieres contar!

-¡Ayyy!  No pasó nada- se quejó Diane- Él solo vino a decirme que ya se iba y que me daba permiso de salir en cuanto terminara este informe y… me deseó buen fin de semana- volvió a sorprenderse al recordar aquello.

-¡Cómo!- Emily tomó asiento frente al  escritorio de su amiga. Aquello sí que era raro ¿El mundo se iría a acabar?

-Lo que te estoy diciendo…

-¡Dios Mío!- no se lo podía creer, aunque confiaba en la sinceridad de Diane- Es que  no me lo creo ¿Le habrán lavado el cerebro? ¿Se habrá vuelto loco? Él jamás a sonreído así en el trabajo, ni siquera con Collin…- Diane solo se encogió de hombros sin tener más que decir. Ella también estaba asombrada.