Notica antes de empezar: ¡Hola, Hola! Este capítulo es especial pues trae una sorpresa. No me pude aguantar.
Eran cerca de las cinco y media de la tarde cuando Diane llegó a su casa. Se había pasado todo el día con su jefe y todavía no se podía creer cuánto se había entretenido. Estaba sorprendida. Ignorando la sonrisa en sus labios, aparcó el coche y entró por una puerta que conectaba al garaje con la cocina.
-¡Nat, Leo!- saludó para ver si estaban en casa.
-¡Aquí!- se escuchó la voz de su hermano que parecía estar en la sala. Diane fue a buscarlo.
-¿Y Natalia?
-¿Qué tal, Didi? ¿Cómo has pasado el día? El mío ha estado lleno de mucho fútbol, gracias por preguntar- dijo Leo con sarcasmo.
-Pendejo- murmuró Diane poniendo los ojos en blanco y obviando el apodo con el que la había llamado su hermano mayor- ¿Y mi queridísima cuñada?- volvió a preguntar mientras se lanzaba sobre el sofá, al lado de Leo.
-Está de guardia en el hospital.
-Ufff, menos mal que nunca me dio por estudiar Medicina. No soportaría esas guardias.
-¿Pero no dejarás de ir a la Universidad el año que viene, no?- preguntó alarmado Leo.
-No, no voy a dejarlo.
-¿Y por fin, qué vas a estudiar? ¿Ya te decidiste entre Derecho y Comunicación?
-No- suspiró Diane -¡Es que no sé cuál escoger! ¡Es taaaan difícil!- dijo como si fuera una niña pequeña. Ella realmente no sabía que quería estudiar, solo sabía que tenía que llegar a la Universidad.
-Bueno, yo que tú me lo pensaba. Octubre se acaba y a partir de diciembre hay que ir haciendo las solicitudes a las Universidades, que me imagino, irás a la de aquí. No creo que volver a Voex sea una opción.
-En lo absoluto. Yo a esa mierda de lugar no vuelvo jamás…
-Por cierto, ya que estamos hablando del tema, ¿cómo te va en terapia?
-Bien, eso es un proceso que demora; aunque el doctor Martínez me dice que he tenido algunos avances…
-Bueno, pensándolo bien, no creo que esté mintiendo- opinó Leo con actitud pensativa mientras se rascaba la barbilla.
-Sí, supongo- dijo no muy convencida – Hoy volvieron las pesadillas. Esta mañana me desperté debido a eso.
-¡Cómo!- se incorporó Leo para estar más cerca de su hermanita. Era muy protector con ella -¿Cómo te sientes al respecto? ¿Le dirás a tu terapeuta?
-Estoy un poco preocupada – suspiró afligida- No quiero volver hacia atrás, solo avanzar y recuperarme de todo lo que pasó el año pasado. Y sí, se lo tengo que decir al doctor.
- Te entiendo- confesó Leo mientras la abrazaba.
- ¿Tienes hambre? ¿Natalia dejó hecho algo o tú hiciste algo?
-Hermanita, sabes que lo mío no es la cocina- dijo haciendo un mohín.
- Sí, sí. Me queda bien claro- y le lanzó un cojín a Leo.
-Te prometo que fregaré.
-Más te vale. Eres insoportable- y se fue a su habitación para cambiarse de ropa mientras su hermano se reía a sus espaldas.
Al entrar en su habitación comenzó a desvestirse. De repente, la visión de unos ojos ligeramente rasgados pasó por su mente. Sintió miedo ante la alegría y el placer que la embargaron durante el día con su jefe. Sabía a qué se debían esos sentimientos. Sabía el porqué de su desagrado, más allá de que él le hubiese llamado la atención en su primer día de trabajo y luego se hubiese comportado como un imbécil en los siguientes días.
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Hasta que Diane nos separe [REESCRIBIENDO]
RomanceDiane Hughes vive tranquilamente en casa de su hermano y cuñada luego de dejar su ciudad natal en busca de un nuevo camino. ¿Y qué mejor para empezar que ser contratada como secretaria en una empresa? Mateo Soleri vive en una relación poco saludable...