Capítulo 14.

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Notica antes de empezar: ¡Hola, Hola! Este capítulo es especial pues trae una sorpresa. No me pude aguantar.

Eran cerca de las cinco y media de la tarde cuando Diane llegó a su casa. Se había pasado todo el día con su jefe y todavía no se podía creer cuánto se había entretenido. Estaba sorprendida. Ignorando la sonrisa en sus labios, aparcó el coche y entró por una puerta que conectaba al garaje con la cocina.

-¡Nat, Leo!- saludó para ver si  estaban en casa.

-¡Aquí!- se escuchó la voz de su hermano que parecía estar en la sala. Diane fue a buscarlo.

-¿Y Natalia?

-¿Qué tal, Didi? ¿Cómo  has pasado el día? El mío ha estado lleno de mucho fútbol, gracias por preguntar- dijo Leo con sarcasmo.

-Pendejo- murmuró Diane poniendo los ojos en blanco y obviando el apodo con el que la había llamado su hermano mayor- ¿Y mi queridísima cuñada?- volvió a preguntar mientras se lanzaba sobre el sofá, al lado de Leo.

-Está de guardia en el hospital.

-Ufff, menos mal que nunca me dio por estudiar Medicina. No soportaría esas guardias.

-¿Pero no dejarás de ir a la Universidad el año que viene, no?- preguntó alarmado Leo.

-No, no voy a dejarlo.

-¿Y por fin, qué vas a estudiar? ¿Ya te decidiste entre Derecho y Comunicación?

-No- suspiró Diane -¡Es que no sé cuál escoger! ¡Es taaaan difícil!- dijo como si fuera una niña pequeña. Ella realmente no sabía  que quería estudiar, solo sabía que tenía que llegar a la Universidad.

-Bueno, yo que tú me lo pensaba.  Octubre se acaba y a partir de diciembre hay que ir haciendo las solicitudes a  las Universidades, que me imagino, irás a la de aquí. No creo que volver a Voex sea una opción.

-En lo absoluto. Yo a esa mierda de lugar no vuelvo jamás…

-Por cierto, ya que estamos hablando del tema, ¿cómo te va en terapia?

-Bien, eso es un proceso que demora; aunque el doctor Martínez me dice que he tenido algunos avances…

-Bueno, pensándolo bien, no creo que esté mintiendo- opinó Leo con actitud pensativa mientras se rascaba la barbilla.

-Sí, supongo- dijo no  muy convencida – Hoy volvieron las pesadillas. Esta mañana me desperté debido a eso.

-¡Cómo!- se incorporó Leo para estar más cerca de su hermanita. Era muy protector con ella -¿Cómo te sientes al respecto? ¿Le dirás a tu terapeuta?

-Estoy un poco preocupada – suspiró afligida- No quiero volver hacia atrás, solo avanzar y recuperarme de todo lo que pasó el año pasado. Y sí, se lo tengo que decir al doctor.

- Te entiendo- confesó Leo mientras la abrazaba.

- ¿Tienes hambre? ¿Natalia dejó hecho algo o tú hiciste algo?

-Hermanita, sabes que lo mío no es la cocina- dijo haciendo un mohín.

- Sí, sí. Me queda bien claro- y le lanzó un cojín a Leo.

-Te prometo que fregaré.

-Más te vale. Eres insoportable- y se fue a su habitación para cambiarse de ropa mientras su hermano se reía a sus espaldas.

Al entrar en su habitación comenzó a desvestirse. De repente, la visión de unos ojos ligeramente rasgados pasó por su mente. Sintió miedo ante la alegría y el placer que la embargaron durante el día con su jefe. Sabía a qué se debían esos sentimientos. Sabía el porqué de su desagrado, más allá de que él le hubiese llamado la atención en su primer día de trabajo y luego se hubiese comportado como un imbécil en los siguientes días.

Hasta que Diane nos separe [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora