-Buenos días- se escuchó la voz grave del señor Soleri al este pasar por la recepción y Emily le respondió al saludo. Al rato, ocurrió lo mismo, pero con la señorita Roshan quien fue directo a su despacho.
Para Emily era habitual que esto ocurriera; normalmente, sus jefes no se detenían a preguntarle cómo se encontraba. Sin embargo, algo sí que le extrañó cuando el señor Dynevor pasó por su lado y no se paró un momento a saludarla como acostumbraba.
-¿Está Matt?- dijo pasando de largo con el rostro serio.
-Sí- respondió preocupada Emily por la conducta de Collin ¿Qué habrá pasado? Su jefe no era así y siempre llegaba en las mañanas con una de esas sonrisas que la derretían por completo; de solo recordar aquellas escenas no pudo evitar que se le escapara una sonrisa bien tonta. Sí que la tenía mal Collin, pero cómo no iba a ser así si él era el hombre perfecto.
Collin abrió la puerta del despacho de Matt sin siquiera llamar. Eran amigos desde el primer día en que empezaron a trabajar en la empresa y el asunto que venía a tratar no necesitaba de esas formalidades.
-¿Se puede saber por qué coño rompieron tú y Eva? Ayer me mandas un mensaje diciéndomelo y para colmo, cuando te llamo, me dices que no quieres hablarlo. Llamo a Eva y ella no contesta ¿Qué fue lo que pasó? Ustedes estaban bien ¡Es que no me lo creo!
-Cosas que pasan, Collin. La vida es así, un día estás bien y al otro estás mal- dijo Matt encogiéndose de hombros.
-Déjame adivinar, fuiste tú quien decidió terminar- dijo Collin entrecerrando los ojos.
-Te equivocas, amigo- negó Matt mientras se levantaba de su puesto-Fue ella.
-¡Cómo! ¡No, esto sí que no me lo creo! Pero si ella estaba súper enamorada de ti…
-Pues al parecer no ¡Ay, ya no quiero hablar más de eso!- se quejó Matt mientras se acercaba a la puerta y la abría.
-¿Adónde vas?
-A la recepción a preguntar por mi secretaria que todavía no ha llegado.
-¿Desde cuándo te importa tu secretaria?- preguntó extrañado Collin.
-No me importa ella, me importa su impuntualidad.
-Matt…
-Collin, no es lo que estás pensando. Fue Eva quien decidió sin más terminar.
-Matt, no te cierres. Es aceptable que te duela la ruptura, no te vengas a hacer el chico duro. Si quieres hablarlo y desahogarte, aquí estaré- le colocó la mano sobre su hombro en un gesto fraternal.
-Gracias, pero estoy bien- y ambos salieron a la recepción.
Allí ya estaba Diane conversando con Emily. Llevaba su pelo oscuro suelto echado hacia uno de los hombros. En la parte superior llevaba un top blanco sin tirantes que no revelaba mucho de su vientre porque lo combinaba con un pantalón gris a la cintura. Al contrario de los que había usado los días anteriores, no era de mezclilla y era ancho con un corte lateral a la altura de las rodillas. Llevaba unos tacones finos y blancos que se aferraban a sus piernas por encima del tobillo mediante unas finas tiras que se entrelazaban. No se veía para nada mal, pensó Matt, se veía profesional, adecuada para una empresa; “adecuada y sexy…”, Matt se tuvo que aguantar la mano para no golpearse a sí mismo ¡Por Dios! Era solo una chica bonita, lo admitía pero era muy incómodo cuando su mente decía cosas como esa.
-Buenos días, hermosas señoritas- saludó con zalamería Collin. Cada vez que estaba en presencia de mujeres se transformaba.
-Buenos días- respondieron a coro usando el mismo tono que Collin. Dios Santo.
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Hasta que Diane nos separe [REESCRIBIENDO]
RomanceDiane Hughes vive tranquilamente en casa de su hermano y cuñada luego de dejar su ciudad natal en busca de un nuevo camino. ¿Y qué mejor para empezar que ser contratada como secretaria en una empresa? Mateo Soleri vive en una relación poco saludable...