Capítulo 25

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Dedicado a


—Christopher —dijo Alexandra al chico. Christopher levantó la mirada de la expresión en el rostro de Robert y miró a la rubia—. Déjalo. Tendrá que hacer lo que le ordenemos muy pronto.

—No haré nada —dijo Robert desde la silla a la que estaba fuertemente atado.

La Reina Seelie se rio.

—Tampoco es como que puedas elegir...

—Seelie, basta —dijo el hombre detrás de ella. Ella se volvió para ver a Asmodeus hablando con Alexa.

—Padre —dijo la Reina—. En esto nadie tiene poder sobre nadie. Por lo que puedo parar de torturar al Nefilim cuando yo quiera...

—Él tiene razón, Seelie —dijo Alexa mirándola sin expresión—. No es necesario torturarlo.

—¿Tú también, Alexa? Ya veo que definitivamente me hubiera quedado mejor el papel de reina en la Corte Unseelie... —comentó la Reina como si nada.

—Después de esto podrás tener todo lo que quieras, hija mía —dijo Asmodeus a la reina. La reina Seelie se enderezó y miró a Asmodeus con malicia.

—No me trates como si fuera una niña malcriada mortal —dijo la reina Seelie siendo la misma de siempre—. Ya tengo todo lo que quiero y hasta más.

—Excepto por Sebastian —dijo Alexa tomando la misma actitud de la reina. La pelirroja rodó los ojos.

—Tu tampoco lo tienes —replicó la reina a la defensiva de espaldas a Alexa y Asmodeus. Alexa hizo una mueca—. Él es lo único que no tendré incluso después de esto. Pero sea como sea, lograré lo que él quería. —El rostro de la Reina se ensombreció—; Acabaré con los Nefilim así tenga que quemar el mundo.

Robert Lightwood se quedó en silencio. Incluso siendo el Inquisidor no tenía ni idea de que hacer. Estaba secuestrado por la reina de las Hadas, su propio nieto y dos demonios mayores. No es como si sus tiempos en la Academia o el Círculo lo hubieran preparado para situaciones como esa.

—Yo digo que lo matemos y nos busquemos otro —dijo Asmodeus de repente. Robert supo que se referían a él.

—¿Qué te hace pensar que podemos hacer eso? —preguntó Alexa medio indignada. Los ojos rasgados de Asmodeus brillaron divertidos mientras esbozaba una aterradora sonrisa.

—Su hija me amenazó —dijo él. Robert se tensó inmediatamente al escuchar <<su hija>>. Él solo había tenido una hija. Asmodeus pareció notarlo y sonrió aún más—. Allá en Edom, ella dijo que si tocaba a su vampirito me perseguiría toda su vida y colgaría mi cabeza en su pared. No vivió lo suficiente.

Robert sintió como la tan familiar tristeza lo invadía. Isabelle, Izzy, su niña. El solo recordarla le quitaba los ánimos de todo. La pérdida de Isabelle había sido demasiado para él; el saber que fue culpa de Christopher lo hizo todo aún peor, porque había sido Robert quien había dictado la sentencia en contra del chico. Al no haber sido capaz de matarlo, lo mandó a encerrar toda su eternidad en la cárcel. Por no querer la pena de muerte para aquel a quien Isabelle había salvado y quien la había matado, ahora estaban al pie de una guerra. La peor de todas.

—Isabelle lo hubiera logrado —susurró Robert. Él no dejaría que nadie, y menos un demonio, se burlara del nombre de su hija, incluso aunque estuviera muerta.

—¿Y era yo quien torturaba al Nefilim? —preguntó Christopher sarcástico.

—¡Ya dejemos de jugar! —exclamó Alexa. Ella se volvió a Christopher—. Sujétalo. Tengo que terminar con esto antes de que Anthony se extrañe que no esté en el Salón.

LLS #2 Ciudad de las Sombras del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora