Capítulo 18

341 24 0
                                    

—Luce, ya sabes como es todo —dijo Magnus revisando los papeles en el escritorio de Alec. Luce se cruzó de brazos aburrida.

—¿Por cuánto tiempo tengo que estar encerrada aquí con siete adolescentes? —preguntó ella. Magnus le dio una sonrisa.

—Dos días —respondió Magnus y rio cuando Luce hizo una mueca—. Solo no los dejes salir en grupos mayores de cuatro. Eso será suficiente para controlarlos. Si no —dijo él señalando el aparato blanco debajo del escritorio—, apaga el WI-FI. Suficiente como para aburrir a un adolescente al punto extremo que de quiera entrenar por su cuenta.

—Anotado. Ya vete. Alec debe estarte esperando.

—Una última cosa —dijo Magnus sacando una llave de su bolsillo, como todas las llaves del Instituto, tenía un aspecto muy antiguo—. Imagino que sabes que es esto —dijo sosteniéndola en alto. Luce asintió y la tomó.

—La llave del cuarto de las Pixis —dijo ella guardándola en su bolsillo. Magnus asintió.

—Auristela intentó entrar hace dos semanas con una runa de abierto. Alec la atrapó. Solo esconde la llave.

—Vete, Magnus —dijo Luce insistente—. No voy a dejar que quemen el Instituto, no es como si ellos fueran Hope.

Magnus le dirigió una mirada. Había momentos en los que él la miraba fijamente y se asombraba con que esa mujer hubiera sido en un tiempo la niña de doce años que había llegado al Instituto y le había tenido animosidad inmediata a Hope.

A veces, se asombraba de la rapidez con la que pasaba el tiempo, y ver a toda una generación con casi treinta años le hacia pensar que, aunque viviera el día a día, sin preocuparse por el qué sucedería mañana, cada día, era un día que se acercaba al inevitable fin: la muerte de Alec. La de Alec y la de todos aquellos que amaba en esa generación: Jace, Clary, Sheldon incluso. Anthony, Luce y Alexa durarían más tiempo. Pero la base de esa historia, la historia de Herondale, Ravenheaven y Lightbanewood, se acercaba cada día más a su final.

—La verdad es que no te tengo mucha confianza —dijo Magnus. Luce enarcó una ceja.

—¿Entonces preferirías dejar solo, con siete menores de edad, al prestigioso y antiguo Instituto de Nueva York?

Magnus suspiró.

—Solo te dejo hablarme así porque esto es un refugio Nefilim con más años que yo.

—¿Es eso posible? —preguntó ella divertida. Magnus no pudo evitar reír también—. Vamos, te acompaño.

Luce y Magnus caminaron por el Instituto. Aún cuando los años habían pasado, Magnus y el Instituto seguían, de una extraña manera, iguales. Sin cambios físicos, pero si viendo la historia pasar; siendo parte de ella, pero manteniéndose siempre firmes y estables.

Él siempre lo supo, desde que se dio cuenta de que era realmente, la inmortalidad es una carga que nadie debería soportar.

----------------

—Ahora no quiero salir de aquí —dijo Anthony tumbado junto a Alexa. La rubia se apoyo en un codo para verlo.

—Pues debemos hacerlo —dijo ella—. Hay Acuerdos que firmar.

—Los firmaré mañana —dijo Anthony divertido mientras rodeaba en cuerpo de su esposa con sus brazos. Alexa apoyó su cabeza en el hombro de él—. Creo que ese fue uno de los mejores regalos de navidad que he recibido en mi vida.

—Yo igualmente quiero mi regalo —rio Alexa. Anthony la besó en los labios.

—Tranquila. Apenas es veinticuatro. —La sonrisa se borró del rostro de Anthony—. Ay no —dijo de repente. Alexa lo miró.

LLS #2 Ciudad de las Sombras del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora