Capítulo 12

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—No puedo creer que André haya intentado escaparse —dijo Simon—. Digo… Matt nunca fue así. El loco solía ser Eric.

Simon, Clary, Jace y Alec caminaban juntos por las calles de Alacante en dirección a la casa de Jace y Clary para ver si Gabe y Sophie se encontraban bien.

—Simon —dijo Clary mirando a Simon fijamente—. ¿En que momento alguno de nosotros ha sido normal?

Simon rio. Era un sonido que no se había acostumbrado a escuchar en si mismo desde hacía ya mucho tiempo.

—Seremos normales el día que yo deje de amar Stars Wars —dijo Simon riendo.

Alec y Jace intercambiaron una mirada.

—Me alegro de que aún después de todos estos años, sigo sin tener idea de lo que hablan —comentó Alec poniendo los ojos en blanco.

—Yo secundo eso —intervino Jace—. Además —continúo, pasando un brazo por la cintura de Clary—, ser normal está sobrevalorado. —Simon sonrió nostálgicamente al recordar esas palabras; que había escuchado de los labios de Maia Roberts en el apartamento que había compartido alguna vez con su Praetor Lupus.

—De eso si sabes tú —susurró Clary en el oído de Jace, luego se volvió hacia Alec—. ¿Cuándo viene Magnus?

—Mañana —respondió Alec sonriendo—. Yo debería estar en Nueva York pero la reunión hizo que decidiera venir antes. No podíamos dejar el Instituto sin alguien responsable.

Jace soltó un bufido.

—¿Magnus responsable? —preguntó divertido—. Sería más fácil que todos nos volviéramos tan nerds como él —dijo señalando a Simon.

—¡Hey!

—No me refiero a Magnus, Jace —dijo Alec rodando los ojos—. Me refiero a Luce.

—¿Luce Bellefleur? —preguntó Clary. Alec asintió—. ¿Sigue viviendo allá?

Alec asintió de nuevo.

—Decidió quedarse como tutora. —Alec dirigió una rápida mirada a Jace—. Desde el Milagro muchos adolescentes han pedido una transferencia a Nueva York. Estamos plagados de adolescentes llenos de hormonas. Es horrible.

—Nosotros nos quejábamos de que no había más adolescentes de nuestra edad en el Cónclave —dijo Jace—. Así que no te quejes.

—Tú no los aguantas, es fácil pedirme que no me queje.

—Chicos… —dijo Simon, quien se había adelantado junto con Clary para entrar en la casa. Alec y Jace levantaron la vista: Simon estaba pálido.

—¿Qué sucede? —preguntó Jace. Fue cuando escuchó la voz de Clary:

—Ese muchacho ya no haya en que problema meterse —dijo ésta saliendo furiosa de la habitación de Gabe; señalo a Jace con un dedo acusador—. Hijo tuyo tenía que ser.

—¿Clary?

—No está —respondió la pelirroja—. Gabe no está.

Jace rodó los ojos y se acercó a su esposa.

—Cariño, cálmate. Tal vez solo salió para tomar aire, llevaba días intentando componer una canción y se le presentó un bloqueo, sabes como se pone cuando eso le pasa…

—No lo creo —dijo Clary y tomó a Jace por la muñeca—. Dudo mucho que siquiera esté en Idris.

Clary jaló a Jace hasta la habitación de Gabe en el piso superior. El lugar parecía el mismo de siempre. Un librero lleno a explotar, el escritorio con el Codex en una esquina. Una taza de café vacía junto a una pila de partituras revueltas. Ropa a los pies del armario y un cuchillo serafín sobre la desarreglada cama. La habitación normal de un chico cazador de sombras de diecisiete años. Aunque efectivamente, Gabe no estaba.

LLS #2 Ciudad de las Sombras del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora