Capítulo 32

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Los copos de nieve se derretían siquiera antes de llegar al suelo. El calor de unos cien cuerpos en movimiento luchando entre sí aumentaba la temperatura del lugar. Cazadores de sombras, hadas y demonios luchaban sin pensar dos veces quien era amigo y quien enemigo. Docenas de Nefilim estaban siendo enviados a través del portal, pero el asombro de con qué se encontraban al cruzar los paralizaba el tiempo suficiente como para que los números de los Cazadores de sombras se redujeran más rápido de los que otros llegaban para reemplazar a los caídos. El Cónsul había hecho lo mejor que había podido para evitar que nadie menor de dieciocho años atravesara el portal, pero unos pocos lograron burlarlo, pues cruzar el portal les ofrecía la oportunidad de una batalla que no olvidarían en toda su vida. Si es que vivían para recordarla.

Ellizabeth Starkweather estaba entre ese grupo que logró pasar. Había estado a punto de cruzar sin ser detectada cuando una de las voces que más amaba en el mundo había pronunciado su nombre en un grito de horror y miedo desesperados.

—¡Cuidado! —gritó una voz detrás de ella. Ellie cortó de un tajo la cabeza del demonio frente a ella y se volvió para acabar con fuera lo que fuera lo que la amenazaba por la espalda. Pero la impresión de lo que vio la dejó paralizada.

Una criatura mecánica.

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Jules no veía realmente lo que hacía. Sólo disparaba a todo aquel que no estuviera vestido de negro. Se sintió como hacía treinta y tres años, en la Guerra Oscura; sintió miedo de nuevo por su familia, sólo que esta vez Tavvy peleaba por su cuenta y se abría camino entre el tumulto de cuerpos con su espada; Ty y Livvy estaban protegiéndose la espalda el uno al otro, justo con lo habían hecho la última vez. El no ver a Dru con esa feroz expresión en su rostro y atravesando con un estilete a todo aquel que se dirigiera a Tavvy fue doloroso para Julian.

Dejó de pensar en eso cuando un rahab se le acercó por el costado y se abalanzó sobre él. Julian lo esquivó con un rápido movimiento, pero parte del veneno amarillento del demonio le cayó en el brazo derecho, quemando la piel alarmantemente. Julian se volvió al demonio y la criatura le mostró la lengua bífida a través de la hilera de dientes de su boca. Jules, quien en toda su vida nunca había visto un rahab tan de cerca, no se percató cuando la cola en forma de látigo se precipitó hacía él con una velocidad impresionante. Los huesos afilados en la cola rozaron el brazo derecho de Julian cuando él empezó a correr en sentido contrario, sólo para volverse sobre su hombro y lanzar con su ballesta una flecha que se clavó con precisión milimétrica en la boca del demonio.

La criatura se retorció de dolor y Julian aprovechó el momento para conjurar su cuchillo serafín y clavarlo en donde debía encontrarse el pecho del demonio. La criatura se lanzó hacia adelante con sus garras y Jules, tropezando con el cuerpo de un Cazador de sombras muerto, cayó al suelo. Rodó en la fría nieve para esquivar al demonio y lanzarle una nueva flecha al rahab mientras desaparecía con un sonido estrangulado.

Se puso en pie de un salto y apuntó su ballesta a un caballero hada que se dirigía hacia él; falló por milímetros y el hada sonrió mientras lanzaba una daga de acero hacia Jules. Él se agachó y al levantar la vista de nuevo vió como el caballero hada caía sobre sus rodillas con una espada ensangrentada entre las costillas y un largo corte en el centro de su cuello pálido.

Cristina Rosales saltó el cuerpo del caballero hada y se dirigió hacia Jules, ayudándolo a ponerse en pie y tendiéndole la espada que llevaba colgada de la espalda. Jules miró a los ojos a Cristina, unos ojos del color del chocolate oscuro; los ojos de una persona que compartía casi el mismo pasado de Julian.

Sólo casi.

—Em no te habría dejado caer. —Fue lo único que dijo ella antes de pasar de largo a Jules y unirse de nuevo a la batalla. Jules no sonrió; pero hizo lo que mismo que Emma habría hecho: siguió luchando.

LLS #2 Ciudad de las Sombras del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora