Capítulo 31

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Luce Bellefleur estaba esperando.

No llevaba ni dos minutos sentada tras el escritorio de roble de Alexander Lightwood, director del Instituto de Nueva York, cuando Auristela Ashbay entró en la biblioteca. La chica, una londinense de padres italianos, tenía los ojos verdes y un bonito cabello negro, que, para sorpresa de Luce, llevaba cortado y en punta.

—¿Ya está todo listo? —preguntó Auristela dejándose caer en el sillón cerca de la ventana.

Luce la miró con el ceño fruncido.

—Alexa no me ha dicho nada todavía, pero si llegó un mensaje desde la Isla de Wrangel.

Auristela miró a la francesa.

—¿Por el cuerpo de la chica Hillstone? —Luce asintió—. Nos deshicimos de el hace horas. ¿El sistema apenas dijo que estaba muerta?

—Hay interferencias con Idris —explicó Luce mirándose las uñas—. Una tormenta de nieve en la Isla, supongo.

—O las Salvaguardas.

Luce miró su reloj y negó.

—No del todo, Christopher apenas debe de estar haciendo el hechizo. Si todo sale como Alexa lo calculó, no debería tardar más de diez minutos. —Ella se puso en pie y fue hasta Auristela, quien se sentó más derecha—. Ve con los demás y diles que hay un reporte en el centro de Manhattan, grande, y que Alexander me autorizó a enviarlos.

—¿A los seis? Nunca se lo creerán.

—Haz lo que te digo y punto, Auristela —gruñó la mayor—. Pronto podrás hacer lo que te de la gana.

—Pronto sigue estando demasiado lejos —murmuró la chica mientras salía de la biblioteca. Pero e detuvo en la puerta y se volvió hacia Luce—. Luce, ¿estás segura de que esto terminará bien?

—Para nosotros si. Para la Clave, no tanto —respondió Luce con una sonrisa. Auristela negó ligeramente con la cabeza.

—Creo que esto no es necesario... —empezó la otra.

—¿Quiénes acusaron a tus padres de traición cuando eras pequeña, Auristela? —preguntó Luce en tono autoritario. Auristela respondió:

—La Clave. Travis Silverheart. Robert Lightwood.

—¿Y entre los que acabas de mencionar, quienes son los verdaderos traidores?

—Robert Lightwood.

—Y Travis, pero el pobre ya está muerto. ¿Quiénes te dejaron en un orfanato en Idris hasta los trece años? —siguió preguntando cruelmente Luce. Ella sabía que cada pregunta penetraba más en el corazón de Auristela como una daga impregnada de veneno, pero era lo necesario para hacer que olvidara sus dudas al plan. Auristela ya ni siquiera miraba a Luce cuando respondió:

—Anthony Ravenheaven. Robert Lightwood.

—¿Quién evitó que te mandaran a Asia, sola?

—Alexa.

—¿Quién te prometió todo lo que desearas si nos ayudabas?

—Alexa —volvió a responder la chica. Y luego cerró la puerta de la biblioteca con un golpe diciendo para si misma—: Lady Lilith.

Auristela apretó fuertemente la llave de aspecto antiguo en su mano. Literalmente, aquella era la llave de su venganza.

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La alarma del Gard fue lo primero que sacó a Anthony de su sueño. El tocar la cama a su lado y no encontrar a su esposa junto a él, lo segundo. Y su padre, quien entró corriendo y con cara de terror al cuarto de su hijo, fue lo que lo terminó de poner en pie.

LLS #2 Ciudad de las Sombras del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora