LLS #2 Ciudad de las Sombras del Pasado.

Capítulo 16

-Esto es como un Instituto -dijo Ellie sorprendida mientras recorría los pasillo de la Mansión Herondale al lado de Gabe. El chico asintió.

-Tal vez no tan grande -dijo él-. Pero si, un poco. Cuando vengo solo me la paso en cinco lugares: la sala de música, la sala de armas, la biblioteca, la sala de entrenamiento y la cocina -dijo enumerando cada lugar con un dedo.

Ellie rio.

-¿Y que te atrae tanto? -preguntó la chica-. Digo... es bonito, si. Pero es un poco solitario. O no sé si es que simplemente estoy acostumbrada al alboroto de la Academia.

-Creo que es por eso que vengo aquí, para estar solo un rato.

Ellie se quedó mirándolo por el rabillo del ojo. Siempre había pensado en Gabe como atractivo, con sus pómulos altos y cabello rubio pálido, los brillantes ojos verdes eran un buen atributo y las pecas regadas en su cara le quitaban un poco la apariencia de chico malo que había tenido cuando ella lo conoció en Londres.

-Vienes aquí para escapar de tus padres -concluyó ella. Gabe se detuvo.

-Creo que si -respondió él después de unos segundos, y levantó la vista hacia Ellie-. Si, tienes razón. Mi padre intentó enmendar conmigo y con Hope todo lo que Valentine le hizo. O por lo menos, yo siempre lo vi de ese modo.

Él comenzó a caminar de nuevo y Ellie lo siguió, casi corriendo, pues las piernas largas del chico le daban ventaja.

-Si lo piensas bien -dijo Ellie mientras pasaban frente a una pintura de lo que Ellie supuso, era Nueva York durante el crepúsculo-, todos fueron engañados por Valentine. Muchos linajes incluso se extinguieron debido a lo que él hizo, o porque simplemente los de esas familias decidieron creerle. Unos pocos tenemos la suerte de seguir.

-De todas formas -dijo Gabe deteniéndose frente a unas puertas dobles de caoba pulida-. El pasado es el pasado; no me gusta hablar mucho de él. -Él sonrió y abrió una de las puertas. Gabe hizo una seña a Ellie para que lo siguiera dentro, ella lo hizo y se quedó pasmada.

Era una sala de entrenamiento más que completa, casi una replica exacta de la sala de entrenamiento del Instituto de Londres mezclada con los ventanales de la sala de entrenamiento del Instituto de Los Ángeles; que Ellie reconocía de cuando James la había llevado para visitar el lugar.

Espadas, dagas y flechas estaban alineadas por orden de tamaño en la pared oeste sobre el dibujo de la runa enkelimás grande que Ellie hubiera visto en su vida. En la sur había toda clase de dianas de distintos tamaños y sacos de boxeo; cerca de la pared oeste, hecha totalmente de lo que Ellie reconoció como vidrio blindado tallado en las esquinas con runas de protección, había largas cuerdas que colgaban del techo atravesadas por una viga de hierro; y a través la ultima, la pared sur, también de vidrio, Ellie pudo contemplar las montañas nevadas de Idris. Ese sector en particular jamás lo había visto, ni siquiera en sus excursiones semanales con James.

Ella sintió como Gabe se acercaba lentamente hacia ella, pero Ellie no se dio la vuelta, la vista del lugar la tenia totalmente asombrada: las altas colinas blanqueadas por la nieve de Idris eran un paisaje hermoso junto con la profundidad del azul oscuro de la madrugada; las estrellas brillaban creando formas y figuras en el cielo. Y ante tal vista, que le recordaba a los cielos estrellados y despejados de su hogar: Gales; Ellie pudo olvidar por un momento todo lo que le preocupaba: que James no hubiera regresado.

Lamentablemente, James era la única familia por la que ella podía preocuparse ahora, no recordaba a sus padres ni a su hermano mayor, quienes habían muerto en Gales cuando ella era pequeña. Su única familia habían sido los habitantes del Instituto de Londres y los pocos amigos que había hecho en Alacante. James, en particular, había sido el primero en acercársele cuando ella llegó a la Academia, se hicieron muy buenos amigos y cuando él le había pedido ser su Parabatai ella aceptó sin pensarlo dos veces.